¿Recuerdan las discusiones de los últimos años acerca de la muerte del rock? Pues bien, Jack White nunca leyó la necrológica. De hecho, en sus trabajos más recientes parecía buscar nuevos caminos para encontrarle una sobrevida ese género que ama apasionadamente, aunque en las encrucijadas no se haya cruzado al Maligno (a la Robert Johnson) sino a la confusión propia del clima de época. Y entonces, un día de 2023 decidió sencillamente enchufar su guitarra y dejar que saliera su instinto más básico. ¿Cómo explicárselo las generaciones que perciben al rock como "música de abuelos"? Quizás hayan visto en TikTok el recorte de Marty McFly tocando "Johnny B. Goode" ante un auditorio pasmado. Bueno, Jack White entrega algo así de eléctrico, así de vital, así de divertido. Volver al futuro (del rock) nunca fue tan sencillo.

Pero el ex White Stripes no dijo "supongo que ustedes no están preparados para esta música" sino "Estoy en una misión, nena / soy como un misionero" ("Missionary"). Como un Ethan Hunt que decide aceptar todos los retos, y mientras la mayor parte de los rockeros sobrevivientes se ganan el pan tocando canciones de varias décadas atrás, White entregó su mejor disco solista. Fuera de tiempo e imprevistamente, del mismo modo en que lo hizo llegar a sus fans: el 19 de julio, todos los compradores de sus disquerías de Nashville, Detroit y Londres se llevaron una copia blanca en vinilo (sin tapa, etiqueta ni lista de temas) de un álbum apropiadamente llamado No Name (sin nombre). Luego, a través de las redes sociales, el propio cantante instó a los afortunados poseedores a piratearlo y compartirlo, hasta que finalmente lo publicó en los formatos convencionales.

Vaya sorpresa se habrán llevado quienes lo escucharon primero... "Old Scratch Blues" pone en claro de entrada de que White está de regreso en ese blues podrido que lo hizo estrella mundial, aunque con el bagaje de años de trayectoria encima. En lugar de buscar un feat con alguna estrella juvenil que garantice más escuchas, White recurre a su esposa Olivia Jean (bajo y batería), su hija Scarlett (bajo) y viejos conocidos como Dominic Davis (bajo) y Patrick Keeler (batero de Raconteurs). Con su apoyo, la guitarra del ex White Stripes es demoledora, aventurera y tradicional a la vez (como mejor ejemplo, el maravilloso trabajo de slide y el arsenal de pedales en "Underground"). 

No Name está repleto de riffs zeppelinianos y/o garageros tan monumentales como los que White creó en su momento para los Stripes. "Tonight Was a Long Time Ago" suena a unos Raconteurs pasados de rosca, "Number One with a Bullet" tiene el sello de la Detroit protopunk en el orillo, y "Terminal Archenemy Endling", que cierra el disco, es uno de aquellos himnos rockeros que ya nadie compone. En "Archbishop Harold Holmes", White muta su piel por la de un predicador y en "Bless Yourself", mientras la distorsión incendia los parlantes, directamente rapea sobreexcitado "Dios al comando / Dios bajo demanda / Si Dios está demasiado ocupado me bendeciré a mi mismo". Bendiciones, Jack.