El futuro para siempre, el tercer disco de La suma de todos los tiempos, es la versión más exótica y alucinada de este cuarteto inspirado en el minimalismo del indie de principios de los 2000. Sin embargo, arrastrado por remolinos de distorsión a puro shoegaze y kraut-rock, el cuarteto de Parque Patricios dice haberse esforzado por escapar de las etiquetas. “El objetivo era que no sonara a ninguna época, que fuese una mezcla de muchas cosas”, dice el cantante Enrique Gil Navarro. “En eso todos estábamos de acuerdo: no queríamos quedar encasillados en una época ni un movimiento ni nada. La intención era trascender las referencias puntuales.”
La suma de todos los tiempos forma parte del aluvión de bandas que se subió al coletazo del efecto Laptra, aunque ahora esté pulsando por encontrar su propio andarivel. “Yo empecé a hacer música escuchando a El Mató; siempre ha sido una referencia, es la gran banda del under”, dice Gil Navarro. Sus canciones son mantras distorsionados sobre bases sólidas –desde 2013 su bajista es Peta D’Agostino, ex Go-Neko!– y líneas breves que aseguran que todo-va-a-estar-bien, dando como resultado una mixtura sombría y a la vez luminosa en este disco producido por Estanislao López, que viene de trabajar en el último de Atrás Hay Truenos.
“Me da la impresión de que hay algo así como un camino, algo a recorrer, de dónde uno viene y hacia dónde va. Obvio que a todos nos gusta llegar a lugares lindos, pero tiene que ver con el movimiento y las cosas que en el día a día son difíciles de disfrutar pero que están súper buenas”, conceptualiza el cantante. “Es más optimista que los dos anteriores, pero aún así tiene una cuota de oscuridad. Como cuando mirás el cielo y está re oscuro pero a la vez hay puntos iluminados.”
En ese contexto, y en oposición al tinte apocalíptico que controló buena porción de la obra de El mató a un policía motorizado, El futuro para siempre parece condensar la idea spinetteana de que mañana –aunque resulte cada vez más difícil figurárselo– finalmente es mejor. “Es un momento complicado, y este disco habla de esos caminos y cómo sortear estas dificultades que hay; y de cómo tratar de no bajar los brazos a pesar de que muchas cosas son una mierda. A estas cosas que a uno lo afectan para mal, convertirlas en algo lo más bello posible. Es una época de mucha frustración, de mucha tristeza, pero hay que buscarle la vuelta”, dice el cantante.
“Aprovechamos para canalizar todo, las cosas que nos gustan y las que nos ponen tristes, y tratar de hacer algo lo más bello posible. Parte de cierta confianza en ciertos procesos que hacen que el mundo sea un poco menos choto todos los días. Hay que confiar en la naturaleza del ser humano: no es que seamos terribles hijos de puta, sino que simplemente a veces nos equivocamos.”
* Viernes 17/11 a las 21 en El Festipulenta 26, Espacio Cultural Mi Casa, Agüero 787, junto a Julen y la Gente Sola, Niños Envueltos, Javi Punga Turbo y El Sur.