Fama y Guita, el nuevo dúo que mezcla el punk, la tarantela, la cumbia, el ska y la zumba, demuestra que todavía vale la pena vomitarle unas puteadas al sistema, aunque sea desde el humor y la ironía. Se podría decir que son una banda, un dúo, una fiesta para unes poques, o tal vez unes cómplices de un chiste que no se canta, más bien se grita. Conformado en el 2022, Fama y Guita es un proyecto de Mariposa Trash, alias Mari, y Ricardo Ache, alias Rick, y que cuenta con la producción musical de Javier Visñovezky. Pogo, premios, regalos, latigazos y "desnudismo" en el escenario son alguna de las cosas que propone un dúo que reivindica el mamarracho y se opone a lo aesthetic.

Mari es una escritora, performer y activista venezolana que con tan solo 23 años entendió que lo suyo eran las emociones fuertes, expresadas a partir del arte y la poesía. Llegada a Argentina hace 8 años, la banda sirvió como una oportunidad para conocerse más a sí misma.

“Fama y Guita fue todo un proceso. Fue el momento de mi pretransición, ahora soy una trava toda diosa hormonada y con el DNI cambiado, pero en ese entonces todavía era un pibe, ponele. Fue para mí importante por ese lado. Fama y Guita en vínculo con la transición de género y de un proyecto de vida, ya van 5 años desde que arrancamos. Terminé la secundaria acá en Argentina y era la persona más zurda y montonera, en ese momento zurdo y montonero porque era un periodo pretransición. Después hice un año de Artes Visuales y me emboló. Todo bien con las artes visuales, pero yo veía cómo toda la gente en la universidad estaba en un plan de 'voy a mi taller, pinto mi obra, la busco', no había nada verdaderamente en común. La verdad es que vos ponés una obra y no sabés qué le pasa al otro, más allá del comentario condescendiente del tipo 'me encanta'. Entonces me pasé a Artes de la Escritura en la UNA, hice un cuatrimestre, arrancó la cuarentena, y luego empecé a laburar de albañil y dejé”, menciona Mari en diálogo con SOY.

Ricardo Ache es un artista oriundo de Caballito con una extensa trayectoria en el campo de la música, la poesía y la militancia peronista. Durante los años 80 formó parte de los grupos Erreachete e Hiperimpulso, entre una larga lista de proyectos underground. Tiene 72 años y tienen la mirada de quienes vieron tanto que no les alcanzaría una vida para contarlo todo

Nieto de un socialista oldschool e hijo de un odontólogo peronista, estuvo presente en la masacre de Ezeiza, compone canciones desde los 12 años, tuvo una banda bajo la influencia de los Beatles, se fue a vivir a España a probar suerte cantando en bares con un novio. Muchas cosas para un cuerpo que en la actualidad se exhibe desnudo y jovial frente a un público joven y hambriento de su presencia. 

“Empecé a componer a los 12 años. Quería componer, pero no sabía tocar. Tenía una amiga que tocaba la guitarra, pero en ese momento estaba de moda el folklore y yo quería ser como un tipo del Country. Quise ser urbanista y cuando me di cuenta de que había arquitectura y matemática por todos lados, con la cual tuve problemas todo el secundario, abandoné. Igual sigo a un youtuber, Urbanópolis que es alucinante”, comenta Rick.

En un ph ubicado en el barrio de Palermo, Fama y Guita tiene un bunker donde componen canciones, gestionan sus recitales/fiestas y piensan la manera en la que el proyecto puede crecer, sin perder ese costado contracultural y donde se pueda dar un mensaje político sin ser solemnes o maestros que vienen a dar cátedra de algo.

¿Fama y Guita es una banda, es un dúo, es un espectáculo o es una fiesta?

Mari: A mí me gusta definirlo como una fiesta contracultural. No es la fiesta careta o gay careta, sino que es una experiencia contracultural en la que pasan cosas. Para mí lo político en Fama y Guita son dos cosas. Por un lado, está lo más obvio: bajamos línea y tenemos una canción que se llama “Yankees de Mierda” y hablamos de política, porque parte de nuestras obsesiones son esas, hablar de política desde la diversión. No caemos con un discurso solemne. El foco está puesto en hacer humor político. Somos punk a lo revista Barcelona, a lo Capusotto Core. Pero aparte, otra cosa que también es política, es que ahora está todo el mundo re bajoneado y ves que tu entorno está con ganas de pegarse un tiro, encerrarse en su casa y no salir más a ningún lado. También es muy difícil ir a un lugar y conocer gente. Vos vas a un recital y están todos en la suya, sus grupitos de amigos, no hay momentos de unión. Lo más cercano que puedes estar de alguien es en el pogo cagándose a trompadas". Fama y Guita busca poco recuperar eso.

Existe algo interesante en el hecho de que ustedes dos, con sus diferencias de edad, elijan trabajar juntos.

Mari: No es que nos juntamos tipo en plan, “yo estaba pensando en buscar a un viejo para poder hacer algo que tenga un sentido político”. No sé, yo siento mucha más sintonía a nivel político y artístico con Ricardo que con la gente de mi generación. Pienso que la gente de mi edad está adormecida y en cualquiera. Las bandas que hay, las movidas de mi generación parecieran no tener nada contracultural.

Rick: Y además queremos entrar en el libro Guinness y los récords, a ver si somos el dúo con más diferencia de edad.

Mari: Hay medio siglo de diferencia entre Rick y yo. 73 y 23 años. Yo creo que en el entorno de la movida de las bandas de esta post pandemia, si se llevan 5 años de diferencia alguno, ya es un montón.

Rick: Además no hay ninguna banda tampoco con dos cabezas y un cheto. También las clases sociales han marcado.

Mari: Bueno, acá somos un viejo puto militante de la JP de los 70 y una trava zurda veneca, migrante. O sea, si es por eso cumplimos todos los cupos.

¿Cómo es el momento en el que componen una canción?

Rick: Te pongo un ejemplo, compartimos fecha con un pibe que se llama Chevrolet, que argentinizó el hard bass, que es un estilo ruso “pum pum pum” y que se baila con dos botellas de alcohol.

Mari: Es re popular, es la cumbia villera de los rusos.

R: Tiene un sonido techno, pero muy particular y sobretodo hay un bombo que revienta. Y Mari dice “quiero una canción que tenga el bombo del hard bass”. Yo tenía un proyecto de libro autobiográfico que se llamaba “Yoga y droga”, que son dos cosas que me acompañaron toda mi vida. Entonces hablando del hard bass, empezamos con la marcha de San Lorenzo: “yoga y droga, yoga y droga, yoga y droga, yoga y droga”. bueno y salió eso. Después lo llamé a Chevrolet y me mandó una base de hard bass.

Entonces empecé a armar todo para que el productor se ocupará de los detalles y así componer la canción. Empecé a escuchar la marcha de San Lorenzo y es alucinante la construcción. Y encuentro una parte de la marcha “cuando viene avanza el enemigo” y ahí digo, “vos sos mi diosa, sos tan hermosa, mueve tu karma, la fiesta se arma”. O sea, empezamos a armar una canción que empezamos diciendo “viva la santa federación, mueran los salvajes unitarios, viva San Martín, viva Rosas, esto es yoga y droga”, o sea, y a la vez yo hago el pasito cabral, con la bayoneta. Mezclamos en ese momento varias cosas, a la vez el hard bass, el federalismo que perdió lamentablemente los unitarios ganaron.

Mari: Eso es algo que tiene Fama y Guita, se nos metió esta etiqueta “queer punk” que está interesante igual, pero es queer punk y criollo. Buscamos escribir letras que sean de acá, porque algo que también pasa con la movida de las bandas y con cierto palo cipayo de la música argentina, es que buscan que las canciones suenen a música universal. En plan, esta canción, vos la escuchás, sacándole un poquito de acento, y a veces ni siquiera la cantan con acento porteño, podría haber surgido en Australia, en Santiago de Chile, en Rumania, y sería exactamente igual. Bueno, no, en Fama y Guita, la idea es que las letras hablen de cosas de acá.

Se divierten básicamente.

Mari: Nos divertimos mucho. Es todo eso pero tampoco es espontáneo. Lo que tiene Fama y Guita es que ante todos nos divertimos, o sea si no te divertís para qué estás haciendo esto, ante todos nos divertimos y nos gusta lo que hacemos también. Pero no es tampoco es desorganizado: a mí me encanta Lou Reed, ahora yo no voy a traer para Fama y Guita un tema tipo Coney Island baby, por más que me encanta. A Ricardo le gusta el blues, habría que buscar una vuelta de rosca al blues para que funcione. Ante todo Fama y Guita es un espectáculo para bailar. Ninguna canción tiene que ser no bailable.

¿Cómo se conocieron?

Mari: Yo fui a un Slam de poesía y estaba Ricardo recitando un poema de “los millonarios, son todos unos hijos de remil putas” y haciendo palmas y leyendo no desde el escenario, sino desde las sillas, estaba vestido con el uniforme de Pedidos Ya. Lo vi a Ricardo y dije “es por acá”. Lo invité a leer en un evento que organizaba con mi pareja en ese momento, vino y cantó. Me acuerdo que se cortó el sonido, pero igual cantó a capella y la gente se re copó. Después, Rick necesitaba una suplencia para una perfo que iba a hacer en el slam y me invitó a mí. Finalmente, una vez nos juntamos por las Barrancas de Belgrano y yo le conté cosas de mi vida y Ricardo de la suya y terminamos abrazados y cantando.

 

R: Ese fue el día de la fundación de Fama y Guita, porque a raíz del evento que organizó Mari, quedó en pagarme después el dinero. Y nos encontramos un domingo a la tarde en el arco del barrio chino. A mí me dio por tomar la línea 55 desde acá, que es una pesadilla, y vinieron cinco juntos, llegué tarde media hora más tarde, y cuando llego al barrio chino el domingo había un montón de gente y digo: ¿dónde está? Y de pronto aparece entre la gente, y había unos Jare Krishna cantando. Nos abrazamos y empezamos a cantar “Jare Krishna, Jare Krishna”. Ahí tuve la sensación de que estaba pasando algo. No es que encontré algo que estaba buscando. Las cosas no se encuentran cuando uno dice: “me voy a poner a buscar esas cosas”, o eso que dice el romanticismo: “voy a salir a buscar el amor y que aparezca de pronto”. Por suerte, nunca funciona así.