En algunas paredes de la ciudad de Buenos Aires aún se puede leer, aunque cada vez de forma más borrosa, la pintada “Luca Not Dead”. Manifiesto que también le sienta a Rosario Bléfari. O sea, “Rosario Not Dead”. Ahora que se cumplieron cuatro años de su muerte, su genio y figura continúan explayándose. Puede dar constancia su veta literaria, que legó dos trabajos póstumos: Diario de dinero (2020) y Diario de la dispersión (2023). A la que se sumó este mes un libro que recorre su amplísima y prolífica obra, y de la ella fue cómplice previo a dejar este plano astral. La belleza del ruido tendrá su presentación formal, como parte del Ciclo Blé, este sábado 24 de agosto a las 15 en la Biblioteca Rosario Bléfari, en el porteño barrio de Villa Crespo (Juan B. Justo 2091). Y la entrada será libre y gratuita.
Entre las actividades programadas, hablará el autor del libro, Walter Lezcano. En su obra literaria, el nacido en Goya (1979) recrea a la Argentina de los 90 a través de su escena musical. Rasgo presente en su nueva entrega, al igual que en Rubí: una novelita sobre Babasónicos (2022) o en Un regalo del diablo: 2 Minutos, Valentín Alsina y la reinvención del punk argentino (2022). “Hubo un cambio fuerte entre los 80 y los 90, en relación a que fue la última década del siglo XX”, reflexiona el escritor. “Los dos gobiernos de Menem, HIJOS, los Simpson, el suicidio de Kurt Cobain, la movida sónica y el rock barrial… Mientras eso pasaba, las familias del Conurbano se deterioraban por la situación económica. Fuimos la última generación de jóvenes que se crió en la calle y que pensó que la música era una de las pocas certezas que teníamos”.
Más que una biografía, La belleza del ruido, tal como su subtítulo lo sugiere, es “una aproximación al viaje de Suárez (bastión musical de la artista multidisciplinaria) y Rosario Bléfari”. “Me acerqué lo más que pude a un objeto tan misterioso, como fascinante, que son Rosario y Suárez. Lo hice a partir del concepto teórico de ‘la loca’ inventado por Néstor Perlongher, de quien soy fan, con el que estudiaba la homosexualidad y la comunidad trans en Argentina”, explica el docente y periodista. “Me parecía que había que fijar el problema (el libro ordena los capítulos mediante grandes problemas) para entender la manera en que Rosario y Suárez se enfrentaban al hecho de la creación, de la independencia artística y de la integridad musical y sonora”.
Cuando la banda se separó, en 2001, la icono marplatense profundizó en la construcción de una trayectoria segmentada en su carrera musical solista, en la literatura y en la actuación. “Eso torneó la figura renacentista de Rosario”, afirma Lezcano. “El grupo, por momentos, fue un elemento problemático para ella. Sin embargo, durante las entrevistas que tuvimos para el libro me dijo que entendió que Suárez funcionaba como un ordenador de ideas. La banda le proveyó un campo de experimentación muy fuerte. Tenés a un vanguardista como Fabio (bajo), a un nerd de la técnica como Gonzalo (guitarra), a un músico impresionante como Diego (batería), y Marcelo (guitarra) le dio la pata de artista plástico y psicoanalista. Una banda con estas individualidades era lo mejor que le podía pasar. A partir de eso, traté de generar un magma”.
El autor sostiene que Rosario Bléfari nunca se terminó de acomodar en el campo cultural argentino. “Era actriz, música, hacía collage, escribía. Experimentaba no sólo con el arte, sino con la realidad. Esa idea también la deseaba plasmar. Quería que fueran varios libros en uno”, destaca. “Al principio, estudió guitarra. En la adolescencia creyó que iba a ser escritora. Luego, actriz y dramaturga. A Suárez lo encontró en el camino, no fue que planeó una carrera con ellos. Este devenir suyo en el arte argentino creo que pudo ser retratado en un libro que no termina de encontrar su forma. Suárez comenzó siendo un abanderado del ruidismo, y terminó haciendo las canciones más clásicas del pop. Las voces que aparecen son la de los músicos, a las que se sumaron las de invitados, periodistas y la gente que la conoció”.
La voz principal, por supuesto, es la de la protagonista de la película Silvia Prieto, a quien Lezcano entrevistó entre 2016 y 2019. “El libro arranca en 2016, cuando Suárez se reúne para hacer unos shows en el Konex”, revela el escritor. “A partir de ahí, empiezan las entrevistas con Rosario. La idea inicial era hacer un libro sobre ese Suárez de los 90. Esa vuelta me permitió tomar una primera distancia para ver cómo iba mutando esta nueva versión de la banda”. La belleza del ruido bucea además en la relación de la artista con el instrumento y con las otras disciplinas. “Piensa el lugar de música, de la mujer y su voz. Ella nunca miró hacia atrás, pero iba reflexionando sobre eso. Ese tipo de trabajo lo pudimos hacer durante esos años. El objeto de estudio evolucionaba frente a mí, algo que nunca me pasó”.
Poco después de acabar las entrevistas, en el cuarto mes de la pandemia circuló la noticia de que Rosario había fallecido en la ciudad de Santa Rosa. Tenía 54 años. “La muerte fue shockeante porque pensé que el libro no lo podía terminar”, confiesa el autor. “Lo último que me contó fue sobre las canciones nuevas de Suárez que estaban saliendo. Entonces armé como estrategia literaria abandonar el libro. Luego de un tiempo, traté de saldar esa deuda. En el medio de todo eso, dejé que se manifestara cierta emotividad mía. No quería parecer una voz oficial. Creo que el resultado fue más sanguíneo que cerebral. De todas formas, frente a su ausencia, no pude recibir su bendición. Terminó siendo una alegría paradójica”.
Amén de su muerte, lo que más lamenta Lezcano es que en vida a Bléfari no se le diera el estatuto que merece. “Ella siempre vivió en tiempo presente. Hasta sus últimos días, estuvo activa con varios proyectos”, destaca. “Si Patti Smith hubiera sido argentina, aún estaría lavando platos en un restorán. Eso también me impulsó a pensar en hacer un libro que reflejara lo que le dio al arte y a un montón de gente”. A propósito de esto, las devoluciones acerca de La belleza del ruido cambiaron a medida que avanzaba. “En 2016, me decían: ‘¿Quién te va a comparar el libro?’; en 2019 la cosa cambió a ‘Qué importante es ese libro’, y sobre el final me dijeron que era un libro necesario. Más allá de eso, guardo en mi corazón que lo hice con ella. Este país tiene la mala costumbre de construir héroes desde la muerte”.