En el imaginario colectivo, María Elena Walsh ha trascendido como una referente ineludible de las infancias. Pero, ¿qué hay de su obra para adultos? Dispuesto a recuperar ese aspecto menos conocido de la artista, el director y dramaturgo Pablo Gorlero pone en escena Al bárbaro le doy paz, un original varieté que rescata la poesía de Walsh, pensado para los más grandes (o mayores de 15 años). Las funciones se realizan los sábados 31 de agosto, y el 7 y 14 de septiembre a las 21.30, en el Teatro Andamio (Paraná 662). Las entradas se adquieren en Alternativa Teatral

La obra se estrenó en 2021, a diez años del fallecimiento de la escritora, y cosechó nominaciones a cinco Premios Hugo y cuatro Premios ACE. El elenco reúne a Flavia Pereda, Déborah Turza, Mariano Magnifico y Julián Pucheta, quienes interpretan a cuatro personajes que encarnan distintas facetas de la personalidad de María Elena. Con la música en vivo de Juan Ignacio López y Tito Vanini, el repertorio incluye textos y canciones que, en su momento, fueron blanco de la censura.

Un hombre niño (Magnifico), una enamorada (Pereda) y una mujer que protesta (Turza) son los encargados de despertar la conciencia de Magoya (Pucheta), que suele creer todo lo que ve y lo que le cuentan los medios. Y desde ese disparador, se hilvanan canciones como “Barco quieto”, “Como la cigarra”, “The kana”, el tango “Magoya”, “Serenata para la tierra de uno”, “El país del Nomeacuerdo”, “Los ejecutivos” y hasta “La pájara pinta” y "Para los demás", tema que inicia el álbum Juguemos en el mundo, de 1968, y que incluye la frase que le da nombre al espectáculo: “Al loco le doy razón y al bárbaro le doy paz, mi canto y mi corazón son para los demás”. Además, en la puesta se revelan artículos periodísticos como “Desventuras en el País Jardín de Infantes”, que publicó en Clarín en agosto de 1979 y en el cual denunció a la dictadura militar, y se recuerda el poema que le dedicó a Eva Perón, y que aparece en su libro Cancionero contra el mal de ojo, de 1976.

“Siempre es atractivo abordar las obras de próceres culturales, porque traspasan generaciones, tienen contenido social y cultural, y porque en algún momento de la vida te han atravesado. Y este es el caso de María Elena", comenta Julián Pucheta. "Su manera de contar, con esa ironía, agudeza y mordacidad, siempre es algo interesante de trabajar. La base del trabajo de un intérprete es poder imaginar, y sus canciones proponen unos viajes hermosos que estimulan mucho la imaginación", agrega el actor.  

“Su obra es absolutamente actual”, aporta por su lado Flavia Pereda. “Tanto los grandes como los adolescentes se identifican con lo que ella escribió, y se ven representados porque sienten que esos textos dicen mucho de lo que ellos quieren decir. Y darles vida a sus palabras es algo que implica mucha responsabilidad y mucho amor”.

-María Elena Walsh es de esas artistas que continúan interpelando a las nuevas generaciones. ¿A qué responde esa vigencia?

Julián Pucheta: -Creo que responde, lamentablemente, a que las problemáticas sociales son, más o menos, siempre las mismas. Hoy estamos en un momento muy álgido de la lucha de las mujeres con el reclamo de igualdad y con la reivindicación de ciertos derechos. Es una lucha que viene de años y María Elena fue una gran feminista.

-Su poética más popular es la destinada al público infantil, pero se conoce menos acerca de su obra destinada a un público adulto.

Flavia Pereda: -Creo que hay mucha lectura sobre María Elena adulta. Sus canciones son muy conocidas y han representado diferentes momentos de nuestra historia. Hay canciones que pueden significar en su creación una cosa en particular, pero el pueblo argentino resignificó esas obras como banderas frente a determinadas situaciones de nuestro país. Por eso me pareció tan importante hacer esta obra, y cuando Pablo Gorlero me convocó, no lo dudé ni un segundo. Lo importante es que la gente que viene a ver el espectáculo se va con ganas de conocer aún más de su obra.

J.P.: -Hay algunas canciones que el público conoce pero que no sabe que son de María Elena Walsh. Algunas fueron cantadas por grandes intérpretes de la música latinoamericana, pero eran de ella. De hecho, “Como la cigarra” es un himno mundial. Pero es cierto que la asociación más rápida que se hace es con su gran obra para las infancias. Aunque en realidad, a esta altura, puede decirse que es para todos los públicos, porque los materiales se van resignificando a todas las edades, sobre todo cuando se trata de gente que componía de esta manera.

-¿Qué fragmento o canción del espectáculo elegirían?

J.P.: -Me gusta mucho el tango “Magoya”. Es un tangazo. Me parece hermoso y de una poética sublime. Pero también me gustan sus canciones de amor, que seguramente dedicó a uno de sus grandes amores, y otros temas como "Barco quieto" o "Requiem de madre", dedicado a todas esas mujeres que luchan tanto desde sus hogares con ese enorme trabajo tan demandante, exigente y absorbente como es el de ser ama de casa, cuidar a los hijos y llevar la casa adelante. Toda su poética está contada de una manera muy sensible y con una visión muy hermosa de la vida que nos rodea.

F.P.: -Yo no puedo elegir porque soy fan de toda la obra (risas).

-Walsh fue una pionera en muchos aspectos, y ha tenido una visión del mundo feminista y humanista. ¿Cómo creen que dialoga esa mirada con el mundo actual?

J.P.: -Es tan cíclico lo que nos pasa que nuestros conflictos siguen siendo los mismos a través de los años. Algunos avanzan de a poco, como en el caso de la lucha de las mujeres. Y a pesar de que hay momentos en los que parece que se retrocede, ya hay algo instalado en la sociedad en este aspecto y creo que ya no hay vuelta atrás. Por otro lado, la lucha de clases también sigue, y esto es un drama histórico de la humanidad en el mundo, no sólo en la Argentina. Mientras todo esto siga, la obra de María Elena seguirá dialogando con la actualidad.

F.P.: Siento que ella seguiría luchando hoy por todo lo que luchó a través de su pluma. Creo que no bajaría los brazos, y que viviría su amor libremente, con esperanza, fuerza, melancolía y pasión. Por eso, con este espectáculo, deseamos agradecerle, honrarla y seguir avanzando con sus banderas.