Cada fin de semana Ana y su marido se despertaban a las 4 de la mañana, agarraban la manta, los productos que habían comprado después de haber caminado para conseguir un buen precio y salían rumbo al Parque Centenario. Para esta pareja de jubilados el tiempo verbal es en pasado: este fin de semana el Gobierno porteño desalojó a 2 mil manteros con la excusa de que generaban “desmanes” en la zona y los dejó sin una fuente vital de ingresos.
Ana y su marido empezaron tiempo atrás a mantear. Lo hicieron al principio en Parque Patricios. El motivo era evidente, no tenían manera de llegar a fin de mes. No podrían pagar ya ni siquiera los impuestos y se habían tenido que dar de baja de la prepaga. “Con tantos años de trabajo pensé que a esta altura de mi vida iba a estar mejor, pero no”, se lamentó en una entrevista al móvil de la 750.
En Parque Patricios, con aquella primera experiencia, el tramo final estuvo marcado también por un desalojo “con toda la policía que te puedas imaginar”, según cuenta Ana, “como si fuéramos delincuentes”. “Hicimos petitorios para que nos reciban. Para que cumplan con lo que dijeron, que nos quería ayudar. Que nos dejen trabajar. Por favor”, reclamó.
Al no haber tenido nunca una respuesta, enfocaron su energía en seguir adelante. Esta vez la locación era otra el Parque Centenario. El final fue el mismo: “El sábado violentamente sacaron a un montón de gente que ya estaba acomodada. Lo hacen con excusas y mentiras. Somos todos laburantes que queremos sobrevivir”.
Para Ana, el Gobierno usó la misma metodología en Parque Patricios. Lo hizo acusándolos de hacer “desmanes”, de pelearse entre ellos y discutir. Dijeron que los vecinos, los comerciantes, los querían echar. “En Parque Patricios los comerciantes vivían de nosotros. Porque íbamos y nos cobraban hasta para ir al baño, para calentar un poco de agua. Entonces, ¿de qué forma les hacíamos mal?”, recordó.
Pero aun así, el Gobierno siguió adelante: “El sábado fue tremenda la cantidad de efectivos en el Parque Centenario. ¿Qué quieren que hagamos nosotros? Hasta nos acusan de vagos. Nosotros somos un matrimonio de jubilados que nos levantamos a las 4 de la mañana para ir a poner manta. Llueva, truene, haga frío. Todo para poder pagar nuestros impuestos y poder seguir sobreviviendo, para poder comer”.
“Nos están echando a la basura. No vamos a desaparecer. Ya estamos cada vez más pobres. Yo le pregunto al jefe de Gobierno, ¿qué cree que van a hacer los padres que no pueden mantener a sus hijos? ¿Qué van a hacer? ¿Qué se van a quedar en sus casas sentados? Solo queremos trabajar”, finalizó el durísimo testimonio.
Informe: Emanuel Herrera para la 750.