En la Argentina, una de cada tres mujeres sufrió violencia en redes sociales y el 59% recibió mensajes sexuales y misóginos, según una investigación de Amnistía Internacional. El 70% de aquéllas que sufrieron abuso o acoso online hicieron cambios en la forma en que usan las plataformas y el 36% dejaron de publicar o compartir contenidos que expresaban su posición sobre ciertos temas.

En América Latina y el Caribe, los informes de ONU Mujeres y la Alianza Regional por la Libre Expresión e Información, revelan que el 80% de las mujeres con  voz pública limitó su participación en redes sociales, el 40% se autocensuró, una de cada 3 cambió de puesto laboral y una de cada 4 fue despedida o no le renovaron el contrato.

Estos ataques, "además de limitar la libertad de expresión, disciplinar y silenciar el debate público, impactan en la salud y seguridad de las personas afectadas" precisan desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina (UNFPA), que junto con ONU Mujeres, Amnistía Internacional y el apoyo de la Embajada de Canadá encabezaron la actividad "Hackeá la violencia digital", donde se debatieron las modalidades de violencia en entornos digitales, el acceso a la Justicia frente a la violencia digital basada en género, las estrategias para prevenir y abordar la violencia digital hacia adolescentes y jóvenes, y la violencia digital y libertad de expresión.

 "La violencia digital no es un problema aislado, tiene un impacto y consecuencias devastadoras en la vida de las personas, porque limita sus oportunidades y vulnera sus derechos", advirtió Mariana Isasi, Jefa de Oficina de UNFPA Argentina, mientras que Magdalena Furtado, de ONU Mujeres, sostuvo que la violencia digital también es violencia basada en género y planteó el desafío de crear estrategias. “Es la misma violencia que ocurre en otros espacios, pero ahora pasamos más tiempo en los espacios digitales. Esta violencia tiene características peculiares: la inmediatez, el anonimato, la réplica exponencial o la falta de regulación. Por ello, las empresas que regulan las redes sociales tienen un rol fundamental. Tenemos que reflexionar qué recomendaciones queremos construir." 

Casi por decantación, los amedrentamientos repercuten en la falta de pluralidad de voces, concluyó Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina. "La violencia y el abuso que viven muchas mujeres en las redes sociales hacen que se autocensuren, limiten sus interacciones y, en algunos casos, abandonen la red por completo. Resulta indispensable que el Estado adopte medidas para atender la violencia de género en el entorno digital, ya que no es un problema social que se autorregula solo. Es necesaria la producción de datos para el diseño de políticas públicas eficaces y que se adopten medidas para resguardar la libertad de expresión."