“Che, este es un grosso. Hay que hacer algo, ¿qué tal un documental?”, le propuso el realizador audiovisual Javier Hornos a su colega Federico Sotelo. Poco después, al borde de la pandemia, arrancaron a filmar lo que se convirtió en Sr. Jazz, la película de Carlos Inzillo. Buena parte lo hicieron con barbijo y después de tres funciones a sala llena en el Bafici, esperan poder exhibirla el 4 de setiembre en el Centro Cultural San Martín.
Pero ¿quién es ese grosso, señor de gorra con visera, perramus y bastón, tan fanático de Humphrey Bogart que así llamó a su hijo, como devoto de Racing y de sus amigos? Periodista, escritor, clarinetista frustrado y apasionado del género, Inzillo es el artífice de Jazzología, un ciclo de música en vivo que por estos días cumple cuarenta años y que no tiene parangón en Latinoamérica. Acaso tampoco en el resto del mundo. “Es la historia del jazz viviente”, dice Sotelo sobre el protagonista del film.
“Increíble llegar hasta acá. El presupuesto fue siempre bajo pero la entrada, gratuita”, se emociona quien en su juventud iba a escuchar al pianista Pelele, disfrutaba en el Club Jamaica de los sonidos del Gato Barbieri, Baby López Furst, Fats Fernández, el Negro González y Néstor Astarita, y de tantos otros músicos en el Hot Club de Bs.As.y el Círculo Amigos del Jazz. Fue en medio de la efervescencia de la primavera alfonsinista, cuando Inzillo -entonces jefe de prensa del Centro Cultural San Martín- le acercó la idea al entonces director de la institución, Javier Torre. “Quería difundir el jazz, desde el ragtime, los negro spirituals, las canciones de trabajo y los blues hasta las expresiones contemporáneas. Convocar a los establecidos y a los jóvenes valores.”
“La cultura florecía y la respuesta a Jazzología fue tan positiva que la prueba se prolongó hasta la actualidad”. Inauguraron un 4 de septiembre con el cuarteto del violinista chileno Hernán Oliva, cultor del gipsy swing, junto a los guitarristas Chachi Zaragoza y Eduardo Ravera, y al contrabajista Carlos Soubrebost. El público llenó la sala Enrique Muiño y Oliva provocó un feedback emotivo con su repertorio de clásicos. “El martes siguiente proseguimos con el pianista Manuel Fraga y su trío. Y la historia continúa...”
Lo cuenta desde su departamento atiborrado de CDs y DVDs, distinciones, bandejas tocadiscos y láminas del cine noir. Evoca a algunos pioneros que pasaron por Jazzología: Enrique Villegas, René Cóspito, Osvaldo Norton, Enrique Varela, Ken Hamilton, Tony Salvador, Lona Warren. Y menciona a intérpretes de camadas posteriores, como Javier Malosetti, Tomás Fraga, Andrés Pellican, Diego Urcola, Juan Caino y Juan Klapenbach.
Hijo de don Andy, coleccionista y jugador empedernido de dados (hábito que heredó), Inzillo se formó entre discos de pasta, cuando los jóvenes asistían a la típica y la jazz, los bailes más populares de los '50, algunos organizados por su padre.
En el film, las voces son corales. Hablan sobre él sus más íntimos afectos: su esposa Elena, su hijo Humphrey, Fraga, Adrián Iaies, Sergio Pujol. Hay imágenes de archivo donde se lo ve junto a René Cóspito, Louis Amstrong, Donna Caroll, Dizzie Gillespie y muchos jazzistas más. Inzillo conoció a Satchmo y a Gillespie en Buenos Aires, y presentó a su amigo Fraga en el Colón para el toque del clásico Rosa Madreselva. Tuvo una disquería en una galería de la calle Libertad, se fundió porque se la pasaba prestando los discos.
La lista de jazzeros que conoció Inzillo es interminable. “Te nombro sólo a algunos: Jim Hall, Herbie Hancock, Ron Carter, Michel Petrucciani, Joe Zawinul, Lalo Schifrin, Egle Martin, Art Blakey, Horace Silver, Branford Marsalis, Vince Giordano, Baden Powell, Conrad Herwig...”.
En la película, los recuerdos aparecen a gran velocidad y él se detiene para saborearlos mientras Lulu, su nieta, le trae algo rico a la mesa. “Tuve la oportunidad de conocer a muchos pesos pesados. En aquel primer año del ciclo, a un grande del bop, el guitarrista norteamericano Chuck Wayne, pionero del banjo, que tocó con Charlie Parker. También a Erling Kroner, un brillante trombonista y compositor danés, que concretó el sueño de su vida en Jazzología. Era un fan de Jorge Luis Borges y nuestro gran escritor lo fue a escuchar, en primera fila junto a María Kodama. Tras el concierto, Erling, de la alegría, lloraba a mares. En los '90, vino a dar una master class al ciclo la formidable vocalista estadounidense Betty Carter, una de las más creativas de la historia. Compartió escenario con Marta Bellomo, Leda Valladares y María Volonté”.
-¿El ciclo pasó por momentos difíciles?
-En 1984, la atmósfera democrática corría peligro. Un martes entró un llamado amenazando con la colocación de una bomba. La inspección policial no encontró nada. Teníamos reunión y la duda sobre hacerla. Consultamos con Mariano Tito, vibrafonista y pianista muy talentoso que tenía una big band. "¡Tocamos!", dijo. El público entró y disfrutó de una sesión vibrante. Hubo un par de veces que nos quisieron levantar y no precisamente por razones económicas.
-¿Una anécdota que recuerdes con ternura?
-Actuaba Rubén Carámbula (tío de Berugo), pionero del jazz en Uruguay. Había vivido en Estados Unidos, y había tenido en Montevideo una escuela de jazz y ritmos afro. Entre sus alumnos se encontraba el clarinetista y saxofonista oriental Alberto Alonso. Hacía 20 años que no se veían y fue a verlo para darle una sorpresa. Alonso se escondió entre bambalinas y apareció acompañando al maestro detrás del cortinado. '¿Dónde estás Alberto Alonso? Sos único',lo adivinó Carámbula. El abrazo fue interminable”.
Para anotar en la agenda
Para celebrar los 40 años en septiembre se programaron tres martes: el 3 irá "Ray Charles & Betty Carter", un tributo a dos grandes con Jorge Cutello y Guadalupe Raventos; el 10, la Big Band de la Escuela de Música Popular de Avellaneda, en un programa de clásicos del swing, bajo la dirección de Juan Cruz de Urquiza; y el 17, Manuel Fraga en piano solo, con un repertorio ecléctico. Además, se sumarán a la celebración el martes 22 de octubre, la pianista japonesa Tomoko Ohno, destacada internacionalmente, en dúo con Ricardo Lew en guitarra. También están en carpetaDelfina Oliver, Helena Cullen y la Creole Jazz Band, y un homenaje a Juan Klapenbach.