Intervenir ante las urgencias, abordar problemáticas en los barrios y acompañar el desarrollo de niños, niñas, adolescentes. Son algunos de los objetivos que se trazan en la nueva Casa de las Infancias que comenzó a funcionar el pasado lunes en la esquina de Mitre y San Lorenzo, pero que tendrá su inauguración oficial la próxima semana. No habrá corte de cintas ni protocolo oficial, sino una conferencia que reunirá a especialistas en la materia para poder debatir y compartir experiencias. “La idea es que la inauguración no sea un acto. Acá lo importante no es la obra, es la red de instituciones que conformamos, que es tan fuerte que nos quedó chica la oficina”, evaluó el intendente Pablo Javkin.

La Casa de las Infancias fue una de las políticas sociales anunciadas por el mandatario rosarino durante su discurso de apertura de sesiones del Concejo, el jueves 21 de marzo. No es menor el contexto. La ciudad venía de atravesar una de sus semanas trágicas, con cuatro trabajadores asesinados en cinco días de forma aleatoria, con la única intención de enviar un mensaje al gobierno provincial ante el endurecimiento de las políticas penitenciarias. El crimen del playero, Bruno Busanich, tomó trascendencia nacional luego de la difusión de las imágenes de una cámara de seguridad que mostraban su asesinato a sangre fría. A los días se supo que el presunto ejecutor tenía apenas 15 años.

La red de instituciones municipales que se relacionan con infancias y adolescencias busca recomponer ese tejido social. El amplio listado abarca desde hospitales y centros salud, hasta los centros Cuidar, polideportivos y espacios culturales. La intención es que la Casa de las Infancias funcione como un articulador de esos abordajes que se realizan de forma integral ante situaciones de vulneración de derechos de menores. “Es importante aclarar que esto ya existe en los distritos. La Casa de las Infancias es como centrar, es tener un lugar de referencia”, detalló Javkin. Actualmente hay unas 4.500 familias con situaciones de niños con derechos vulnerados en los que está interviniendo el servicio local de niñez.

Las principales problemáticas involucran la vulneración de derechos a partir de delitos y la ausencia de cuidados parentales. En ese marco, los abordajes varían según las estrategias adoptadas por los equipos multidisciplinares, conformados por psicólogos, asistentes sociales y abogados. “Nosotros partimos siempre de una estrategia territorial y desde una mirada familiar, apuntando a fortalecer el cuidado de los adultos”, explicó Andrea Fortunio, directora de Infancias y Familias del Municipio. “Cuando esa estrategia se agota, interviene el servicio local de promoción y protección de derechos, plateando quizás una articulación más grande que involucra ya la dimensión jurídica”, agregó.

La casa

La Casa de las Infancias es un lugar multifuncional armado para atender las necesidades de la Dirección General de Infancias y Familias, pero pensada desde una lógica integradora. El edificio cuenta con oficinas, un sector lúdico y espacios para la realización de entrevistas. Allí tienen sus oficinas los equipos el Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la ciudad de Rosario, así como también los equipos multidisciplinares de cada uno de los distritos que tiene la ciudad. En el subsuelo estarán los equipos de coordinación municipal y funcionará un salón de usos múltiples. Unos 800 metros cuadrados que reunirá a 55 profesionales, casi en su totalidad mujeres.

Antes, los equipos de trabajo funcionaban en el cuarto piso del correo. “Era un espacio común, muy chiquito, con boxes que no estaban insonorizados, que no tenían cerramiento arriba”, describen los trabajadores del lugar. Con la Casa de las Infancias, aseguran, se da un salto de calidad en ese sentido: “Armamos el lugar pensando en que van a ser espacios de entrevistas cuidadas entre el adulto y el niño. También la zona de juego está pensada como un espacio de trabajo. Mientras el niño juega está contenido y hay adultos con los profesionales que están siendo parte de esa escucha”.

En la primera de las oficinas del lugar trabaja un equipo diseñado para dar respuestas ante situaciones que requieren un abordaje urgente y específico. “Hemos tenido casos de bebés que dejan en un hospital porque los papás tienen una problemática de consumo que hay que abordar y el menor queda a cargo del efector de salud. Entonces, tenemos que empezar a trabajar con ese grupo familiar, para encontrar adultos responsables que garanticen un sano desarrollo de ese bebé”, explicó Roxana, integrante del equipo. “Esto es como el HECA pero de la vulneración de los derechos del niño. Es un lugar de emergencia”, agregan en la oficina.

Los pedidos de intervención profesional surgen en el territorio. Son “alarmas” que se disparan ante situaciones diversas: una maestra que avisa que un niño dejó de ir clases, un médico que detecta maltratos en un menor, una asistente social que avisa la ausencia de los padres a la hora de cuidar a los niños. Cuando el trabajo de fortalecimiento familiar sobre los adultos responsables no resulta exitoso, o no se puede realizar, se interviene. 

Viviana Esquivel es médica pediatra y, hasta el año pasado, la directora del Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Ahora está al frente del servicio local que trabaja en la protección de derechos de las infancias. Señala que, en muchos casos, las familias están atravesadas por situaciones de narcomenudeo, delito y consumos problemáticos que repercuten en la crianza de los niños. “Hay un problema para poder hacerse cargo de esa infancia, muchas veces sin quererlo”, expresó y agregó: “Eso se agudiza con un tejido social que se resquiebra ante una crisis económica como la que estamos viviendo”.

Adolescentes

En el lugar también trabaja un equipo destinado a las adolescencias. Fue creado hace tres años para abordar las situaciones que se presentan con los menores no punibles que se encuentran en conflicto con la ley penal. “Este es un trabajo que los chicos hacen casi que persona a persona, recibiendo el pedido de intervención de la Justicia y de los cuatro juzgados de menores”, relata Fortunio. En esos casos, explica, la estrategia de intervención es más compleja: “Los adolescentes tienen un grado de autonomía mayor a los niños, que hace que no haya un adulto responsable atrás”.

En medio del debate sobre la baja en la edad de imputabilidad, Eugenia Zorza, una de las integrantes del equipo, desmitificó una de las premisas que suele embarrar la discusión: “Mucha gente cree que los chicos no punibles que comenten delitos quedan exentos y esto no es así. El servicio social se propone un trabajo con estos chicos, para que no vuelvan a reiterar estos hechos y poder acompañarlos en esta instancia”.

El abanico de casos que pueden darse en ese sentido también es muy variado y abarca desde situaciones insignificantes hasta hechos graves vinculados a la narcocriminalidad. “Nuestro trabajo consiste en entrevistar a las familias, a los adolescentes, conocer a qué escuela van o por qué dejaron de ir, si asisten a los centros de salud, si no van”, detalló Zorza. “Creemos que es posible darle una respuesta de calidad a estos chicos que vienen sufriendo vulneraciones desde niños. También es importante destacar que la incidencia en delitos graves es mínima y las estadísticas así lo demuestran”, remarcó.

Actualmente hay unas 400 derivaciones del juzgado de menores. En todos los casos, desde el equipo se fija una primera entrevista que en algunos casos continúa y en otros no, por decisión o voluntad del adolescente. De ese total, unas 90 carpetas están activas, casi un 25%.

La cifra negra

La puesta en marcha de la Casa de las Infancias forma parte de la estrategia encarada por la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat, a cargo de Nicolás Gianelloni, por extender la red de atención territorial. En el caso de la niñez, el problema radica en todos los casos de infancias vulneradas que el sistema no detecta. “El problema más grave es la cifra negra de todos los casos que no logramos captar. Cuando vos tenés un espacio abierto y en articulación con todas las instituciones, esa cifra negra disminuye”, explicó el titular del área. “Acá estamos a la vista de todos, en pleno centro. Al cuarto piso del correo es más difícil acceder”, añadió.

La Casa de las Infancias está en el mismo edificio donde alguna vez funcionó el Senasa. El lugar surgió, como muchas veces pasas, producto de la casualidad. “Con Nicolás veníamos charlando en la necesidad de contar con un espacio propio. Ya estábamos en la búsqueda de lugares, pero no aparecía nada acorde. Hasta que en marzo, andando en bici, me topo con este lugar y el cartel de alquiler. Cuando vinimos a verlo supimos que con reparaciones y arreglos, podía funcionar”, relató Fortunio. La inversión completa del Municipio para reacondicionar el espacio fue de 128 millones de pesos.

 

Ya en funciones, la Casa de las Infancias se prepara para la inauguración oficial y tiene una serie de actividades en agenda: en las próximas semanas se prevé la realización del consejo local por la niñez, que reunirá a todos los colectivos que trabajan por las infancias de la ciudad. “El objetivo de este edificio era que cada uno de los equipos tuviera un espacio de entrevista y trabajo individual. Es la apuesta más grande”, reconoció Fortunio. “Pero este trabajo se tiene que replicar en el territorio. Para nosotros es importante este ida y vuelta, porque la mayor cantidad de situaciones se dan en los barrios. Ahí tenemos que seguir estando”.