La Facultad de Humanidades y Artes de la UNR es uno de los ámbitos más preciosos como emblemáticos de la ciudad, y celebró sus 77 años con un acto conmemorativo, la presencia del Coro Polifónico de la UNR, y el hallazgo de un registro fílmico que documenta la creación de la Facultad, el 9 de agosto de 1947. En diálogo con Rosario/12, el Decano de la Facultad, Alejandro Vila, compartió sus ideas e impresiones: “Creo que los aniversarios institucionales son rituales conmemorativos que permiten construir identidad colectiva. Este cumpleaños nos encuentra en una situación compleja y difícil, por eso era fundamental generar este acto para reforzar los vínculos y sostener los proyectos que tenemos como institución”.
-Además de ser un lugar de excelencia, la Facultad de HyA me resulta un ámbito de afecto y disputas.
-La misión principal de la Universidad Pública es la enseñanza y la producción de conocimientos como bienes públicos. Cómo decías, la Facultad de Humanidades y Artes es una institución reconocida nacional e internacionalmente por la formación de calidad y el prestigio de los docentes, investigadores y graduados. Es un orgullo para Rosario. En tanto comunidad, la Facultad se construye por los vínculos del trabajo y el amor. Además, al ser una institución democrática y pluralista siempre es arena de conflicto político e ideológico y las disputas pueden ser diversas y estar guiadas por intereses académicos, disciplinares y gremiales, entre otros. Es así que convivimos todo el tiempo con estas tensiones que forman parte del entramado colectivo y de la cotidianidad y siempre que estén dadas en un marco del respeto por la diversidad, las valoro positivamente. Vivimos con amor lo que hacemos porque compartimos muchas horas de trabajo y sueños hacia el futuro. En ese marco dialogamos y debatimos apasionadamente y también nos peleamos un poco porque es parte de nuestra identidad. Es nuestra matriz: unidad en la diversidad.
-En el acto pudo verse el fragmento de un registro fílmico de la creación de la Facultad, ¿sabían de su existencia?
-No sabíamos de esa película, hasta que hace unos meses me lo comentó la Directora de la Escuela de Historia, la Dra. Laura Luciani, quien había entrado en contacto con Lisandro Cárcamo, descendiente de Isidro Cárcamo. La familia tenía ese material fílmico de valor patrimonial y estaban dispuestos a cederlo a cambio de que lo restauremos y digitalicemos. Tarea a la que estamos abocados ahora. Como te podrás imaginar, la noticia fue una gran sorpresa y alegría; y después, cuando pude ver el fragmento, me embargó mucha emoción.
-¿Qué hitos o episodios significativos quisieras señalar dentro de la historia de la Facultad?
-Son muchos. En primer lugar, la designación en 1954 como primera decana mujer de nuestra país a Erminda Benítez de Lambrucchini y la creación de la primera carrera de Psicología de Argentina. En segundo lugar, destacar la época dorada de nuestra Facultad, que estuvo marcada por la modernización disciplinar, el desarrollo de políticas de investigación, la incorporación de grandes profesores y la participación democrática en el cogobierno de los diferentes claustros y que se dio desde mediados de los años ‘50 hasta el golpe de Onganía en 1966. Proceso interrumpido por la intervención realizada a las Universidades Públicas por esa dictadura. En nuestra Facultad se rechazó esa política con la renuncia masiva de profesores en defensa de la democracia y la autonomía universitaria. Luego, nuestra Facultad fue epicentro de las movilizaciones que dieron origen al Rosariazo. Más cerca en el tiempo, también tuvo un lugar destacado a partir del fuerte vínculo con las organizaciones de derechos humanos y el colectivo feminista y de la diversidad. Por último, quiero señalar la constante presencia y participación de la comunidad de Humanidades y Artes en todas las jornadas de defensa de la Universidad Pública, destacándose por su fuerte protagonismo el movimiento estudiantil, en la calidad de las intervenciones en el campo del arte y la cultura de los artistas formados en nuestra institución y la innovación en campos disciplinares y trayectos curriculares que posiciona a nuestra Facultad en un lugar destacado en el sistema educativo latinoamericano.
-¿Cuáles propuestas están pensando implementar junto al rector, Franco Bartolacci?
-La gestión del Rector Bartolacci se destaca por ser de una fuerte expansión e innovación en amplias áreas de la Universidad Nacional de Rosario. Señalo solo dos: la política de infraestructura y la ampliación de oferta académica en áreas que estaban vacantes. Ahora, trabajamos juntos para avanzar en la tercera etapa del proyecto de puesta en valor del edificio histórico de calle Entre Ríos -que complementa lo ya realizado: la restauración de la fachada, la remodelación del patio y la ampliación áulica del nodo central, entre otras- y la intervención del salón de actos de la Escuela de Música. En cuanto a lo curricular, estamos analizando y debatiendo las reformas de los planes de estudios de las carreras de nuestra Facultad, pensando en una lógica de innovación y articulación de trayectos y saberes. Además, estamos proyectando continuar con la ampliación de la oferta académica de pregrado, grado y posgrado. Como lo anunció el Rector, una gran aspiración es crear la Licenciatura en Artes Escénicas, cuyo inicio estaría pensado para el 2026, y se sumaría a los trayectos de Curaduría y Geografía. En este sentido, quiero mencionar que en los últimos años pusimos en marcha las licenciaturas en diseño de Indumentaria y Textil, de Gestión Cultural y la Orientación en Bioantropología de la carrera de Antropología y las tecnicaturas en interpretación de Acordeón, Bajo y Guitarra Eléctrica. Además de las carreras de posgrados: Especializaciones, Maestrías y Doctorados, hemos incorporados Diplomaturas, Ciclos de Complementación Curricular y ampliado la oferta de idiomas en la Escuela de Lenguas.
-¿Cuáles considerás son los principales desafíos?, ¿es posible pensar en un horizonte ante la situación que se vive?
-Estamos obligados a pensar en un doble registro. Por un lado, defender los logros de la universidad pública que son muchos. Así lo interpretó la sociedad en las calles el 23 de abril, en esa inolvidable e histórica manifestación. Por otro, es urgente reclamar por la recomposición salarial de todos los trabajadores docentes y nodocentes porque no es posible sostener una universidad de calidad sin salarios dignos. Al mismo tiempo, buscamos propiciar la participación de la comunidad en debates y proyectar transformaciones e innovaciones que fortalezcan nuestra institución. Producir cambios que son necesarios. Como trabajadores de la educación y autoridades universitarias, es nuestra tarea incentivar el pensamiento crítico y la movilización con el horizonte de diseñar colectivamente un futuro mejor. Esto es más importante en una situación de crisis presupuestaria y de implementación de políticas neoliberales. No podemos resignarnos, tenemos que construir un futuro donde la educación pública, la ciencia y tecnología sigan siendo instrumentos fundamentales para lograr una sociedad y un país más justo.