Articular historia argentina, literatura y leyendas, con los tópicos del terror y el fantástico, es el camino por el cual transita El Escuerzo, la ópera prima del cordobés Augusto Sinay, que estrenó Cine El Cairo con presencia del director. Ambientada en las sierras cordobesas, durante la guerra de la Triple Alianza, el film acompaña a Venancio, mientras intenta encontrar a su hermano -llevado a la fuerza al combate- y escapa de la maldición que persigue a quien mata un escuerzo. Un recorrido de aristas superpuestas y congruentes, de costados históricos y fantásticos, en la delineación de un relato que encuentra asidero en el cuento de Leopoldo Lugones. “Nos tocó estrenar en un contexto muy duro, en donde por cuestiones numéricas se pone en duda un arte, un trabajo y la cultura. Lo estamos tomando con mucha responsabilidad; por suerte, si lo que quieren son números, estamos llenando todas las funciones del cine club de Córdoba y en Buenos Aires”, comenta Sinay a Rosario/12.

-La película viene acompañada de un recorrido internacional y premiado.

-Estrenamos en Feratum, un festival de México donde ganamos como Mejor Película de Terror; y después ganamos Mejor Película y Mejor Guion en Fantaspoa, el festival más grande de cine de género de toda Latinoamérica en Puerto Alegre. Para una película de género, haber ganado ahí es como haber ganado la Copa del Mundo.

-Siendo una película que si bien recurre a tópicos del terror es también muchas otras cosas.

-Creo que es una película mucho más amplia, y sin menospreciar para nada al terror y el fantástico, géneros que amo. Es una película muy autóctona, que empecé a escribir inspirado en el cuento de Leopoldo Lugones, donde se narra la maldición de un sapo escuerzo que persigue a quien lo mata. Yo tomé esta idea para expandirla, en una película que transcurriera en 1866, en el contexto de la Guerra del Paraguay; pero me interesaba contar la guerra lejana, desde Córdoba, desde el interior de Argentina, sobre una guerra totalmente injusta y desastrosa. Me interesaba contar la leyenda y la guerra, desde el punto de vista de un joven gaucho que mata un escuerzo y emprende un viaje; por un lado, para buscar al hermano que llevaron a pelear en contra de su voluntad; y por el otro, para deshacerse de la maldición del escuerzo que mató. A lo largo de toda la película, nos vamos a sumergir en el viaje de este gaucho, que nunca sabe quiénes lo están intentando ayudar, quiénes son parte de la propia maldición, o si él mismo se está volviendo loco. El género se mezcla con nuestros paisajes, con nuestras tradiciones y leyendas.

-Leí que escribiste el guion durante 7 años, ¿cuánto te llevó la realización total de la película?

-Fueron diez años, desde que empecé a escribir el guion hasta que estrenamos; y fueron siete años de escritura. Parece mucho y lo es, pero también porque pasamos por muchos talleres, que me permitieron investigar sobre las formas del habla y los documentos de la época. La película se fue expandiendo en ideas, y en esos siete años fuimos también armando la estructura financiera y productiva. A los dos años de comenzar a escribir, se sumó mi socio y compañero de viaje que es Damián Carretero, productor de la película, y durante todo ese tiempo fuimos presentándonos a diferentes talleres de desarrollo. Uno de los primeros que ganamos fue el Raymundo Gleyzer, concurso que tenía el INCAA para egresados de escuelas de cine, nosotros somos egresados de la ENERC. A partir de ahí, todos los años quedábamos seleccionados en talleres en México, España o Francia; pasamos por diferentes lugares, conociendo gente, y eso permitió que pudiéramos conseguir una coproducción con España, que aportó efectos especiales, la edición de la película, y algunos actores que necesitábamos para interpretar personajes descendientes de españoles. Fueron diez años de un arduo trabajo estratégico, de buscar financiación y también de planificar, porque es una película que transcurre en medio de la naturaleza, en lugares inaccesibles y difíciles de filmar. Construimos también decorados fantásticos, que nunca se habían hecho antes. Incluso hice un storyboard, la película estuvo dibujada completa antes de ser filmada, para buscar exactamente lo que necesitábamos.

-De un tiempo a esta parte, hay películas que indagan en episodios históricos desde el fantástico y el terror. Pienso en Los que vuelven, de Laura Casabé, o en la misma Cuando acecha la maldad, de Rugna, por cómo pone en tensión la relación entre campo y ciudad.

-Es muy lindo que suceda eso y es un poco mágico, debe haber una explicación más sociológica o histórica sobre por qué empieza a surgir este tipo de cine. Yo me formé en la escuela del Instituto Nacional de Cine, donde cuando terminás, tenés la oportunidad de trabajar en rodajes. Aprendí mucho, por ejemplo, con Fabián Forte, con Nicanor Loreti, con toda esta gente que ya hacía cine de terror a principios del 2010. Y me fui dando cuenta de que era posible hacer cine de género, vi cómo se hacían escenas de acción y escenas fantásticas, y eso fue incentivándome. Al mismo tiempo, yo soy hijo de la revisión histórica, y creo que hay un montón de cosas que empiezan a emerger a partir de políticas vinculadas a esta revisión y al apoyo al cine. Siento que yo soy parte de eso, y me parece hermoso que esté sucediendo. También lo vivo casi como un sueño. Soy fanático de Cuando acecha la maldad, y poder conocer a Demián Rugna en el festival de cine de terror de El Bolsón, donde él abrió con su película y nosotros cerramos con El Escuerzo, para mí fue como vivir un sueño. La gente tiene ganas de ver cine de género, con historias que hablen de nosotros. En mi película hay una escena donde se habla quechua, y tuvo un impacto muy lindo en los espectadores, ni qué decir en Víctor Acevo, profesor de quechua que enseñó a los actores a hablar; está muy emocionado con la película, así como agradecido de que su lengua materna se difunda y se vea en pantalla grande.