La actividad económica volvió a caer en junio, 3,9 por ciento interanual y 0,3 por ciento contra mayo de este año, según informó Indec. Pese a que el Gobierno había festejado la variación positiva del mes pasado –motorizada básicamente por el sector agropecuario en su comparación con la sequía de 2023-, en junio la tendencia se revirtió para el indicador general. A su vez, el Indec corrigió los cálculos del mes anterior: la expansión no fue del 2,3 por ciento sino de 1,9 y la variación mensual pasó de 1,3 a 0,7 por ciento.

Sólo dos sectores de la actividad económica son destacados en los informes de Indec por su aporte favorable al crecimiento en lo que va del año: el agro y la minería. Una reprimarización sorprendente en un contexto de contracción de la economía, ya que nueve de los 16 sectores en que se clasifican las actividades productivas presentan caídas en términos interanuales y entre ellos están los más importantes: la industria, la construcción y el comercio, que explican la recesión general.

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) presenta una caída del 3 por ciento en el acumulado de los primeros seis meses de gobierno de Javier Milei., con respecto al mismo período del año anterior. En el primer trimestre la retracción fue del 3,4 por ciento y en el segundo del 2,9 por ciento, según los datos de Indec. La caída no se agudizó por el impacto del agro.

No obstante, las últimas estimaciones privadas de organismos internacionales apuntan a una profundización de la recesión para lo que queda del año. El PBI se contraería 3,6 por ciento en 2024 en el caso de las proyecciones de la Cepal.

En junio la actividad económica se contrajo 3,9 por ciento interanual y 0,3 por ciento respecto al mes anterior. Entre los nueve sectores de la actividad que registraron caídas, Indec destaca: a la construcción con un deterioro de 23,6 por ciento interanual, a la industria manufacturera que cayó 20,4 por ciento contra junio de 2023 y al comercio mayorista, minorista y reparaciones que se contrajo un 18,6 por ciento. Son los rubros de mayor incidencia en el índice general y, por sí solos, su caída le resta 6,8 puntos porcentuales a la variación interanual del EMAE.

En orden a su incidencia, otros sectores en caída fueron: la intermediación financiera que perdió 10,5 por ciento interanual, las actividades empresariales e inmobiliarias 1,4 por ciento abajo de junio de 2023; otras actividades de servicios comunitarios y personales, 4,6 por ciento; hoteles y restaurantes 7,1 por ciento; electricidad gas y agua 3,4 por ciento y la administración pública, que bajó un 0,9 por ciento.

Tal como vienen señalando los especialistas hace meses, una caída semejante en la actividad sólo es comparable con el daño que produjo la pandemia: de un año a otro provocó la reversión total del ciclo económico. Por ahora, sigue sin avizorarse "el rebote" que le ponga fin a la crisis.

Si la actividad dejase de caer y se estancara en un bajo crecimiento, habría una “recuperación” con forma de L. Si por el contrario lograse salir de ese pozo, habría un dinamismo con forma de U. Ya nadie espera una recuperación en V corta. Algunos especialistas hablan de una trayectoria tipo “pipa” o de raíz cuadrada invertida para dar cuenta de un piso en la contracción económica y un retomar el crecimiento pero a un ritmo mucho más bajo que el pre-crisis. Hasta el momento, sin embargo, el EMAE solo dibuja una trayectoria en caída libre.

En junio los dos sectores de la actividad cuya incidencia Indec destaca para el crecimiento general fueron: agricultura, ganadería, caza y silvicultura con un incremento del 82,4 por ciento interanual –una cifra vinculada a la sequía que aniquiló la cosecha en igual período del año anterior- y la explotación de minas y canteras que trepó 4,6 por ciento, impulsada principalmente por la explotación de litio.

Completaron este listado de los seis sectores con variaciones interanuales positivas: la pesca que aumentó 34,8 por ciento interanual; el transporte y las comunicaciones, en alza apenas un 0,5 por ciento; la enseñanza 0,8 por ciento, y los servicios sociales y de salud con 0,1 por ciento. Fueron subas magras, apenas estadísticas, excepto en el caso de la pesca. Actividades que, además, operan con pocos eslabonamientos con el resto de la economía doméstica.