Los poetas griegos eran castigados con una fuerte pena si al traer a colación temas dolorosos del pasado hacían surgir en el público oscuras pasiones tristes. Su defensa reposaba en el concepto de catarsis, que, al desencadenar pasiones, las expele y purifica el alma. Gramsci, que indagó el concepto en el teatro de Pirandello, fue preso por despertar pasiones inadecuadas para el régimen de Mussoli