Cómo en tantas cosas, conviene empezar con Evita y su famosa etiqueta de "mis cabecitas negras". Es importante, porque es la primera vez que un líder político argentino de primera línea hace un comentario de base racial, toma un insulto y lo da vuelta, pone sobre la mesa un tabú. Ahí va el crisol de razas, el país que no ve colores. Evita no dice "criollos" ni "gauchos" ni "paisanos" porque ella e