El socialismo se rindió a la supremacía de Maximiliano Pullaro pero no le da tregua a Pablo Javkin. El gobernador acumuló poder rápidamente como muy pocos antes en esta provincia y el intendente de Rosario les ganó apenas por dos puntos y no están dispuestos a tolerarlo. La diputada provincial Lionella Cattalini y la concejala Verónica Irizar, se anotaron temprano para disputar la intendencia en 2027, cuando termine el mandato de Javkin. Por supuesto, ahí surgirá una nueva interna para ver quién de las dos llega a la ronda final. El partido de la rosa cree que si no recupera Rosario no podrá recuperar tampoco la centralidad política que lo lleve de nuevo a liderar un frente contra el peronismo en Santa Fe. “Que no se pierda la huella socialista en Rosario”, le gusta decir a Irizar para resumir las ambiciones por un lado y por el otro dejar en claro que el actual intendente se alejó de un rumbo que esta ciudad tuvo por treinta años.

Pero no la tiene fácil. Hay un heredero legítimo llamado Federico Lifschitz que no sólo no es propio sino que se ubica enfrente en alianza directa con Pullaro. “Es joven, tiene pinta, apellido y sacó más votos en Rosario que cualquiera de la dirigencia tradicional socialista”, enumeró un dirigente cercano a Javkin que también recordó que el intendente le ganó a Irizar en 2019 y que Enrique Estévez fue ampliamente superado por Miguel Tessandori en los últimos comicios para intendente.

Alrededor de Javkin ven, por supuesto, las intenciones pero creen que las escaramuzas se dan en un momento en el que el actual intendente se encuentra más fuerte que en sus primeros cuatro años de gestión. Después de la pandemia y la mayor crisis de inseguridad de la historia de la ciudad, el titular del Palacio de los Leones se ve con más posibilidades de proyectar y ejecutar que en los primeros años. Sabe que él no volverá a disputar otro mandato pero confía en que alguno de su estructura política lo haga.

También piensa que su ideario está más cercano al legado de Hermes Binner que el que tuvieron alguno de sus sucesores. “Tiene un retrato de Binner en su despacho. Ni Miguel Lifschitz ni Mónica Fein lo tenían”, destacan en el Palacio de los Leones no sin cierto regocijo al echar sal en la herida interna socialista. Hablando de internas, el intendente sabe que el que más empuja las intenciones confrontativas del socialismo es el presidente del PS y diputado provincial Joaquín Blanco, pero advierte que el sector del exgobernador Antonio Bonfatti no está en esa.

Javkin se ufana de los 43 Centros Crecer que pudo sostener e incrementar en Rosario como espacios de anclaje municipal en los que se llevan adelante políticas públicas de inclusión social para las infancias, juventudes, mujeres y adultas y adultos mayores del barrio. Siguiendo una huella que inició el propio Binner y que otras administraciones habían postergado o rediagramado con otras características.

Hay otro punto sólido para Javkin y es su alianza con Pullaro. Despejadas las asperezas previas a las elecciones y hasta algunos desencuentros personales, ambos cedieron a sus necesidades e iniciaron un camino que los unió más frente a la adversidad de la violencia criminal. Pullaro hoy sabe perfectamente que el intendente de Rosario no lo enfrentará electoralmente en un futuro y hasta en los círculos del máximo poder embroman con Javkin integrando una posible futura Corte Suprema de Justicia. Falta mucho, pero los aprontes ya empezaron.

Los dirigentes de Creo, el partido del intendente, ven además que el armado de Ciudad Futura que los volverá a enfrentar en las elecciones que vienen “puede quedarse con algunos votos tradicionales del socialismo que a lo mejor no nos quieren a nosotros”. Esos mismos dirigentes creen que el socialismo nunca va a digerir haber perdido la ciudad por pocos puntos y sostienen que hay un poco de ingratitud para con Javkin. “Hay muchos afiliados del PS ocupando cargos en la estructura municipal y el intendente les firmó no menos de 40 traslados a la provincia para que puedan ocupar cargos en el gobierno provincial” sostienen. Y hay más trapos al sol: “Un día habrá que contar cómo el nombramiento excesivo de familiares que hicieron puede terminar perjudicando, por ejemplo, a la Caja de Jubilaciones de los municipales por reclamos de jubilaciones de privilegio de varios parientes”. Las armas se están velando.

Sonrisas a Milei

Las fotos de Pullaro y Javkin sonriéndole al presidente Javier Milei en el acto por los 140 años de la Bolsa de Comercio de Rosario, fueron el centro de las críticas ante lo que muchos observaron como una actitud condescendiente a un gobierno que hace sufrir a la gente, asfixia a las provincias con el recorte de fondos y ni siquiera escucha los reclamos que el interior tiene para hacerle.

El intendente le resta importancia a la gestualidad y asegura que no se abandona la pelea por el restablecimiento de los subsidios al transporte de pasajeros, el financiamiento educativo y universitario, y las obras viales y de infraestructura que se necesitan. Particularmente, Javkin quiere conseguir fondos para seguir con las urbanizaciones en la zona de Sorrento y Cullen. Y cree que una nueva ley o el presupuesto nacional 2025 pueden restablecer de la mano de los legisladores nacionales, fondos frescos para el transporte de pasajeros. 

Pero como Pullaro, el intendente de Rosario piensa que no sirve de mucho ingresar en un terreno de "golpe por golpe" discursivo cuando la gente la está pasando mal y conserva todavía alguna expectativa. Palabras más o menos, lo que piensa casi toda la política que se agazapa y espera a que la sociedad digiera semejante bocado disruptivo. También, aunque no lo digan abiertamente mantienen cierto temor a las represalias a la que puede recurrir una administración libertaria que ya dio muestras de su poder de denostación pública de los adversarios.   

El vínculo con nación pasa exclusivamente por la relación con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich que no escatimó recursos para enfrentar a la violencia narcocriminal en Rosario. Por supuesto, con el respaldo de Milei. Eso sí se valora de parte de un intendente que durante tres años no podía convocar a una conferencia de prensa con demasiada antelación "por razones de seguridad". Javkin como Pullaro aseguran que hay cuestiones objetivas que no son una sensación. "Antes, un fin de semana en Rosario había 20 patrulleros, ahora son más de 200", sostienen y no quieren que un día Milei se revire y se lleve a los gendarmes de la ciudad. 

Más allá del apoyo explícito en recursos para enfrentar el crimen también se valora el discurso nacional que se pone al hombro la problemática de inseguridad de Rosario y aliviana las tareas de restablecimiento de una reputación perdida cuando había más de 300 muertos en dos años.