La Sala F de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial aprobó el trámite de liquidación de uno de los fideicomisos a través de los cuales el financista Alejandro Muszak captaba inversores para Wenance, revocando lo actuado por los tribunales de primera instancia.
La medida corresponde fue solicitadas en julio de 2023, cuando se iniciaron las primeras actuaciones penales contra “el Madoff de Olivos”, solicitando la liquidación de Finup y Fintop. Entonces, el propio Muszak se presentó en San Isidro, con la expectativa de obtener allí un concurso preventivo, pero sus damnificados hicieron una presentación en la justicia de Buenos Aires, que es la que ahora prospera, con más de un año de retardo.
El siguiente paso es que la cámara le ordene a la empresa Promotora Fiduciaria, sobre la que recaía la responsabilidad del control de la gestión de Muszak, exponer la situación económica y patrimonial de los fideicomisos, para luego proceder a liquidarlos, repartiendo proporcionalmente entre los acreedores certificados.
“Hace un año que venimos batallando para lograr esto”, sostuvo uno de los representantes de la querella, el abogado Milton Kees, quien a su vez recordó que “uno de los juzgados intervinientes se declaró incompetente y el otro rechazó el trámite con argumentos de dudosa calidad jurídica o doctrinaria”.
Kees, experto en liquidación de fideicomisos financieros, docente y autor del único libro existente en el país sobre la materia, sostiene que “cuando un fideicomiso se vuelve insolvente, corresponde su liquidación, en un proceso similar a la quiebra. Es lo que planteamos de entrada”.
“Uno de los jueces consideró que debía tramitar en San Isidro, por conveniencia, donde se definió que la conveniencia no es un punto de competencia y el tema recayó en la corte, pero ¿qué nos podemos encontrar cuando la corte al fin defina?”, se pregunta en alusión al tiempo que esa demora le otorga a Muszak para disponer de los recursos.
“El otro juez lo rechazó, nosotros apelamos ese rechazo y la cámara nos da la razón. Un contrato de fideicomiso no puede seguir vigente cuando se vuelve insolvente o cuando hay un desfalco de esta magnitud”, completa el letrado.
Frente interno
Por otro lado, fuentes con acceso a los expedientes sostienen que se rompió el vínculo entre Muszak y sus principales socios, que algunos consideran meros prestanombres. Se trata de Pedro Viggiano, Cleto García y Paola Vallone, quienes también pasaron cerca de tres meses detenidos en distintos penales, por orden del fiscal de San Isidro Alejandro Guevara y la jueza Andrea Rodríguez Mentasty.
Ocurre que Muszak no pagó las facturas de los estudios de penalistas que tramitaron sus respectivas excarcelaciones y estos ahora deben hacer frente a los reclamos de los profesionales, que esperan cobrar sus honorarios. Los demandantes se ilusionan con lo que podrían declarar quienes fueron hasta ayer sus cómplices.
Sin embargo, la causa penal no avanzará hasta que se defina la competencia, que la anterior jueza subrogante del juzgado Nro. 43, Paula Verónica González, decidió disputarle al juzgado Nro. 2 de San Isidro.
A la vez, los damnificados confirman que varios ex empleados de Wenance, muy cercanos a Muszak, entre ellos su histórica secretaria, trabajan ahora en la firma Crediminuto.
Se trata de una empresa con oficinas en Olivos y operaciones en Colombia, Perú y Brasil, que financia la compra de smartphones a sectores no bancarizados. Curiosamente, Crediminuto tiene un esquema de captación de inversores y una rentabilidad muy similar a la que ofrecía Wenance.
Cronología
Wenance es la fintech que prestaba dinero por internet a sectores no bancarizados de la población. Desde 2016 fue demandada sucesivas veces por usura y cobros abusivos a los tomadores de crédito. En julio de 2023 dejó de cumplir sus obligaciones con los inversores.
La investigación penal confirmó que Muszak realizaba intermediación financiera ilegal, sin licencia del Banco Central (BCRA). Su operación consistía en emitir títulos de deuda por esos préstamos y colocarlos, tercerizando así el riesgo. Llegó a vender hasta seis veces el mismo préstamo, lo que constituye una típica conducta de esquema Ponzi, donde los nuevos inversores pagan los beneficios de los anteriores.
Las empresas fintech, apócope de finance technology, como Wenance tienen escasísimo control por parte del BCRA, debido a que la ley de entidades financieras todavía vigente, sancionada por la última dictadura cívico militar, los desmanteló para facilitar todo tipo de negocios.
Para la normativa, Wenance califica como una prestadora de crédito no financiero, al igual que numerosas mutuales y cooperativas. Amparado en ese vacío, Muszak hizo crecer su operación con prácticas ilegales, que en cualquier entidad debidamente controlada por el Banco Central, hubieran sido tempranamente detectadas.
Muszak enfrenta además una causa en el fuero federal por lavado de activos cuyo sorteo recayó en el Juzgado Nro. 3, a cargo de Daniel Rafecas. El denunciante es otro de los damnificados, el abogado Alejandro Liporace.
Actualmente, Muszak debe hacer frente a procesos judiciales y administrativos en tres países: Argentina, Uruguay y España. En Uruguay fue multado por más de dos millones de dólares y le retiraron la licencia para operar. En España, tras un proceso de auditoría muy accidentado, la justicia decidió la liquidación de Abuntia, la forma con la que operaba.
En 2023, Wenance fue apartada de la Cámara Argentina de empresas Fintech, creada en 2017 por el titular de Mercaod Libre, Marcos Galperín. Su director, Mariano Biocca, en defensa del sector, explicó que el modelo de financiamiento de Wenance era único en la industria y muchos de sus competidores afirman que ese era el secreto de su éxito: pagaba altas tasas porque transfería el riesgo a terceros.
“Las empresas de lending (N de la R: así se conoce a las que realizan préstamos para el consumo), suelen trabajar con capital propio o se fondean a través de inversores institucionales. Es el caso de Moni, Credicuotas, entre otras, pero el único que captaba dinero de la calle era Wenance”, relata.