El gobierno --encerrado en su propia interna-- perdió una batalla clave. Se quedó sin el manejo de un área especialmente sensible: la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia (CBI). El organismo que tendrá que monitorear la nueva-vieja Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y cómo se usan los fondos reservados quedó en manos del senador radical Martí