El panorama en los comedores sociales es peor que en el 2001. Así lo describen quienes paran la olla. Cada día, desde las 10 de la mañana, familias enteras hacen fila a la espera de una ración de comida.
Mientras tanto, el Gobierno de Javier Milei sigue sin repartir los alimentos y la demanda de asistencia es cada vez mayor. Silvia Riffel es encargada del comedor comunitario Primero Los Chicos de Plátanos, de la localidad bonaerense de Berazategui, que hoy subsiste gracias a las donaciones de los vecinos, que colaboran con alguna fruta y verdura; a la asistencia de la Provincia de Buenos Aires y de un programa de las Naciones Unidas. Todos los días Silvia tiene que decirle a decenas de personas que la comida se acabó, que no hay más.
Así lo contó Riffel en la 750: “Tenemos que hacer malabares, ya que la situación es crítica. Llegó gente que tiene su trabajo en blanco, pero el dinero no le alcanza y busca apalear un poco la necesidad que se está viviendo. Estamos entregando arriba de 300 raciones. Son familias completas que vienen, de 10 integrantes. Muchas de siete. Lo mínimo que vienen son cuatro personas”, relató.
Las escenas se repiten: padres que preguntan si se pueden llevar una ración extra, para que, al menos por una noche, no sean sus hijos los que incrementan las estadísticas de hambre de Unicef que señalan que en la era Milei un millón de chicos y chicas se van a dormir con las panzas vacías.
“Muchas veces te llegan personas y tenés que decirles que ya no tenés más. No les podés dar nada porque a veces nos supera. A veces tratamos de reforzar una merienda para que al menos los chicos se lleven una torta frita, un vaso de leche. Esto nos está superando a todos”, lamentó.
La palabra “crítica” sobrevuela el relato de Riffel en un montón de acepciones. Por ejemplo, la social: “Creo que estamos viviendo una situación peor que en el 2001. Mucha gente salió nuevamente a cartonear. Se ve más gente en situación de calle. Ahora es tratar de reforzar un plato de comida con una leche. No podemos más. Hay necesidad de fruta, de yogur, y eso ya es un lujo para nosotros”, señaló.
Consultada por los alimentos que el Gobierno nacional retiene en galpones, Riffel sostuvo: “Yo le diría a Pettovello que salga a caminar por los barrios, que vea los comedores. Porque ellos están bien, se aumentaron su dieta. Pero lo que estamos padeciendo es una cachetada al pueblo. Que salgan ellos”.
“Ellos tendrían que hacer honor a la gente que los votó. Porque no pasaron necesidad nunca. ¿No se le parte el corazón (a Pettovello) sabiendo que tanta comida se está pudriendo y tantos chicos muriendo de hambre? ¿Para qué la tienen? Ellos están para gobernar para el pueblo. Nosotros somos el pueblo”, concluyó.