El uso de teléfonos celulares en las aulas de las escuelas primarias y secundarias desencadenó un intenso debate en la Provincia de Buenos Aires. Esta discusión cobró relevancia, especialmente, luego de la presentación de un proyecto de ley por parte del senador provincial de Unión por la Patria  Emmanuel González Santalla, quien propone una regulación más estricta de estos dispositivos en el entorno educativo. Pero el ministro de Educación, Alberto Sileoni, se pronunció al respecto y adoptó una postura distinta: el control docente y no directamente prohibir su uso como ocurre en Capital Federal. Esto generó diferentes visiones sobre el rol de la tecnología en el proceso de aprendizaje educativo que se puede comprender mejor a través de las experiencias de los propios docentes que están sumergidos en el aula.

Docentes de escuelas del conurbano hablaron con Buenos Aires/12 y aportaron diversas posturas fundamentadas desde sus experiencias con los alumnos y cómo ellos responden a la utilización de la tecnología a través de estos dispositivos. Si bien la mayoría coincidió con Sileoni en que se debe permitir el celular en el aula, también sostienen que siempre debe ser consensuado con el maestro/profesor y/o regirse bajo normas de convivencia que no desvirtúen el objetivo de la clase, acercándose un poco más a la idea de Gómez Santalla.

“Estoy de acuerdo con el uso de los celulares dentro del aula. Me parece que es una herramienta de trabajo indispensable hoy por hoy dentro de las escuelas. Creo que el celular es parte de la vida cotidiana de las personas y no podemos ni debemos desasociar el uso del celular dentro de las aulas. No creo que los estudiantes de hoy no presten atención, son chicos que pueden mantener la concentración en varias cuestiones a la vez”, contó Andrés Abstengo, director y profesor de educación física de la escuela 48 de Lomas de Zamora.

Con respecto a una postura prohibitiva del celular, Abstengo dice que en “la provincia de Buenos Aires no se estilan” y que se tiene que pensar en el celular como un insumo indispensable para los docentes porque las escuelas no cuentan con la cantidad de insumos tecnológicos y digitales necesarios, para que cada estudiante cuente con el recurso de buscar información.

“La verdad es que no estoy de acuerdo con la prohibición del uso del celular en las aulas. Los chicos de hoy nacieron inmersos en un mundo digital. Me parece que es como prohibirle a Maradona que utilice la pelota. Es algo natural de los chicos el uso del celular”, aseguró con su metáfora comparativa.

Esta mirada es compartida por Andrea Bizet, quien después de 30 años recientemente abandonó la actividad docente como directora de la Escuela 68 “Guyo Sember”, situada en Lomas De Zamora. “Si se limitara el uso del celular, lo que más me preocuparía son las asimetrías que pudieran presentarse en el espacio aula; dado que los insumos tecnológicos muchas veces no están al alcance de todos y de por sí el Gobierno nacional de Javier Milei discontinuo las políticas educativas que posibilitaban el acceso a las nuevas tecnologías con sentido inclusivo”, dijo.

Dentro de este marco, Bizet afirma que está a favor del celular dentro del aula porque facilita el proceso de aprendizaje y complejiza el proceso de enseñanza porque los docentes deben modificar las estrategias que antes usaban, repensarse y ser críticos de sus prácticas, es decir, asumir el desafío de lo nuevo y usarlo a favor de la construcción del conocimiento.

“La experiencia me lo mostró en 30 años de ejercicio que en la docencia toda propuesta que el docente realice con los acuerdos pedagógicos claros, los estudiantes la reciben positivamente y enriquece su aprendizaje”, expresó y añadió: “El celular en el aula no es el problema, el problema es que algunos tengan celular y otros no”.

“Cuando usamos en clase el teléfono para hacer actividades, siempre el resultado es positivo”, afirma, Lorena Terranova docente varias de Lomas de Zamora. La profesora detalla que hace unos días propuso una actividad en el aula en la cual los alumnos escribieron cartas a sus familias y luego la compararon con la versión de la inteligencia artificial. Así, descubrieron las diferencias y que no se puede depender pura y exclusivamente de la “IA”.

Adriana Conti es docente en la escuela 33 “Malvinas Argentinas” de Almirante Brown y si bien está a favor de la tecnología, plantea otra forma de organización dentro del aula. “El uso de celulares considero que es una medida adecuada siempre y cuando sea con fines pedagógicos dentro de aula y con control del docente. Considero que debería prohibirse, por ejemplo, si no utilizan la información de internet para resolver problemáticas, y si es así es necesario indagar en el alumno el proceso, como llegó al resultado si es que fue utilizado”, destacó y sentenció: “Muchas veces el uso en exceso del celular es como cualquier exceso, un vicio y coarta la atención del alumno. En cuanto a las medidas, se podría exigir a los alumnos que apaguen su celular (el docente también) o tal vez que se puedan dejar los celulares en una caja durante la clase”.

Eleonora González es la directora de la misma primaria que Conti y subraya que el uso del celular puede ser muy beneficioso para sacar fotos en lugar de comprar fotocopias por los problemas económicos que atraviesan las familias, aunque aclara: “Estoy en contra del uso del celular en el aula cuando hay estudiantes que lo usan indiscriminadamente porque se distraen. Creo que, con las pantallas, las familias son quienes tienen que poner los límites para evitar que haya estudiantes que llegan a la escuela sin dormir”.

El director de la Escuela 35 de Lomas de Zamora siguió por la misma línea que González en cuanto al buen uso de la tecnología, pero también se refirió a la responsabilidad que tienen las familias. “Un aspecto muy importante a trabajar es el riesgo que puede generar el uso no controlado de la tecnología en los niños y adolescentes, como el grooming o el ciber hostigamiento entre otros. La comunicación y la construcción de adultos referentes que orienten en el ámbito familiar y escolar es fundamental en este sentido”, advirtió.

El profesor de Almirante Brown, Juan Corso, hizo hincapié en que al debate sobre el uso de celulares del aula le cabe el adjetivo “moderado”, porque la mayoría de los docentes está de acuerdo, pero tienen sus reservas. “Se tiene que dar de una forma acompañada y siempre les digo a los chicos que el celular no los tiene que usar a ellos, sino ellos lo tienen que usar al celular”, explicó.

La postura de la Provincia

Sileoni manifestó una visión que se aleja de la prohibición estricta del uso de celulares en las cerca de 12 mil escuelas que hay en el territorio bonaerense distribuidas entre primarias y secundarias. Reconociendo los desafíos que conlleva el uso de estos dispositivos en el contexto educativo, Sileoni enfatizó que la clave radica en la confianza en los docentes para manejar adecuadamente esta herramienta. Según el ministro, imponer restricciones rígidas podría ser contraproducente y limitar las oportunidades pedagógicas que los celulares pueden ofrecer.

Sileoni recordó que en 2006 la Provincia intentó implementar una normativa similar para regular el uso de celulares en las escuelas, pero dicha medida no resultó eficaz. Hoy, el enfoque es más flexible, permitiendo el uso de dispositivos tecnológicos en las aulas siempre y cuando se utilicen con un propósito pedagógico claro y definido. Además, el ministro subrayó la importancia de la responsabilidad familiar en la regulación del uso de celulares por parte de los estudiantes, especialmente en los primeros años de la primaria.

El proyecto de ley de González Santalla

González Santalla propone un proyecto de ley que busca restringir el uso de celulares en las aulas de las escuelas primarias. Según el senador, el uso inadecuado de la tecnología es uno de los factores que contribuyen a los problemas de aprendizaje en las escuelas, citando datos de las pruebas Aprender, donde se revela que el 46 por ciento de los estudiantes de tercer grado en Argentina no alcanzan los niveles mínimos de lectura.

González Santalla aseguró que su iniciativa no busca prohibir que los estudiantes lleven sus celulares a la escuela, sino regular su uso durante la jornada escolar para garantizar que estos dispositivos se utilicen con fines pedagógicos y no como una fuente de distracción. En apoyo a su proyecto, el senador ha invitado a especialistas a exponer sobre las consecuencias del uso excesivo de pantallas en el desarrollo de los niños.

La visión de un neurólogo

Mauricio Pedersoli, neurólogo infantil y uno de los especialistas consultados por González Santalla en su presentación en la Legislatura bonaerense, fue contundente en su postura: “El estrés prolongado por el uso de pantallas te enferma y te mata”. Pedersoli, quien trabaja en el Hospital de Niños de La Plata, advierte que la exposición constante a las pantallas puede generar problemas en el desarrollo neurológico de los jóvenes, afectando su capacidad para leer, concentrarse, interactuar con sus pares e incluso desarrollar la motricidad fina.

El neurólogo señala que la sobreexposición a las pantallas en los niños pequeños altera el neurodesarrollo, lo que puede manifestarse en dificultades para hablar, para la interacción social y para realizar actividades motrices básicas como agarrar un lápiz o unos cubiertos. Además, la exposición crónica a las pantallas puede afectar el desarrollo de la atención, lo que a su vez puede derivar en trastornos del sueño, problemas de conducta, obesidad, dificultades de aprendizaje y ansiedad.

Pedersoli también resalta que la adicción a las pantallas es una realidad preocupante, y que en países como Noruega se ha eliminado el uso de celulares en las escuelas primarias, lo que ha tenido un impacto positivo en el rendimiento académico y en la interacción social de los estudiantes. Según el especialista, es fundamental establecer límites claros sobre el uso de pantallas, especialmente en el entorno educativo, para proteger el desarrollo cerebral de los niños.