En una ciudad del sur santafesino hubo (no ha llegado a nuestro conocimiento si subsiste) un club denominado “Cuatro Copas”, cuyo nombre no se debía a que había ganado esa cantidad de trofeos en las justas deportivas, si no que había derivado del famoso cuatro de copas.
En ese club de barrio, el principal de los deportes que allí se practicaban era el básquet, ocupando un lugar preponderante el billar, el metegol, las bochas y el menos conocido casin.
Se dice que uno de los habitués del club, Omar Domínguez García, el Mudo, llevaba una libreta con anotaciones diversas sobre las actividades antes señaladas. Las mismas (las notas) se ubican sobre finales de la década del sesenta y primeros años de la del setenta.
A la muerte de Domínguez García, Justo Hugo (del cual no se sabe si se apellidaba Hugo o si alguno lo vió y dijo “Justo, Hugo”), encontró esas anotaciones, de las cuales seleccionó algunos datos duros, un par de anécdotas y la visión de Domínguez. Por su parte, Hugo; justo él, realizó algunas acotaciones para que sean más asequibles a nuestra actualidad.
Transcribiremos algunos fragmentos de esos escritos.
El billar
El texto de Domínguez, compilado por Hugo, comienza diciendo que se jugaba en culturas tan antiguas como Grecia y Egipto. Luego cuenta en que consiste el juego: Se basa en los choques de las bolas entre sí y con las bandas. La jugada comienza impulsando una de las bolas con el taco, el cual lleva adosada en su extremo anterior una suela de cuero, encargada de transmitir el movimiento a la bola.
En las mentadas anotaciones el Mudo se detiene en comentar que los contertulios que jugaban al billar, en los costados de la mesa, siempre tenían un vaso con Cinzano o Gancia con limón y un platito de papas fritas de copetín. Algunos avanzados ya incursionaban en el hoy popular Fernet con Coca.
Agregando, en su glosa, una muletilla muy común cuando el jugador pifiaba: “Ponele tiza, ponele”, decían.
El casín
El casin, hoy casi en extinción, fue registrado por Domínguez, de manera didáctica, revelando que se llama así al juego de mesa que se realiza con tres bolas (una blanca, una naranja y una amarilla), cinco palos (cuatro blancos y uno rojo) y cuyo objetivo es pegarle a la bola contraria y tratar de hacer puntos volteando los palos que están en el centro de la mesa, con o sin carambola.
En Cuatro Copas el juego, a diferencia del billar que también era jugado por jóvenes imberbes, estaba reservado a los grandes, gente de más de 30, 40 y hasta 50 años.
Al costado de la mesa además de las bebidas y acompañamiento antes aludido, estos señores le agregaban unas aceitunas (verdes o negras), algún que otro lupín y si era menester un vinito blanco con soda. La diferencia radicaba que acá se jugaba por plata (moneda nacional o ley 18.188, según las épocas).
El básquet
El baloncesto también conocido como básquetbol o simplemente básquet, se trata de un deporte de equipo, jugado entre dos conjuntos de cinco jugadores cada uno. Según investigaciones del Mudo, este deporte había nacido debido a la necesidad de realizar alguna actividad deportiva durante el invierno, en la escuela de la YMCA, de Springfield, Massachusetts. Hugo señaló que “muchas de las reglas iniciales se mantienen hasta la actualidad, aunque algunos aspectos del juego tuvieron que modificarse”. Y agregó que “en aquellos finales de los sesenta y comienzos de los setenta todavía no existían los triples y recién se comenzaba a implementar una regla hoy ya cambiada, la tenencia de la pelota por no más de treinta segundos y la prohibición de la vuelta de cancha”.
Domínguez anotó infinidad de anécdotas de este deporte, que en ese club se jugaba en cancha abierta.
Justo Hugo seleccionó dos. Una ocurrida en una visita de Cuatro Copas a un club de la zona. V.S. (se presume su nombre y apellido, pero parece que por recato no fue mencionado) venía metiendo dobles en fila y un tipo del público le descerrajó: - ¿Che, puto quién te crees que sos? ¿El Beto Cabrera? A lo que V.S. respondió: ¿Puto yo, que tengo una pija que me cojo sólo?
Y otra, un partido de juveniles en el reducto al aire libre de Cuatro Copas (en aquellos tiempos eran escasos los estadios cerrados) que no pudo iniciarse a la hora fijada debido a la lluvia. Quesada, el alma mater de aquella benemérita institución de calle Moreno, dijo “No se preocupen, no pasa nada, es una nube pasajera”. Y, según cuentan los memoriosos (que recuerdan lo que les parece) llovió durante cuatro días seguidos. Esto fue el origen de una leyenda ya que por décadas se mentó el dicho: “Es una nube pasajera, dijo Quesada, y llovió cuatro días seguidos”. Justo Hugo, glosa al pie: En aquel sitio no estaba arraigada esa tradición de hacer una cruz con sal gruesa y clavarle un cuchillo en el medio. Si no, posiblemente no hubiese ocurrido lo que después fue mito.
Las bochas
Como en todos los demás, Omar, describe someramente este deporte. Dice que, al comenzar el juego, el equipo que ha ganado el bochín lo lanza y juega la primera bocha. Enseguida, el equipo que no tiene el punto debe jugar sus bochas hasta que lo consiga mediante arrime o bochazo. Cuando un equipo no tiene más bochas, su adversario juega a intentar conseguir otros puntos, ya sea arrimando o bochando aquellas que le estorban. Cuando las bochas están todas jugadas, un equipo se adjudica tantos puntos como bochas tenga más próximas al bochín que la mejor del adversario. El juego continúa en el otro sentido de la cancha y el bochín es lanzado por el equipo que ha marcado uno o más puntos. Gana el partido el equipo que logre primero el puntaje acordado.
En este deporte de gente vestida de blanco, incluidas las alpargatas, al parecer no se encontraron más que referencias a las reglas. No hay explicación sobre cuál ha sido el motivo de no registrar anécdotas. Sólo se halló una anotación donde se dice que en el “Cuatro” había dos canchas cubiertas, tan bien cuidadas que hasta se podía comer en ese piso con la tierra bien alisadita.
Metegol
Comenta que es un juego basado en el fútbol. Añadiendo que se juega sobre una mesa especial sobre la cual ejes transversales con palancas formateadas como players de futbol son girados por los jugadores para golpear una pelota.
Tiene siempre el mismo dibujo táctico. El arquero y luego el 2, 5, 3, forma de jugar algo olvidada en el verde césped. Los fullback sólo dos y a bancarse. El medio, muy poblado y arriba los dos wines y el centrodelantero.
En el club lo inauguraron un viernes de enero, a las seis de la tarde, lo pusieron provisorio a un costado de la cancha de básquet y ahí quedó. Ese día se juntaron como veinte alrededor de esa cancha de fierro. El Chiche y el Ajo fueron los primeros en intentar jugar, adelantándose porque habían comprado una ficha en la conserjería. Rápidamente desafiaron a que se arrime una pareja para hacerles frente. Ni lerdos, ni perezosos levantaron la mano el Ale y el Flaco que se habían agenciado otra ficha ya que el Derby era a dos partidos y si se repetía la pareja ganadora, quedaría ésta hasta que fuera desbancada por otra. El Ale y el Flaco ganaron los dos partidos y siguieron. Vinieron otros dúos y continuaron varios enfrentamientos más. Entre la masa reunida alrededor del estadio ferroso, con jugadores de hierro, se comentaban a viva voz las jugadas. Proferían gritos, tales como: –¡No vale molinete, no vale! Otra: -¡Sacá la tablita flaco! (el muchacho manejaba el mediocampo y casi nunca permitía el paso de la pelota a su campo).
Nota del Redactor
Hace casi una década, en el barrio del Cuatro Copas, cuanto menos en la manzana de aquella locación, al realizar una investigación antropológica sobre este fenómeno, fueron entrevistadas algunas personas y personajes que manifestaron descreer y prácticamente refutaron la existencia misma de Domínguez García.
Más aún, sostuvieron que Justo Hugo era el apodo de Johnny Huergo, un polista que a veces merodeaba las inmediaciones ya que su madre habitaba una casona de dos plantas a pocos metros del club, dándole un toque de distinción a este reducto, mezcla de vagos, reos, empleados cumplidores y algunos doctores un tanto jabonosos.
Un tal Bernabeu hasta llegó a negar la existencia de las canchas de bochas. Finalmente, la mayoría de los vecinos consultados para esa investigación científica han dicho que los escritos que hoy transcribimos aquí son apócrifos y no deben ser atribuidos ni al uno ni al otro.