En tiempos de marketing digital, la vieja usanza todavía sigue demostrando su tenacidad. Al salir de la estación de subte de Dorrego, a pocos pasos se alza una valla publicitara que advierte sobre el lanzamiento del disco en vivo que grabó Tan Biónica en la cancha de River, el pasado 8 de diciembre. Al igual que esta larga despedida de los escenarios, que arrancó en octubre de 2023 en Vélez, el álbum lleva por título “La última noche mágica”. Apareció el 2 de agosto en las plataformas digitales de música: un día después del inicio de la primera tanda de shows del cuarteto en el Movistar Arena. Casi dos semanas más tarde, en la antesala de la segunda parte de la residencia de la banda en el estadio, esa vía pública se mantiene no sólo estoica, sino también vigente. Tanto como el deseo de que el desenlace nunca llegue.

La procrastinación es tal que el viernes se agregó una nueva fecha en el predio de Villa Crespo. Lo que establece un hito en este regreso, que hasta el momento fue visto por 400 mil personas. Luego de que se agotaran las entradas para el 17, 18 y 20 de agosto, ahora están a la venta las del 19 de octubre. Así nadie lamentará no haber estado en la última noche mágica de Tan Biónica. Al igual que en el estreno de esta serie de actuaciones en el Movistar Arena, en la noche del sábado Chano Moreno Charpentier confió en la trascendencia de esta maratón recitalera. “No vamos a poder creer cuando se acaben estas noches”, afirmó Bambi, bajista y hermano del frontman, en una de sus intervenciones. “No se imaginan cómo late el corazón cuando uno está acá arriba”.

A grandes rasgos, la reanudación de este raid no distó de lo ya expuesto en los shows anteriores en el mismo lugar. Si bien el repertorio y la dinámica fueron similares, Tan Biónica se encuentra performáticamente más afinado. Lo que sí no se puede comparar es la emoción que embarga al público en cada presentación. Es un fulgor indescriptible, casi abrasivo. 

En tanto que la puesta es una adaptación circunscripta de lo inicialmente planificado para los estadios al aire libre. Si al principio de estas funciones “Angelical”, cover de Juana La Loca incluida en el disco Vida loca (1997), sirvió para hacer alusión a las influencias seminales de la banda, el guiño fue tomando vida propia. Al punto de que su autor, amén de líder del grupo parido en Temperley, Rodrigo Martín, subió al escenario para cantarlo.

Originalmente, la canción fue incluida en el segmento acústico del show (próximo al tramo final). El propio Chano se encargó de contar que Juana La Loca era uno de los artistas que escuchaban cuando aún se encontraban en la secundaria. Lo que sorprendió no sólo a sus fans, que en su mayoría desconocía esa anécdota (así como a este precursor del llamado Nuevo Rock Argentino), sino al público ajeno a la órbita del cuarteto. Se trató de un justo reconocimiento a un artista esencial, por más que últimamente se dedique a sobrevivir, de parte del percutor más impensado. Ese costado britpop de la banda que completan el guitarrista Seby y el baterista Diega, a partir de ahora cobrará otro tipo de lógica. Y le abre a su desencadenante un posible nuevo espectro.

En esta ocasión, además, el gesto se electrificó, y tuvo a Chano y a Martín juntándose y desplazándose por el escenario principal. Amén de que ocupó un espacio exclusivo, promediando la mitad de las dos horas de recital. Sin embargo, hubo otras insinuaciones hacia las influencias de Tan Biónica. Aunque quizá sin lindar la estrictamente obvio. Como en el siguiente tema, “La manera que eligió para matarme”, en cuyo cierre hubo un flirteo, riff mediante, a “Personal Jesus”, clásico de Depeche Mode. Mientras que en el comienzo de todo sonó, a manera de introducción, “Seven Nation Army”, himno de The White Stripes devenido en cántico de cancha en el fútbol europeo. Y, cerca del remate, mecharon “Mis noches de enero” con la apertura de “Africa”, súper hit de Toto.

En el resto de la lista de canciones, la banda se dedicó a repasar sus cuatro álbumes de estudio. De hecho, empezaron con “El huracán”, de su disco debut Canciones del huracán (2007). A la que le secundó “Vámonos”, donde los diablitos a los que hace mención la letra vieron proyectados en la pantalla de fondo del escenario sus tridentes. Tras hacer “Arruinarse”, Chano alternó la tenencia de la pelota con Bambi, a quien en la víspera de “Música” catalogó como el “número 10 de Tan Biónica”. A continuación, en “Loca” el frontman retomó el control interpretativo, caminó un poco más delante, por el pasillo ubicado en el medio del campo, y se sentó al frente del piano. Pero en “Un poco perdido” se unió de vuelta a sus compañeros, para hacerle el aguante al baterista.

Diega fue protagonista en “Vidas secretas”, en la que ofició de DJ, a raíz del final electrónico de la canción. Antes de que volaran los papelitos y de que dispararan las ráfagas de vapor, el cuarteto tocó el carnavalito “Lunita de Tucumán” y Chano peló unos binoculares (estaban conectados con la pantalla del fondo del escenario) en “El duelo”. Más tarde, Bambi se colgó la guitarra acústica en el murguero “Pastillitas del olvido”, y acto seguido pidió un aplauso para su hermano. Entonces el músico irrumpió en el escenario con unas rosas con las que cantó “Claramente”. Lo que dio pie para su éxito “Beautiful”. Si previamente habían improvisado un mini set eléctrico en el medio de la pasarela, para revisitar algunos temas, en el momento acústico se ubicaron en el final de ésta.

Chano entró con la guitarra acústica para cantar “Poema de los cielos”, y después se sumó el resto de la banda. Diálogo viene, anécdota va, Bambi se sentó en el piano en “Yo te espero”. El pasaje lo completaron “La ensalada” y “Momentos de mi vida”. 

De vuelta en el escenario principal, para el remate del recital desenfundaron “Hola vida”, “Ciudad mágica”, “Obsesionario en La mayor” y “La melodía de Dios”. Un rasgo más que atravesó a todas las fechas que el grupo realizó hasta ahora en el Movistar Arena fue el agradecimiento de Chano y Bambi a su “pibería biónica”, que se triplicó generacionalmente, por el sacrificio que hicieron para comprar los tickets en esta época compleja de la Argentina. El esfuerzo lo vale. Y es que, como versa su tema “Arruinarse, “tiene que haber alguna buena forma de escapar”.