En el equipo de Maximiliano Pullaro abundan expresiones y gestos que intentan persuadir de que la situación social y económica está mejorando, y acaparan por momentos la agenda pública con anuncios grandilocuentes, como el del plan de gasificación anunciado anteayer, o el superávit del primer semestre. Pero basta que el gobernador o alguno de sus ministros esboce esos optimismos para que la realidad los refute. Pasó en las últimas horas con declaraciones del ministro de Trabajo, Roald Báscolo, quien señaló que la actividad económica en Santa Fe está repuntando, y puso como ejemplo el sector hotelero gastronómico.
"No es así, para nada. Es fácil de verlo: si todos los indicadores dan a la baja, industria, empleo, salarios, es lógico que la gente que puede contratarnos, hacer uso de nuestros servicios es cada vez menos. Por lo tanto, ningún repunte", replicó Sergio Giménez, de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica y afines de Rosario (AEHGAR).
El titular de la cartera laboral afirmó esta semana que hay "síntomas" de recuperación económica en Santa Fe, que la recesión toca piso y levanta. Lo argumentó con que disminuyen las suspensiones de trabajadores en el aparato productivo y que el movimiento gastronómico hotelero y de esparcimiento en Rosario se reactivó. Incluso supeditó la caída de demanda de este año al frío del invierno y a la inseguridad pública derivada de la ola de crímenes en marzo pasado.
Desde la mirada del sector interesado, el panorama no luce alentador aún.
"Si analizamos la demanda, hay que decir que desde diciembre aguantamos una retracción económica importante. Estamos a 10 o 15 puntos por debajo de lo que necesitamos para estar empatados", contrastó Giménez por Sí 98.9. Y se fundó en el nivel de ocupación hotelera que necesita sostener un actor mediano de ese negocio: nunca menos del 60% de sus habitaciones ocupadas. Y sin embargo, aseveró, el promedio en la ciudad hoy oscila alrededor del 48%. "Son más de diez puntos por debajo de lo recomendable", indicó, y desestimó la relevancia de picos eventuales de algún feriado o fin de semana largo. "Rosario trabaja hace años para posicionarse como destino turístico, y en buena parte lo logró, pero hoy la situación económica no ayuda para nada", remarcó.
El contexto en la economía provincial respalda la versión empresaria. El último informe de la Federación de Industria de Santa Fe confirmó que en junio el promedio de actividad fabril cayó de nuevo, ahora al 10,9% interanual, y se ubicó en el peor registro de los últimos tres años, incluso que en el momento más crítico de la pandemia. El documento acusa que la industria santafesina sufre de manera acentuada la retracción de la demanda interna, el encarecimiento de los costos de producción y, además, la paralización de la obra pública como motor de la economía local.
Son múltiples las voces que contradicen la expectativa declamada por el ministro Báscolo. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y la consultora Econviews coincidieron en los últimos días en marcar que Santa Fe está en el podio de las provincias que más destrucción de empleo registran este año. Su población asalariada formal se contrajo 2,5% en los últimos seis meses. Entre diciembre de 2023 y el mes de mayo último, en la provincia de Santa Fe se perdieron casi 12.000 puestos de trabajo, según la medición del CEPA. La construcción y la industria manufacturera son los rubros que mayor capacidad de empleo perdieron. Pero también la hotelería y gastronomía achicó personal. Solo el sector de servicios y el comercio, al menos en Santa Fe, tienen relativa estabilidad.
Al decir de los referentes de la hotelería local, el sector está en modo aguante. "Nuestra situación es casi como de pandemia, pero al menos ya habiendo logrado ser un destino competitivo", resumió Giménez. "En nuestro caso no hay destrucción de empleo –agregó– solo que desde la pandemia achicamos equipos y no volvimos a ampliarnos. No volvimos a tomar trabajadores eventuales, y seguimos con estructuras mínimas, pero todavía sin horizonte de despidos o suspensiones", aclaró. Se sabe, esto último es lo que ya atraviesa al sector de la construcción y de la industria metalúrgica.