Luego de que se conocieran los fundamentos de la sentencia que condena al tres veces gobernador de Tucumán José Alperovich por reiterados abusos sexuales, la familia del acusado apuntó contra la víctima.

En un intento más por defender a Alperovich, su esposa Beatriz Rojkes publicó un video dirigido al juez buscando instalar la idea de que fue “obligado” a dictar la sentencia que condenó a 16 años de prisión al ex senador por 9 hechos de abuso sexual. También publicaron un comunicado bombardeando las redes sociales con argumentos falsos y desacreditando nuevamente a la víctima.

Los fundamentos que fueron publicados el viernes pasado suman más de 380 páginas. Allí, el juez echa por tierra la hipótesis de la defensa sobre la supuesta conspiración política, y fundamenta su fallo a través de la valoración de la prueba aportada. Ya hubo un proceso de instrucción y elevación a juicio donde intervinieron otros funcionarios judiciales que consideraron que existían elementos suficientes para llegar a juicio y a una sentencia.

Si bien la declaración de la víctima es la prueba más importante, tal como lo marcan los estándares internacionales en la materia, el juez argumentó que “el cuadro probatorio es sumamente sólido y contundente, porque esos indicios se basan en hechos comprobados y, como dije, son graves, precisos y concordantes”.

Lo cierto es que, durante estos cinco años, su defensa no pudo esgrimir de qué se trataba la operación política en su contra, cambió la versión y los protagonistas de ese plan en varias oportunidades y no logró constituir pruebas suficientes para llevar adelante una causa en ese sentido.

Las mujeres no somos instrumentalizadas por agentes externos para perjudicar la vida de nadie. No mentimos cuando denunciamos la violencia sexual. No atravesamos tortuosos y re victimizantes procesos judiciales para “hundir” la carrera política de nadie. El hecho que nos animemos a denunciar tiene que ver con décadas de luchas del movimiento de mujeres, feminista y de la diversidad para visibilizar y enfrentar la violencia en sus múltiples expresiones, la responsabilidad del Estado y la impunidad sobre todo cuando se trata de poderosos. Por eso: ya no nos callamos más!

Al contrario de lo que afirma la familia del acusado, esta condena es un logro del movimiento de mujeres y diversidades que acompañó en estos largos cinco años en la búsqueda de justicia a la víctima. Siempre hemos luchado contra la impunidad de los poderosos. A ellos les decimos: no en nuestro nombre.

*Colectivo compuesto por más de 30 organizaciones.