La caída del consumo en la provincia de Buenos Aires se aceleró nuevamente en julio, según el último informe del Índice Banco Provincia de Consumo (IBP Consumo), elaborado por el equipo de economistas de la entidad bancaria. Este indicador registró un descenso interanual del 23,4 por ciento, marcando una aceleración en la contracción comparado con el 20,8 por ciento observado en junio y el 15,7 por ciento en mayo. 

Este deterioro en el consumo refleja una creciente preocupación entre las familias bonaerenses, que se ven forzadas a reducir sus gastos debido a las políticas de ajuste implementadas por el Gobierno nacional de Javier Milei. La situación se ha manifestado de manera prominente en los supermercados, donde se ha observado una significativa disminución en la compra de productos lácteos, bienes de consumo básico e incluso llegó a impactar en el tradicional “boom” de compras por el Día de las Infancias.

El IBP Consumo, que mide el gasto promedio realizado por los clientes de Banco Provincia utilizando tarjetas de crédito, débito y la billetera digital Cuenta DNI, ajustado por inflación según el IPC del INDEC, muestra que la caída en el gasto se ha intensificado por segundo mes consecutivo. Además, se registró una disminución del 2,4 por ciento en los montos consumidos a valores constantes, un fenómeno que ya se había observado anteriormente en abril. Esta tendencia llevó a una reducción del ritmo de crecimiento interanual de las transacciones realizadas por los clientes del Banco, que pasó de un aumento del 68,2 por ciento en marzo a solo el 32,5 por ciento en julio.

El informe del Banco Provincia atribuye esta desaceleración a la "merma del gasto de las familias", que se ha visto agravada por el lento proceso de recomposición salarial y la eliminación de subsidios. “La principal causa de la caída del consumo es el deterioro del poder de compra de las personas”, expresó Juan Cuattromo, presidente del Banco Provincia, en sus redes sociales.

El análisis desestacionalizado muestra que el índice se mantuvo prácticamente sin cambios con una leve subida del 0,2 por ciento en julio respecto a junio. Sin embargo, la disminución en la compra de alimentos, especialmente lácteos, ha sido notable, con una caída mensual del 6 por ciento. Los estudios del sector pronostican que 2024 cerrará con una caída histórica en el consumo de leche.

En diálogo con Buenos Aires/12, Juan Fernando Larrañaga, miembro asociado de MEGAUNION, una cadena regional que agrupa más de 30 supermercados en el conurbano bonaerense, ofreció una visión detallada sobre la situación actual de los supermercados. Larrañaga explicó que, en su universo de comercios, la caída en las ventas fue de alrededor del 16 por ciento. 

"Posiblemente, hayamos mitigado un poco la caída con publicaciones un poco más intensas, dejando en el camino algún punto de rentabilidad para seguir siendo competitivos”, apuntó. También señaló que productos como los yogures y artículos de perfumería y limpieza han visto una disminución en sus ventas. “La caída sostenida en los últimos meses ha sido de aproximadamente el 20 por ciento, y los productos no esenciales han tenido una caída superior al 25 por ciento”, añadió Larrañaga. Además, dijo que el aumento de los gastos fijos, como impuestos y educación privada, limitó el dinero disponible para gastos cotidianos y que "los aumentos en los precios de los productos fueron de alrededor del 6 por ciento mensual”.

Precisamente, el equipo de estudios económicos del Banco Provincia destaca que, sin promociones y beneficios extraordinarios, el debilitamiento del consumo podría haber sido aún más severo. En contraste, las compras digitales mostraron un crecimiento del 46,4 por ciento en julio, impulsado por las 24 cuotas sin interés ofrecidas por Provincia Compras. Otros sectores, como esparcimiento (12,1 por ciento), telefonía celular (6,7 por ciento), farmacias, perfumerías y ópticas (6,1 por ciento), y combustibles (3,9 por ciento) también experimentaron incrementos menores.

“Nuestra previsión es que la posible recuperación se dará recién en el transcurso del 2025. Por ahora, hemos reducido precios de productos básicos y ampliado los medios de pago a billeteras virtuales para atraer nuevos clientes”, indicó con esperanza de que la situación cambie lo antes posible.

Más de medio millón para comprar comida

Alejandro es de Ramos Mejía y cuenta que para cubrir la alimentación básica de su familia compuesta por su mujer y sus dos hijos tiene un gasto de 40 a 50 mil pesos en un hipermercado cada dos o tres días. De este modo, su erogación de dinero supera los 600 mil pesos mensuales. Sí, más de medio millón. “Es mentira lo que dice Milei que no hay inflación, aumenta todo y cada vez alcanza menos. La casta no es la gente normal”, sentenció enojado, en diálogo con Buenos Aires/12 y agrega que tuvo que realizar ajustes en su economía. “Tratamos de gastar menos y comprar marcas más económicas”.

Iván es padre de familia, vive en Temperley y comparte la visión de Alejandro a la hora de recorrer las góndolas en busca del mejor precio, pero ya en segundas marcas. En el caso del vecino lomense, junto a su mujer tuvieron que resignar su comodidad en el viaje en transporte público.

“Hemos tenido que recortar varios gastos, debido a la conformación de mi grupo familiar siendo dos adultos y un bebé, tuvimos que ajustar bastante la economía del hogar, por ejemplo, dejar de ir al trabajo en subte y utilizar solamente el colectivo, para poder comprar pañales”, contó. Y se refirió a la complejidad que tiene el gasto mensual: “Tuvo un impacto muy fuerte en el bolsillo del grupo familiar porque el problema principal es el congelamiento de los sueldos, hoy en día una compra mensual llega a los 400 mil pesos siendo más de la mitad de un sueldo promedio”.

Como consecuencia, Iván explicó que pensar en unas eventuales vacaciones resulta en una “misión imposible”, al menos por ahora: “El poder ahorrar ya no existe, y puedo decir que tengo la suerte de vivir en un departamento”.

Matías es vecino de Lomas del Mirador y si bien afirmó que destina mucho más presupuesto para el supermercado que hace 6 meses atrás, en su caso, que también vive con su esposa y su hija de 5 años, no tuvo que recortar gastos. “Recurrimos al recurso de la tarjeta de crédito cuando el presupuesto en efectivo ya se superó. Cada compra nuestra supera los 40 mil pesos y por mes estamos gastando entre 200 y 300 mil pesos, para alimentos y bienes básicos. Nosotros vamos al supermercado los días que hay promociones bancarias, ya sea descuento o reintegro”, comentó.

Andrés es oriundo de Turdera y al igual que Matías buscó otra manera de hacer frente al aumento de precios. El vecino empezó a comprar cajones de pollo para congelar y argumenta que un cajón de 7 unidades le cuesta 35 mil pesos, mientras que si compra por unidad puede llegar a pagar hasta 8 mil pesos. “Achicando gastos, estamos gastando aproximadamente, entre 250 y 350 mil pesos por mes”.

Lo cierto es que el denominador es común entre todos los vecinos, las políticas económicas golpean al bolsillo del trabajador porque todos los gastos suben menos los sueldos.

Desde el lado del mostrador del empleado de comercio, Lucas, que trabaja en un hipermercado del conurbano sur, detalla que las “promociones en distintos sectores y en distintas marcas ayudan un montón a que atraiga un poco a los clientes, pero de lo que es consumo minorista hay días y días”. “Después en lo que es el consumo mayorista el panorama cambia porque depende mucho de cada supermercado y los precios que fijen”, añade.

Con respecto al tema de precios Lucas da un ejemplo de la incontrolable suba en el valor de los lácteos que coincide con lo expresado por el informe del Banco Provincia. “Por ejemplo, la leche en sachet de primera marca tenía un valor cercano a los 1.000 pesos a principio de año y ahora ya se acerca a los 2.000 pesos, ni hablar si nos fijamos en la de cartón”, aclara.

Además, el empleado hace referencia a que no fue solo la leche la que sufrió aumentos importantes, sino también los productos de una canasta básica como el aceite, harina, yerba y los bidones de agua. “Hay algunos supermercados que tienen sus propias marcas y congelan los precios por varios meses. Esto lleva a que mucha gente esté empezando a consumirlos con mayor frecuencia.

Ni los juguetes levantaron

El informe del IBP Consumo también refleja cómo la caída del consumo salpicó con fuerza al reciente Día de las Infancias. Según datos proporcionados por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas en el segmento pymes para el Día de las Infancias cayeron un 14,4 por ciento en comparación con el año pasado, medida a precios constantes.

De esta manera, el Día de las Infancias no cumplió con las expectativas de recuperación que se tenía para este año. Las familias se orientaron hacia productos más económicos y en oferta, reflejando un consumo más cauteloso. De acuerdo a la CAME, el ticket promedio de ventas fue de 31.987 pesos, un 165 por ciento más que en la última medición, pero aún por debajo de la inflación anual. 

Este aumento en el ticket muestra un ajuste en el valor de las compras más que en el volumen adquirido. “El 60,4 por ciento de los comercios realizó promociones, un aumento del 10 por ciento respecto al año pasado, lo que evidencia la búsqueda de estrategias para atraer a los consumidores en un contexto de baja demanda”, expresaron en el informe.

En medio de esta situación, la industria del juguete, concentrada en el conurbano bonaerense y la Capital Federal, está evaluando la situación para evitar despidos entre sus más de diez mil trabajadores. Julián Benítez, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), comentó a Buenos Aires/12 acerca de esta problemática: “Cada empresa tomará sus decisiones, pero la recuperación será un proceso largo, y dependerá de las condiciones económicas en los próximos meses”. La situación refleja la necesidad de adaptar estrategias y expectativas en un entorno económico desafiante.