El triste número del vocero presidencial por el día del zurdo no pasó desapercibido en La Boca este domingo por la tarde. Fue verdaderamente emotivo el homenaje de la hinchada xeneize a Diego, con un repertorio de cantitos para el Diez en la previa y durante el inicio del clásico. Después vino otro homenaje, de algo así como 45 minutos, pero de los jugadores de Boca y con otro destinatario: el nueve de San Lorenzo, Andrés Vombergar.

Aunque no es ningún niño, el esloveno recibió mil y un regalos de la defensa, aunque abrió uno sólo. Los errores del fondo xeneize se tornaron inverosímiles en un punto del primer tiempo, por lo grosero de los yerros y, sobre todo, por lo rápido que se sucedían.

En este aspecto, lo más preocupante para fue el nivel de Marcos Rojo, quien reaparecía tras ver desde afuera la muy buena actuación de la dupla Medel-Lema ante Cruzeiro por Sudamericana. Si en esta nota hubiera puntajes, el de Rojo no pasaría del uno. Para colmo, una mano suya muy alejada del cuerpo derivó en el penal -vía VAR- del 1-0 de San Lorenzo, convertido por Vombergar, quien de haber estado un poco más inspirado se podría haber llevado la pelota a su casa con todas las oportunidades que tuvo.

Por Boca, de no aparecer casi que mágicamente una chance de gol para Zenón en el quinto o sexto minuto de descuento de la primera parte, lo más peligroso antes de la segunda hubiera sido algún remate de los hinchas que en el entretiempo probaron meterla desde mitad de cancha como parte de un sorteo de alguna empresa patrocinadora.

Zenón-Barrios, uno de los duelos del primer tiempo. Lo ganó el Perrito. (Alejandro Leiva)

El divertimento sirvió, al menos, para que los hinchas gritaran un gol de uno de los espectadores y así dejar atrás el mal sabor que dejó la ida del equipo a los vestuarios, musicalizada por silbidos y pedidos de "huevo".

Por cómo había jugado Boca, las incógnitas a la salida del entretiempo eran si San Lorenzo aumentaba la ventaja y si Diego Martínez hacía los cinco cambios de un saque. Primero se contestó la segunda: el DT hizo tres, entre estas el ingreso de Advíncula, el hombre más amado por los hinchas por estos tiempos y quien, encima, reemplazó a Rojo, un tanto chiflado. La otra incógnita no tardó demasiado en resolverse.

Como dijo Maradona...

Es que Boca fue un infierno y en apenas diez minutos le dio vuelta la historia al Ciclón, haciendo honor -y en sintonía con el contexto- a una frase maradoniana que mejor no reproducir, pero hablaba de un gran primer tiempo rival y la caída de una prenda de vestir en el complemento, tras un Superclásico.

A los 49 apareció Giménez tras una pelota parada y, a los 54, un centro de Saracchi se desvió en el camino y agarró mal parado a Altamirano en el primer palo. El arquero tendrá unos días muy complicados si es que pretende defender su titularidad ante el Pipi Romagnoli, de cara al choque del martes con Atlético Mineiro por la vuelta de Libertadores (venía de equivocarse feo en el gol brasileño del 1-1).

Tras la remontada xeneize, el partido entró al freezer y recién lo sacaron sobre el final, cuando Merentiel se mandó un muy lindo gol y confirmó que sigue en estado de gracia. El Ciclón también tuvo lo suyo con un penal convertido por Leguizamón cuando ya no había tiempo para casi nada, sólo para ver cómo Boca se agrandó antes de su cruce copero ante Cruzeiro, el miércoles en Belo Horizonte.