Las organizaciones sociales volvieron a reclamarle este lunes a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que los reciba para dar respuesta a la crisis alimentaria. Manifestaron en la esquina de Juncal y Pellegrini, sobre la vereda del palacete francés donde tiene su despacho. “Desde enero que Capital Humano manda a sus agentes a recorrer nuestros comedores y merenderos. Los censan, toman todos los datos y prometen mandar comida o una tarjeta Alimentar, pero todavía no llegó nada. La ministra tiene que empezar a gestionar. Es una situación desconcertante, está más preocupada por perseguir a las organizaciones que por resolver las cosas”, planteó Silvia Saravia, coordinadora territorial de Libres del Sur. Como parte de la manifestación, las responsables de los comedores y merenderos comunitarios repartieron mate cocido con tortas fritas.

No hay semana en la que no se vea una protesta de este tipo, a pesar del hostigamiento judicial que el gobierno está haciendo sobre los movimientos, que ya tuvieron más de cien allanamientos por denuncias impulsadas desde Capital Humano.

El jueves pasado, también en esta esquina de Juncal y Pellegrini, cocineras de otras organizaciones hicieron una protesta de ollas vacías. La semana previa hubo una jornada nacional de lucha; en Caba la olla popular estuvo instalada en la plaza de Once.

Las dificultades para comer no son el único emergente por el que los movimientos reclaman asistencia. El número de personas en situación de calle ha aumentado como en ninguna otra crisis económica: este invierno, en la Ciudad de Buenos Aires, murieron diez personas sin techo.

Por otra parte, los espacios comunitarios de cuidado de los niños -trabajosamente construidos en las últimas décadas por organizaciones sociales y asociaciones civiles son objeto de la misma desatención por parte del ministerio, que les retacea o directamente les quita todo recurso económico -alimentos, sueldos- a los jardines comunitarios para que puedan seguir funcionando.

“En las organizaciones sociales hay un núcleo de militantes, que se mantiene activo y se sostiene. Son compañeros que dan respuesta a las necesidades como pueden. Pero los que se acercan a pedir son cada vez más, porque hay una recesión que provoca que en los barrios la gente encuentre menos changas. Vinimos a pedirle a la ministra que nos de una audiencia y nos diga qué plan tiene con respecto a la distribución de alimentos”, dijo Daniel Aguirre, del Movimiento Argentina Rebelde (MAR).

Las organizaciones que se movilizaron integran el espacio Territorios en Lucha, que se armó este año con un reagrupamiento. Están allí la Federación Nacional Territorial (de la CTA Autónoma), Libres del Sur, el MAR, el Frente Darío Santillán, la Coordinadora por el Cambio Social (que reúne a seis organizaciones. También son parte de Territorios en Lucha la OLP Resistir y Luchar, MST Teresa Vive y otra decena de organizaciones que en años anteriores eran parte de la Unidad Piquetera. Es que el cambio de gobierno trajo realineaciones internas en los movimientos, diferencias en su lectura política. De todas maneras, de manera general, todos vienen tratando de mantener una unidad en la acción frente a la ofensiva de La Libertad Avanza.

“Hacer movilizaciones callejeras hoy es complejo porque hemos tenido represiones y detenidos, y eso lógicamente genera miedo. Pero aún así, en los barrios hay conciencia de que hoy más que nunca es necesario crear comunidad y seguir luchando para garantizar la vida”, dijo Nicolás Sweig, del Frente Popular Darío Santillán.

Aída Bustamante, cocinera del comedor Carita Feliz, de Berazategui, estaba con la Fenat-CTAA, a la que se acercó recientemente en busca de respaldo. “Nunca sufrimos lo que ahora. En el barrio se ve el hambre, la necesidad, la desnudez de los chicos que andan sin zapatillas. Quisiera que el presidente viniera a los barrios de los que más necesitan para que viera el hambre. Hoy nadie se atreve a caminar donde vivimos; no vienen, y es porque tienen vergüenza”.