El sindicato 4 puntos
The Union, Estados Unidos, 2024
Dirección: Julian Farino
Guion: Joe Barton y Davis Guggenheim
Duración: 107 minutos
Intérpretes: Mark Wahlberg, Halle Berry, J. K. Simmons, Mike Colter, Jessica De Gouw, Jackie Earle Haley.
Estreno en Netflix.
Como suele decirse en los deportes colectivos, no importa reunir a las mejores individualidades si no se consigue armar un equipo. Algo de eso hay en El sindicato, nueva propuesta de Netflix, que a pesar de reunir a tres actores de probado éxito, sin embargo no logra ponerlos al servicio de un producto decente. Nota: en este caso la decencia no solo tiene que ver con cierta efectividad en el manejo de las fórmulas del cine de acción, que la tiene, sino sobre todo con la muy escasa originalidad con la que las mismas son usadas.
Protagonizada por Mark Wahlberg y Halle Berry, apuntalados por el siempre efectivo J. K. Simmons, la película abreva en el universo de los espías, y sus personajes forman parte de una agencia ficticia, el Sindicato del título, que trabaja ahí donde no llegan los canales oficiales, del FBI y la CIA al MI5 y el MI6. Subsidiaria de la etapa más pop de la saga James Bond, El sindicato se asienta en la combinación de elementos de géneros como la acción, la comedia y el romance, con la abierta intención de ampliar su target lo más posible. Es necesario recalcar que con intenciones muy similares hay otras películas y sagas que consiguieron resultados mucho más satisfactorios, dentro de las cuales Kingsman es un buen ejemplo.
Lo original de El sindicato es la lógica desde la cual esta improbable agencia de inteligencia recluta a sus agentes. A diferencia de otras de su tipo, que se nutren de profesionales instruidos y entrenados en academias de élite, acá los elegidos provienen de la clase obrera. La idea es aprovechar una serie de habilidades que solo pueden tener quienes se especializan en distintos oficios y por eso la organización ha sido bautizada con ese guiño sindical. Un detalle que no deja de sorprender viniendo de una producción estadounidense, donde los sindicatos son representados casi siempre como estructuras corruptas, imagen que, por desgracia, muchas veces excede el prejuicio.
En este caso, el personaje de Wahlberg es un experimentado obrero de la construcción, quien es “convencido” para unirse a una misión que busca detener la venta de información clasificada a los enemigos de siempre. Entre una y otra cosa, El sindicato pierde una oportunidad muy valiosa: la de correrse del rumbo unívoco que siempre trazan las historias de espías. Hubiera sido una verdadera sorpresa una película donde una agencia de inteligencia integrada por personas de clase obrera tuviera misiones en las que se velara por los derechos e intereses de los trabajadores. Sí, demasiado peronista para Hollywood. A cambio de eso, Wahlberg, Berry y compañía vuelven a ofrecer lo mismo de siempre: persecuciones, tiroteos y peleas a reglamento en las que no hay lugar para sorpresas.