el vidrio del verosímil se pliega en cuatro ante cada representación de la instancia, vanlon imperial para el cuello de una polera que estrangulará a sus usuarios, prendas de cashmilon desintegrándose en el cuerpo de potenciales maniquíes

descalza y feliz, en el lago calmo del yo recién muerto, la concatenación de hechos pule imperfecciones al amparo de vitrales de cristal negro mientras el futuro, iridiscente, sedimenta sobre la cría de una especie extinta

cada renacer es prueba fáctica de la involución, rubí a disposición del engarce menos armónico; siempre sucede lo mismo, evocar desde la exacerbación produce volátiles pasiones

cueva a la intemperie que modifica los entornos, cactus de la humedad

las bellezas, todas ellas −la aurea, la deforme, la hiperreal, la espuria, la discursiva, la indómita, la apacible, la repugnante, la paralela, la central, la clásica, la moderna−, son entes denigrados por la sociedad cuasi letrada en la que flotamos

¿cómo reaccionaría un impresionista del primer salón de los rechazados en una feria de arte contemporáneo? ¿un indecoroso chorreado rosa sobre el exterior de un edificio noble es el bigote del ahora sobre la mona lisa de ayer?

entre luces concebidas para oscurecer el denostar puede ser considerado como una de las bellas artes

el viento del Paraná limpiará a los lapachos de tantos burdos vericuetos conceptuales

miles de puntos de fuga, huyendo de la presbicia perceptual, atraviesan un aro de fuego que antes fue ojo de aguja que hilvanó la realidad con la ruta de los camellos

mi psiquis, entre flores y llagas, añora sensibilidades tales a las de Yente, Forner, de la Vega, Mijalichen, Serón, Baldemar; mi lengua, temerosa dentro de la caverna de su boca, resbala sobre el musgo que recubre las paredes del museo de la novela de la eterna

pd.

¡oh! ¡qué dolor inmenso sentimos los sensibles cuando vemos que el rosa se aleja tanto de Sandro y de la pantera!

@dr.homs