La superficie calcinada por el incendio forestal que desde hace diez días permanece activo en el sur de Ecuador supera ya las 4.800 hectáreas, según el último balance publicado por la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) del Gobierno ecuatoriano.

Desde el pasado fin de semana en las labores de control del incendio participan dos aviones C27J Spartan y dos helicópteros Mi-17 de la Fuerza Aérea de Perú (FAP), mientras que Colombia también ha brindado asistencia con un equipo antincendios para usar en el avión Hércules C-130 y operadores especialistas para esta aeronave.

El incendio se inició en la localidad rural de San Antonio de las Aradas, perteneciente al municipio de Quilanga, y en las labores de control de las llamas participan tanto brigadas de bomberos como de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, con el apoyo de algunos habitantes de la zona.

Producto del avance de las llamas, al menos unas sesenta familias se han visto afectadas, entre ellas diez que han quedado damnificadas al alcanzar el fuego a varias viviendas. Por ello, se han dispuesto dos albergues temporales en San Antonio de las Aradas y en Quilanga para acoger a las personas que se queden sin hogar.

También, alrededor de un centenar de personas recibieron atención prehospitalaria después de que los centros de salud de la zona afectada hayan activado sus protocolos de emergencia.

El Gobierno ecuatoriano activó, además, a las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) de las provincias vecinas de Cañar y El Oro para que acudan a la zona y dispuso que se prepare un helicóptero con dispositivo antincendios para apoyar la tarea de lucha contra el fuego. Las BRIF son brigadas de personal especializado y acreditado por organismos internacionales para el control y liquidación de incendios forestales.

Actualmente en Ecuador hay una quincena de incendios activos,
de ellos únicamente tres bajo control, aunque el de Loja es con diferencia el más grave por la superficie calcinada.

Los incendios forestales en Ecuador suelen presentarse en la época seca -como la actual, con un déficit de lluvias en la zona andina austral del país-, y que en el pasado han consumidos grandes extensiones de bosques.