Los secretarios de Turismo de los partidos del corredor atlántico bonaerense analizan el daño que les produjo a las economías locales la decisión nacional de no convertir el feriado del 17 de agosto en fin se semana largo. 

A la vez, se muestran preocupados por la próxima temporada de verano y confirman que ni el ministro Daniel Scioli ni ningún otro funcionario nacional pasaron por allí en estos más de ocho meses.

Diego Ginestra, de Mar Chiquita y Cristian “Kily” Escudero de La Costa junto con Villa Gesell encabezan el área turística de sus municipios. Integran el polo turístico 4 de los 9 que tiene la provincia de Buenos Aires. Ambos cuentan que en la anterior reunión del Consejo Provincial de Turismo (COPROTUR), se acordó llevar el pedido de declarar el fin de semana largo del 17 de agosto al ente federal, el COFETUR, por considerarlo vital para el movimiento económico de sus distritos.

A pesar de este planteo formal, Nación nunca respondió, de manera que los municipios debieron suponer la negativa conforme pasaban las semanas de silencio. Tampoco pudieron acceder a los motivos por los cuales la moción fue desestimada. Apenas hubo un rumor positivo, pero fue rápidamente desmentido.

Consultados sobre la relación con el actual ministro nacional de esa área, el ex gobernador Daniel Scioli, responden que no hay. Ni Scioli ni ningún funcionario a sus órdenes visitaron estos distritos, centrales para la actividad turística, en estos casi nueve meses de administración libertaria del estado nacional.

Todo cae

Diego Ginestra es el secretario de Turismo de Mar Chiquita, el partido de 34 mil habitantes, vecino de Mar del Plata, que gobierna Walter Wischnivetzky. “El primer golpe para nosotros es que tuvimos que cancelar la fiesta regional del chocolate y el alfajor”, afirma.

Ginestra se refiera a una fiesta itinerante, que el municipio organiza en las distintas localidades, con el fin de potenciarlas. Ya la hicieron con éxito en Mar de Cobo y en Santa Clara del Mar. La anterior había sido durante el fin de semana largo de junio, pero al no contar con el feriado, dada la situación general poco alentadora, decidieron no hacerla.

“El verano pasado la ocupación anduvo alrededor del 80, pero el consumo fue muy bajo. En gastronomía, por ejemplo, medido en cantidad de cubiertos, la caída fue de 40 puntos respecto del año anterior. Eso significó que, a medida que avanzaba la temporada, los locales iban despidiendo camareros, bacheros, cocineros, porque no los necesitaban. Lo mismo ocurrió con los balnearios”.

Cristian Escudero, secretario de Turismo del partido de La Costa, aporta números. “Vino la mitad de gente que el 17 de agosto de 2023. La ocupación hotelera, que en esa ocasión fue del 70 por ciento, cayó a cerca del 40”.

Un fin de semana cualquiera, el año pasado, entraban 10 mil autos al partido, este año estamos en 5 o 6 mil. Según CAME, el gasto por persona por día durante el fin de semana largo de junio fue de 59 mil pesos. Esa es la cuenta que hay que hacer”, agrega.

Si dejaron de entrar 4500 autos, con 4 ocupantes cada uno, son 18 mil personas. A razón de 59 pesos mil por día, se dejaron de inyectar a la economía del distrito más de mil millones de pesos por día, tres mil millones en el fin de semana. Esa es la dimensión del daño que Milei y Scioli le infringieron a la economía local.

“La temporada de invierno fue muy mala. Apenas se movieron los alojamientos de mayor categoría, los que tienen pileta climatizada, pero con una caída interanual de más de 40 puntos. El verano fue parecido al de 2001-2002. Había incertidumbre y disparidad de precios, porque nadie sabía cuánto valía cada cosa. Se acomodó recién en torno al 12 de enero, pero todo sigue aumentando y eso se traslada a precios. Hoy moverse es costoso”, reflexiona el funcionario que responde al histórico Juan De Jesús.

“El año pasado había incertidumbre pero no había recesión, este año puede ser peor. El que todavía tiene 200 lucas a fin de mes tiene una disyuntiva. Se pregunta ¿qué hago? ¿las gasto o las guardo por si me vienen 300 de luz?”, agrega.

Escudero agrega que, “cuando la temporada es mala, una parte de la migración estacional se vuelve enseguida a su lugar de origen. Otra se queda e intenta sobrevivir con changas. Es la que hoy busca la ayuda de Desarrollo Social, porque las changas también se redujeron. Hay pequeñas refacciones, pero no obra nueva”.

Otro factor de incertidumbre es que ocurrirá con la recaudación. Escudero cuenta que los propietarios de casas de veraneo suelen pagar el importe de todo el año cuando van de vacaciones. La pregunta que sobrevuela es si irán.

“Antes, el fin de semana de octubre era el termómetro de la temporada que venía, porque mucha gente venía a cerrar las operaciones de alquiler para enero y febrero. Pero ahora ese movimiento se trasladó a noviembre. Se prolonga la incertidumbre, reflexiona.