Sebastián Berenger nació en Bahía Blanca y se crió enfrente del Teatro Municipal. Creció viendo a los artistas, tanto locales como nacional e internacionales, yendo y viniendo, entrando y saliendo. "Jugaba en la plaza del teatro a la pelota con mis amigos y después me venía al teatro a hacer travesuras, porque siempre el teatro municipal estuvo con las puertas abiertas a la comunidad. No se concibía como un teatro a puertas cerradas de ensayos y funciones, sino a puertas abiertas, donde uno podía entrar y subir y bajar las escaleras, ir al paraíso, bajar, espiar lo que estaban haciendo", recuerda. Berenger, además de dramaturgo, actor y músico, entre otras profesiones, hoy es el coordinador de los Organismos Artísticos del Sur, que nuclea bajo una sola ala la Orquesta Sinfónica Provincial de Bahía Blanca, el Coro Estable de Bahía Blanca y el Ballet del Sur. Desde los "OAS", como se les dice cariñosamente, están festejando que el Teatro Municipal de Bahía Blanca esté cumpliendo 111 años de historia.
"Para mí el teatro es el templo teatral del sur argentino. Es el teatro más bello, más importante del sur, donde han pasado artistas increíbles, desde Pilandelo hasta los actuales. Cada función que hacemos, desde los OAS, con la orquesta, con el baile, se llena de bahienses, de bonaerenses. Es una gran alegría ver ese teatro de 730 butacas lleno, cada vez que hacemos un concierto o un ballet. Es algo que después de 111 años el teatro siga brillando", afirma.
Para cualquier artista, subirse al escenario del Teatro Municipal es un acontecimiento. Sebastián, que estuvo en todos los roles, afirma que dentro del teatro sucede algo aurático, único e irrepetible. Pero más aurático es para los espectadores. "Para realizar una función de teatro, de ballet, del concierto necesitas espectadores y es un momento único, es un aquí-ahora, como decimos los teatreros. Ese momento en que entras al teatro y te sentás en la butaca y comienza la función, ese momento aurático en el Teatro Municipal es más que especial. No sucede en cualquier sala", afirma. Hoy, como gestión, le toca estar sentado no en una butaca sino en una silla de escritorio, intentando pensar una programación que sea capaz de generar en los espectadores lo que otras obras generaron en él, cuando pudo observarlas desde el lugar del público.
Hace 111 años se inauguraba el teatro en la ciudad con una función de "Aida", la ópera de Giuseppe Verdi. Al día de hoy, la casa del arte del sur de la provincia continúa estrenando óperas y ballets, recibiendo a cualquiera que quiera disfrutar de un rato de artistas haciendo lo que mejor saben hacer. El teatro es importante no solamente por su importancia en la región, sino también como patrimonio artístico.
"Es un teatro que permite realizar a pleno la labor de una orquesta sinfónica porque tiene las características acústicas y las técnicas necesarias para el correcto desarrollo artístico de un organismo de estas características. Tiene la posibilidad de realizar ópera y ballet porque cuenta con un foso. Además es un teatro en herraduras, lo cual garantiza ciertas particularidades del trabajo acústico de una orquesta sinfónica", afirma Luis Belforte, director de la Orquesta Sinfónica Provincial. Según el experto, el teatro es la casa natural de la música del sur.
Cumplimos todos
Si bien trabajó casi 35 años como músico de la Orquesta Sinfónica Provincial, y hoy en día es el director del teatro, Gustavo Kamerbeek reivindica que antes que nada fue público, "cosa que nunca dejé de ser". "Estar a cargo de la dirección es en parte estar en mi casa pero con una responsabilidad muy grande que implica respetar la tradición de estos 111 años y pensar una adecuación a los tiempos actuales, pensando en el edificio, en la programación, el personal, el público. Buscando que todos los bahienses sientan al edificio y su actividad como propio", afirma.
Con la comunidad como norte, Kamerbeek y su equipo, en conjunto con el Instituto Cultural, buscan que toda la ciudad y la zona sureña encuentren en el teatro un lugar que sientan como casa. Algunas de las últimas políticas públicas que celebran esto es por ejemplo que el "palco oficial" esté siempre ocupado por alumnos de las distintas escuelas de arte de la ciudad. O por ejemplo, que realizan programas en conjunto con Turismo y Adultos Mayores, en los que centros de jubilados son invitados al teatro, buscando específicamente a aquellos que no han pisado nunca el teatro. Y siempre, las funciones gratuitas.
Dora Pugliese tiene 63 años, y desde los 18 trabaja en Organismos Artísticos del Sur. Cuando terminó sus estudios secundarios conoció al entonces director de orquesta, el renombrado maestro Mario Peruso. "Me ofreció ser administrativa de la orquesta y acepté rápidamente. Se fue convirtiendo poco a poco en una pasión. El Teatro Municipal ha sido mi hogar desde aquel momento. Entrar al teatro municipal es entrar a un mundo mágico. Escuchar desde la puerta de entrada ya a los cantantes que venían ensayando y cantando las partes de cada ópera, de cada requiem que hemos hecho, me daba a mí, que tenía 18 años, una sensación de brillantez, de alegría, de un nuevo mundo", afirma. Hoy, Dora es su directora administrativa y tiene a su cargo varias áreas.
Cuando ingresó al teatro, la vida dentro del mismo era bastante diferente de la de hoy. "Era mucha menos gente trabajando, y empezamos a formar una gran familia. Había un cuidador que cada vez que siempre tenía algo rico como para convidarnos para comer, esperando que ingresara la orquesta a hacer sus ensayos diarios. Todos colaborábamos en las producciones que se hacían. Siempre contábamos con tanto el teatro como los organismos artísticos del Sur. Contábamos con escenógrafos o coreógrafos que venían del Teatro Colón o del Teatro Argentino y colaborábamos absolutamente en todo", recuerda.
A pesar de estar dedicada a la parte administrativa, Dora recuerda muchos domingos que pasó en el teatro ayudando a colaborar con la escenografía para algún estreno, cortando telgopor o pintando. "Cada aniversario del Teatro Municipal es una fiesta para todos los que trabajamos dentro del teatro. Todos cumplimos años", afirma.
El primer contacto de Natalia Martirena con el Teatro Municipal fue a los siete años cuando comenzó a estudiar danza clásica en la Escuela de Danza Provincial. "Ahí aprendí que la luz del escenario tiene olor, o que los aplausos de los que salen de escena no son para vos que estás por entrar, o que en en esa oscuridad mientras esperás hay una comunidad que te mira y abraza", afirma quien hoy en día es la Directora del Instituto Cultural de Bahía Blanca.
Martirena afirma que hay varios teatros municipales en el mismo teatro, pero que hay uno que es para todos que es el mismo: un espacio estatal y público que cuenta una y otra vez la misma historia. "Una historia que cuenta cuando se cerró por los militares, cuando empezó la convivencia con los OAS y los trabajadores municipales, cuando se despide a un acomodador que dió 30 años de compromiso o cuando por primera un niñx viene a visitarlo. No hay patrimonio sin relatos", sostiene.
A pesar de ocupar cargos institucionales en el teatro (Martirena fue coordinadora de los OAS), reivindica que al teatro lo hace la gente. "Lo único que me mueve cuando estoy en estos cargos es que la palabra elite se debilita cuando se ponen en marcha políticas de gestión cultural con memoria, diversidad y futuros más justos", concluye.