Con la paciencia que da la experiencia, Juan Schiaretti pavimenta, o repavimenta según se prefiera, la ancha avenida del medio de cara a 2027. Tras la buena experiencia del último turno electoral, donde logró colarse en la primera vuelta y cosechar un 6,73%, es decir 1,7 millón de votos, el ex mandatario cordobés volvió al ruedo tras un más que prudente retiro de la escena pública.

Amparado en el trabajo silencioso de sus espadas legislativas, la senadora Alejandra Vigo y el diputado Carlos Gutiérrez, más el esquema aceitado de la Región Centro, Schiaretti comenzó a repotenciar Hacemos por Argentina, el sello que lo llevó a competir por el Sillón de Rivadavia.

Con ese norte, se calzó el traje de “sherpa” y comenzó una recorrida por el país para apuntalar la presencia partidaria en 14 distritos. La tarea que aparece como primordial es la de aprovechar el desgaste del oficialismo y las distintas vertientes de la oposición (Juntos por el Cambio, Unión por la Patria), además de continuar con el trabajo conjunto de los aliados socialistas santafesinos.

Sin embargo, la pericia política también le exige al “Gringo” hacer oídos sordos al reclamo cada vez más persistente del gobernador Martín Llaryora, quien por lo bajo especula con Schiaretti en la boleta de diputados para 2025. Incluso, una versión siempre desmentida habla de una candidatura por Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

La lectura obedece a un viejo déficit del cordobesismo en las elecciones de medio término, en las cuáles siempre queda atrapado en los tironeos de orden nacional. De hecho, en 2021, la fórmula encabezada por Luis Juez (senador) y Rodrigo de Loredo (diputado), derrotó por el doble de votos a la lista de Hacemos por Córdoba.

Camino al andar

Sin responsabilidades ejecutivas ni legislativas por primera vez en años, Schiaretti utiliza todo su tiempo para cranear el armado pre 2027. La última novedad fue su aparición en el tour a Silicon Valley organizado por el empresario Francisco Quintana, del think thank macrista Pensar. En la selfie publicada por la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, aparecen Schiaretti y Vigo mezclados con De Loredo y el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, entre otros. Mientas en el país se mantenía en vilo por las votaciones en Diputados y Senadores, Schiaretti aprovechó el viaje y tomó distancia para quedar impoluto de los dardos que lanza el presidente Javier Milei contra la “casta”.

El armado, no obstante, empezó con reuniones y sugestivas fotos con socios de la Región Centro, un espacio cómodo y conocido desde sus épocas de gobernador de Córdoba. “Hoy en Córdoba mantuvimos un encuentro con Juan Schiaretti. Una excelente reunión compartiendo la agenda sobre temas nacionales y el armado del espacio político en nuestra provincia”, posteó a mediados de este mes en la red social X la secretaria de Región Centro, la santafesina Claudia Giaccone, quien cerró el texto con un claro #HacemosPorArgentina.

El traje de estadista se desempolvó, otra vez, en Estados Unidos. La excusa fue la IX edición de la Masters Argentina organizada en abril la Universidad de Columbia, Nueva York. “Argentina necesita abandonar la decadencia y el centralismo que nos dejó el kirchnerismo y avanzar hacia un país federal…”, repitió.

Con declamaciones claras, resta saber cual será la base electoral sobre la cual se edificará el proyecto del cordobés. Uno de los límites es fácil de identificar: el kirchnerismo. Históricamente reactivos a la vertiente que abreva en la ex vicepresidenta, el veto incluye, por ahora, a las huestes del Frente Renovador de Sergio Massa, que también trabajan silenciosamente en el territorio cordobés.

Retomando el discurso de candidatura, en el schiarettismo insisten en que la sociedad está cansada de la grieta, por lo que una lectura entre líneas permite inferir una política de “puertas entornadas” a los caídos del macrismo, UCR y hasta los libertarios. De hecho, uno de los detalles a tener en cuenta es que el cordobesismo logró colar varios alfiles en el inestable staff nacional. El caso más sonado fue el de Osvaldo Giordano, quien duró un suspiro en Anses.

Con todo, las ansiedades encuentran tope dentro del armado. La carrera es de largo aliento y como uno de los dirigentes más experimentados en actividad, Schiaretti sabe que el tiempo es el mejor y a la vez el peor aliado de las aspiraciones electorales. También es cierto que sin una buena performance en 2025, las chances de figurar en 2027 son pocas.

Radicales revueltos

Mientras tanto, la proclamación del deloredista Marcos Ferrer como presidente de la Unión Cívica Radical (UCR) entró en un cono de espera. Es que el juez Federal con competencia electoral, Alejandro Sánchez Freytes, hizo lugar a una medida cautelar solicitada por el núcleo Más Radicalismo, referenciado en el ex intendente Ramón Mestre (h), y suspendió el cronograma eleccionario del centenario partido. De esta manera, las impugnaciones de la junta electoral partidaria, que habían dejado afuera al mestrismo y al espacio Córdoba con Todos, quedaron sin efecto. El magistrado le solicitó al grupo de De Loredo y Ferrrer, denominado Generación X y cercano a Emiliano Yacobitti, que controla la Junta Electoral, que presente el próximo miércoles la documentación por la cual decidió desestimar a las otras dos listas.

¿Habrá elección o el culebrón seguirá?