Este lunes, a través del Boletín Oficial, se conoció la medida del gobierno nacional que elimina los precios máximos para las garrafas del Programa Hogar. La decisión generó un fuerte debate y preocupación, especialmente entre los sectores más vulnerables. La medida, impulsada por la Secretaría de Energía apunta a desregular el mercado del Gas Licuado de Petróleo (GLP), en línea con la política de libre mercado que promueve el gobierno de Javier Milei.

El Programa Hogar, creado en 2015, es una herramienta clave para garantizar el acceso al gas en hogares de bajos recursos, especialmente aquellos sin acceso a la red de gas natural. Hasta ahora, el programa subsidiaba aproximadamente el 80% del costo de las garrafas de 10, 12 y 15 kilogramos, permitiendo a las familias afrontar los fríos inviernos sin que el gas se convirtiera en un lujo inalcanzable. Sin embargo, la reciente resolución 216 publicada en el Boletín Oficial elimina los precios máximos y establece en su lugar un "precio de referencia" para las garrafas.

El impacto de esta medida no es menor. El precio de una garrafa de 10 kg, por ejemplo, está actualmente en $8.500, un aumento del 31,8% en comparación con el primer trimestre del año. Este incremento, lejos de ser un ajuste mínimo, representa una carga significativa para quienes dependen de este recurso básico para la calefacción y la cocción de alimentos.

Más libertades 

Desde el gobierno, la justificación para esta decisión se centra en "dejar de obstruir el ejercicio de las libertades individuales en el ámbito contractual", argumentando que la desregulación fomentará la competencia y, eventualmente, una mejora en la eficiencia económica del sector. Sin embargo, esta postura choca con la realidad de miles de hogares que verán sus presupuestos aún más ajustados.

El temor de muchos es que esta medida, presentada como una forma de "liberar el mercado", termine por aumentar la desigualdad y la brecha social. Sin un control efectivo sobre los precios, las garrafas podrían volverse inalcanzables para las familias de menores ingresos, lo que podría llevar a situaciones de vulnerabilidad extrema, especialmente en regiones del país donde las temperaturas caen drásticamente en invierno.

La eliminación de los precios máximos en las garrafas del Programa Hogar representa un nuevo golpe al bolsillo de los que menos tienen, y se espera que el corto plazo las familias más vulnerables serán las que pagarán el precio de esta desregulación. La cuestión ahora es cómo se enfrentarán las consecuencias de esta medida en un contexto económico ya de por sí complejo.

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