Las reservas internacionales del Banco Central volvieron a bajar y la autoridad monetaria perdió casi 200 millones de dólares en las últimas dos jornadas. Sin embargo, el dólar blue cayó 20 pesos para cerrar en 1315 pesos, mientras que los dólares financieros se mantuvieron en torno de los 1280 pesos. A su vez, las acciones de la bolsa porteña registraron un importante rebote de precios y los bonos soberanos también tuvieron subas de más del 2 por ciento.
El mercado muestra un comportamiento contradictorio. Al mismo tiempo que suben los precios de los activos bursátiles, se vuelve cada vez más compleja la situación del frente externo. El gobierno no tiene capacidad de acumular reservas internacionales, y en los próximos meses no es claro de dónde saldrán las divisas para pagar la deuda en moneda externa.
Por ahora, el clima global parece colaborar con el rebote de las empresas y títulos argentinos. Principalmente porque se espera una reducción en la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos para septiembre.
En el exterior, las acciones argentinas tuvieron una jornada de euforia. Los ADRs escalaron en Wall Street hasta 7,1%, mientras que los bonos soberanos en dólares continuaron con subas. De este modo, el riesgo país bajó a 1445 puntos. En la bolsa porteña, mientras tanto, las acciones que más subieron fueron del Grupo Financiero Galicia (+6,9%), Banco BBVA (+5,2%) y Banco Macro (+4,8%).
Más allá de este rebote, las dudas de los inversores se mantienen en varios frentes, principalmente el vinculado con el mercado cambiario. El mercado sigue obsesionado con la unificación de los tipos de cambios. Pero las señales del equipo económico parecen convencer a un número cada vez más importante de consultores de la City que los controles cambiarios seguirán vigentes por un largo tiempo.
Por ejemplo, en los últimos días la atención se centró en un gráfico presentado por autoridades del Banco Central durante una reunión con inversores estadounidenses. Varios analistas lo interpretaron como un mensaje implícito que indica la continuidad de las restricciones cambiarias durante una gran parte o la totalidad del mandato de Milei. Si bien se trata de especulaciones, el gobierno no muestra apuro y parece estar cada vez más cómodo con los controles.
En los próximos meses, el equipo económico enfrenta importantes desafíos por la falta de divisas en las reservas internacionales. Pero también por las complicaciones para continuar con el proceso de desaceleración de los precios. La inflación se encuentra en torno del 4 por ciento y son pocos los analistas que consideran que va a bajar de ese rango en el corto plazo.
El gobierno incluso lanzó un nuevo incremento de tarifas de servicios públicos que sumará presiones. Algunas boletas tendrán aumentos de más del 4 por ciento. A eso se suma un nuevo incremento de los combustibles. La apuesta del gobierno es que la baja del impuesto país para los productos importados compensaría el efecto.
La inflación, por su parte, sigue generando tensiones de distinta índole. Por ejemplo, a la espera de los nuevos billetes de $20.000, el Banco Central abrió una licitación por 540 millones de billetes de $10.000 y $20.000 que llegarán para el año próximo. Esto muestra el impacto de la nominalidad de los últimos meses.
Se trata de la segunda licitación que llevó adelante la autoridad monetaria: la primera se realizó por 230 millones de billetes de $20.000 que comenzarán a llegar en octubre/noviembre. El objetivo es poder abastecer las necesidades del mercado, ante la mayor demanda de billetes de mayor denominación.
La autoridad monetaria confirmó que la apertura de ofertas se realizará el próximo martes 3 de septiembre. Los interesados deberán presentar sus ofertas ante la Gerencia de Contrataciones en sobres cerrados, sellados y firmados, y junto con su oferta, deberán listar una nómina de Bancos Centrales y/o Entidades Impresoras de los cuales hayan sido proveedores, prestatarios de servicios y obras similares a los solicitados en el pliego.