El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, hizo un duro editorial contra el Gobierno de Javier Milei por la "enorme hipocresía". Tomando como punto de partida la noticia de que no se está rodando, tal como estaba previsto, la película de la icónica serie Los Simuladores por falta de presupuesto, aseguró que la gestión libertaria sigue los pasos de los cuatro detectives que “inventaron las fake news”.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Los que escuchamos de Diego Peretti nos dimos cuenta que el actor refiere a toda la malaria. Alguien dirá que es más importante el tema de los niños que no comen. Es verdad. Pero seguro que si los chicos estuvieran mejor, también habría apoyo para la cultura.

Porque siempre fue así. Cuando hubo, hubo para la Asignación Universal por Hijo, para los jubilados, para el cine, para el teatro, y eso se lo estafaron a los argentinos en 2015.

Los simuladores son ahora los que fingen que no hay plata, pero de inmediato se descubre que ¡sí hay plata! Para viajes, para la SIDE, para Adorni y familia, y cuanto vividor tuitero saben tener.

Los simuladores del pasado fueron los que inventaron las fake news y derrumbaron a los que construían un país más igualitario, en sus necesidades y en sus posibilidades.

Los simuladores son ahora los que sacan el oro. ¡El oro! Si uno toma plata de arriba de la mesa de luz de su esposa o marido, avisa: "Mira que agarré mil pesos de acá". Pero Caputo, el gran simulador de los pagos de los asesinos de CFK, se lo lleva sin avisar.

Los simuladores son los empresarios que aceptan que Milei les diga que son héroes. Disimulan la vergüenza que les debe provocar que los llamen “héroes”, tan ladrones como son unos cuantos de ellos.

Simuladores son los capangas ricos del campo, los de la vaca atada. Simulan adhesión a Milei, pero el bolsillo no se toca. Y Milei aparenta que los quiere, cuando está furioso. Finge, simulador como es, que va todo bien, que se está rumbo al milagro. A la distopía perfecta de la sociedad.

Simuladores son los que atacan a las mujeres desde los medios más poderosos para aturdir las políticas de género. Viejos misóginos que simulan periodismo y solo componen una mafia parapetados detrás de la libre expresión.

Simuladores, simulacros, disimuladores en la etapa más fascista desde que se había terminado el fascismo.