Aunque el escenario del encuentro no parecía el más propicio, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca y la conducción de la CGT llegaron ayer a un principio de acuerdo sobre el proyecto de reforma laboral. Se reunieron en el predio de la Sociedad Rural Argentina, en un parate de una conferencia para erradicar el trabajo infantil. Héctor Daer, uno de los triunviros de la central obrera, detalló varios de los cambios que permitieron acercar posiciones: se eliminó el artículo que modificaba el concepto de trabajo, se restituyeron las horas extras y las comisiones para el cálculo de la indemnización y se dejó de lado el “banco de horas”, entre otros puntos. “Todo lo que salió de esa reunión es en favor de los trabajadores. De todas maneras vamos a esperar a ver el texto redactado”, señaló con prudencia a PáginaI12 una alta fuente de la CGT, remarcando la desconfianza persistente con el Gobierno Nacional. El proyecto pasaría esta semana al Senado para comenzar su tratamiento, donde también podrían realizarse modificaciones.

Luego de tres reuniones y varias situaciones de tensión, hubo consenso entre la Casa Rosada y la CGT. Los delegados del Poder Ejecutivo fueron Triaca y el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. Del otro lado estaban sentados Daer, su hermano Rodolfo, Juan Carlos Schmid, Andrés Rodríguez, Jorge Sola (Seguros), Carlos Frigerio (cerveceros) y Argentino Geneiro (gastronómicos). No fue fácil la charla. Hubo que acordar un cuarto intermedio porque ambos sectores debían consultar y acordar posicionamientos. 

“Logramos estos cambios solos, sin la ayuda de nadie”, sintetizó Daer ayer. La referencia a la soledad tiene que ver con la estrategia que utilizó el Gobierno de presentar en simultáneo tres proyectos de reforma (laboral, previsional e impositiva) lo que llevó a sindicatos y gobernadores a buscar por separado modificaciones que no los perjudiquen más de lo que ya expresaban los artículos propuestos. Si bien no había un clima de festejo y todavía quieren esperar a ver la redacción final, en la CGT se mostraron satisfechos con los cambios al proyecto: “quedó mejor de lo que esperábamos”, dijo ayer uno de los triunviros.

Uno de los puntos nodales que se cambió del proyecto oficial fue el artículo que equiparaba a trabajadores y empresarios en una relación de “cooperación entre las partes” que genera “derechos y deberes recíprocos”. “Eso se retrotrajo porque dejaba de lado el derecho tutelar”, señaló Daer.

Otro cambio que los sindicalistas consideraron importante fue el que se refería al concepto de renunciabilidad que impulsó el Gobierno. El texto redactado por Cambiemos permitía que los trabajadores renuncien a sus derechos de convenios personales, por ejemplo un sobresueldo acordado con el patrón por una tarea extra. El proyecto, según los sindicalistas, quedó que no se puede renunciar a los derechos que plantea la ley de Contrato de Trabajo y de Convenio Colectivo. Si el trabajador quiere renunciar, esos acuerdos personales sólo serán válidos si cuentan con el aval del sindicato.

En cuanto a las indemnizaciones, se volvió a incorporar para su cálculo a las horas extras y las comisiones, que la iniciativa oficial había excluido. El aguinaldo sí quedó finalmente afuera del cómputo, aunque los líderes cegetistas argumentan que hay un fallo judicial que avala en ese punto al Gobierno. Otro item que se eliminó es la creación del “banco de horas”, que prácticamente suprimía la posibilidad de que el trabajador cobre el recargo correspondiente a las horas extras.

“Sí quedo el fondo de cese a cargo de los empleadores”, agregó Daer, aunque explicó que “eso tiene que ser regulado por Convenio Colectivo”.

En cuanto al blanqueo de trabajadores, se incorporó el pedido de la CGT: Que los derechos individuales del trabajador que se blanquea no se computen desde el momento en que se produce el blanqueo sino desde la fecha en que se inició la relación laboral, sin límite de retroactividad. Eso atañe, por ejemplo, al cómputo de la antigüedad, las vacaciones o el cálculo de la indemnización. En cuanto a los efectos previsionales, será cómo máximo retroactivo hasta 5 años.

Otro punto que se quitó es la modificación del concepto de Ius Variandi. Ese término impedía que el empleador introdujera de manera unilateral cambios en las modalidades de la prestación del trabajo.

En la reunión, el Gobierno también accedió a quitar un aspecto sensible para el gremio de Camioneros (uno de los más duros con el macrismo), vinculado con la responsabilidad solidaria de las empresas que tercerizan sus servicios. Se mantendrá la posibilidad de que el empleado realice juicio a la empresa principal.

Como primer balance, los dirigentes de la CGT consideran que el Gobierno le tomó el gusto al poder que les dio el triunfo electoral y avanzaron con todo. Según ellos mismos confían, tenían dos caminos posibles: una batalla retórica, que podía derivar en medidas sindicales, o sentarse a negociar sin perder mucho en el camino. La primera opción la consideraron inconveniente por el contexto en el que se produjo: El texto de la reforma laboral se dio a conocer en el mismo momento en que el presidente Macri lanzaba sus líneas de consensos y diálogo. Una batalla retórica hubiera significado ponerse en la vereda de enfrente, decir que habían sido traicionados (que es lo que ocurrió) porque la reforma de la ley de Contrato de Trabajo no estaba incluida en las charlas previas y concederle al macrismo el pretexto para continuar con su política de desprestigio y persecución hacia el sindicalismo. 

“No podemos decir que es un éxito lo conseguido pero consideramos que protegimos a los trabajadores”, le escucharon decir a Daer luego del acuerdo alcanzado. Según los que participaron de la reunión con Triaca, los empresarios “correrán por derecha” al gobierno luego de conceder modificaciones al texto. Así que consideran que es posible que pueda haber algunas sorpresas durante el debate parlamentario. Por si acaso, afirman que Miguel Pichetto les adelantó que ante la duda, el bloque del PJ sólo votará lo que diga la CGT.