El cura Grassi busca adelantar su liberación y reducir el tiempo de los quince años de condena a prisión que le corresponden por dos hechos de abuso sexual de la infancia ocurridos en 1996. Para el jueves 22 de agosto está prevista la audiencia que determinará la condición del sacerdote respecto de su pedido, lo que despertó la preocupación del abogado de las víctimas.

Según lo que establece la condena, la salida del cura debería darse en mayo de 2028. Sin embargo, Grassi hizo una solicitud a las autoridades con el fin de que se revise su posible "liberación anticipada", veredicto del que se tendrá conocimeinto este jueves a las 11 en el Tribunal en lo Criminal N°1 de Morón.

Si bien el abogado de las víctimas, Juan Pablo Gallego, se mostró preocupado, también aseguró tener a su disposición todos los elementos necesarios para evitar que se le otorgue el beneficio de la libertad. "En primer lugar, porque el propio Código Penal establece que no es un beneficio que puedan pedir los delincuentes sexuales", explicó el letrado. 

Asimismo, contó que "el acusado hizo ese pedido por escrito y el tribunal de alguna manera abrió el incidente a prueba", además de que "se le pidió una pericia psicológica a la cual él se opuso". Pero, no obstante eso, Gallego resaltó que "hubo mucho cabildeo con el informe carcelario" del clérigo.

Para el defensor, Grassi es un "poderoso" que siempre busca la forma y "aprovecha" algún momento de "distracción" para beneficiarse. Estas declaraciones hacen eco del hecho de que, dentro de la cárcel, el acusado realizó sus estudios en Derecho y se recibió, de modo tal que, en esta audiencia clave, se representará a sí mismo, algo que no habría ocurrido en otras causas.

Más allá del panorama, Gallego manifestó cierto optimismo en lo que respecta a la audiencia: "Es muy importante que esto se haga a la luz del día, que no quede como algo clandestino".

Sobre el caso

En junio de 2009, el TOC N°1 de Morón sentenció al padre Grassi a 15 años de prisión por los delitos de abuso sexual agravado por ejercer el rol de sacerdote, estar encargado de la educación y la guarda del menor en víctima.

En el juicio se comprobó que el cura había atacado a dos menores durante 1996 en la Fundación Felices los Niños, que él mismo había fundado tres años antes. En 2017, la Corte Suprema dejó firme la condena. Desde allí, Grassi quedó alojado en el pabellón N° 6 de la Unidad Penitenciaria N° 41, un sector donde están los presos con buena conducta.