Son apenas tres segundos que condensan el espíritu de la serie. El enmascarado sostiene un arma frente a uno de sus enemigos y tiene toda la intención de disparar. Todavía está dando sus primeros pasos como vigilante nocturno. A esa altura ya lo vimos flaquear en más de una pelea y cometer un par de errores graves. Es Batman aprendiendo a ser Batman. Su rostro está cubierto por la misma máscara negra de sus comienzos en el cómic, allá por 1939. No hay movimientos en la escena, el suspenso se congela con la ilustración: el revolver en primer plano, la boca esbozada por una sencilla línea curva hacia abajo, los ojos dos triángulos blancos y el cielo de Ciudad Gótica apenas un fondo borroneado con pocos tonos de gris. Esos trazos simples dan forma a uno los momentos con más carga emocional de Batman: El enmascarado, la flamante reinvención animada del hombre murciélago estrenada a comienzos de agosto por Prime Video. Una historia con aires noir cercana a los orígenes detectivescos del personaje, ambientada en los años ‘40 y concebida por la leyenda de la animación de DC Bruce Timm, co-producida por J.J. Abrams y Matt Reeves y con el premiado guionista de cómics Ed Brubaker al frente del staff de escritores.

Todo comenzó cuatro años atrás, cuando Timm comenzó a considerar la posibilidad de desarrollar lo que él mismo llamó “una continuación espiritual” de su trabajo más celebrado: Batman, la serie animada, el show que a comienzos de los noventa reinventó el universo del hombre murciélago y que hoy guarda un lugar de culto entre fanáticos de todo el mundo. Si bien los directivos de DC ya se habían acercado a él con esa misma idea en años anteriores, la intención del sello era mantener el tono apto para todo público de la original, algo que a Timm no le interesaba mucho: “Sentía que no tenía nada más que decir con ese formato, y a la vez no me entusiasmaba la idea de competir con el recuerdo del programa que tienen muchos fans”, contó.



Sus reservas tenían sentido. Originalmente ideada como una extensión para televisión del universo que Tim Burton había creado con sus películas, aquella serie animada supo tomar vida propia y asentó para su generación y las siguientes la imagen sombría que al día de hoy impera sobre Batman, convirtiéndose para muchos en la mejor versión en cine o TV del personaje a la fecha. A su vez, algunos de los personajes que Timm creó para ese show –Harley Quinn es el ejemplo más notorio– pasaron a formar parte del canon y fueron luego retomados en cómics, películas y videojuegos, mientras que actores que prestaron sus voces a aquellas animaciones, como el recientemente fallecido Kevin Conroy o Mark Hamill (en sus interpretaciones de Batman y el Joker), se convirtieron en la voz definitiva de sus personajes y continuaron hasta fines de la década pasada aportando su inconfundible impronta a innumerables proyectos.

El entusiasmo de Timm por reiniciar la historia nació en charlas durante la pandemia con su amigo James Tucker, otro pope de la animación de DC y también coproductor de la nueva serie. Entonces comenzó a considerar la posibilidad de desarrollar la idea original que en los noventa no había podido llevar adelante: una versión sobre los comienzos de Batman ambientada a mediados del siglo pasado y con historias que hacen en foco los claroscuros y las tribulaciones internas de sus personajes. Para ello se pusieron en contacto con Brubaker, uno de los nombres más grandes del universo del cómic estadounidense, autor de sagas policiales y tiras sobre Batman, Gatúbela o los X-Men (en estos días, de hecho, su cómic Criminal está siendo adaptado en una serie que traerá de vuelta a Emilia Clarke a la pantalla). "La serie animada de Bruce Timm fue una de las influencias más grandes que tuve al momento de decidirme a hacer cómics, así que cuando me ofreció trabajar con él no lo dudé ni un instante”, contó el escritor poco antes del estreno.


El primer episodio planta el tono de policial noir y toques de liviandad de la serie, con una cuidadísima animación de movimientos básicos y una imponente escenografía entre futurista y art-decó que recuerda a la arquitectura imposible de Francisco Salamone. A su vez arremete desde el vamos con nuevas historias de origen para algunos de sus personajes más famosos: en ese sentido, la cuestión que más polémica levantó en hilos de Reddit y reseñas de YouTube fue el género de Oswalda Cobblepot, La Pingüino, una transformación que en palabras de Timm se debió al gusto de crear nuevas villanas interesantes y renovar al personaje “como una mezcla de Marlene Dietrich y Divine”.

De allí en más cada capítulo introduce a un nuevo villano y crece progresivamente en intensidad con historias autoconclusivas que exploran de modo tradicional géneros que van del suspenso al terror, todo entre piromaníacos que quieren ver el mundo arder, policías corruptos y fantasmas ladrones de clase alta que sobrevuelan el espíritu post-depresión de la época. Y, por supuesto, el elenco infaltable de villanos clásicos: más allá de una brevísima pero intensa aparición del Joker que deja el gancho para una segunda temporada ya confirmada, allí están Gatúbela como una joven de la alta sociedad venida a menos, Harley Quinn como una justiciera social con un origen desligado del Joker y Harvey Dent como eje de una trama de roscas y ambiciones desmedidas que sostiene el hilo de continuidad de la serie.

Y entre todos ellos están Jim Gordon y su hija Bárbara (esta última en una nueva versión que cobra un rol protagónico), el incondicional Alfred, la oficial René Montoya y un Bruce Wayne que todavía está conociendo sus limitaciones mientras lidia con un trauma apenas retratado con un par de flashbacks breves. “La serie arranca tan temprano que al comienzo Batman no es más que un mito urbano: más que ‘Año uno’ es algo así como ‘Semana dos’”, apunto Timm. Y concluyó: “Cuando comenzamos a pensar esta nueva serie nos propusimos explorar la idea de Batman como un ser humano extraño y dañado, alguien que genera terror en sus enemigos pero también incomodidad en sus aliados: ¿cómo se supone que debés comportarte cuando de pronto aparece frente a vos alguien disfrazado de esa manera y a los pocos segundos desaparece? Pero no queríamos que el programa fuera deprimente, queríamos que cada episodio fuera entretenido y diera gusto de ver. Ese fue el objetivo que nos propusimos, y la sensación al final fue la de haber estado a la altura del desafío”.