Las elecciones municipales en Brasil no deberían mover el amperímetro político más allá de sus fronteras. Pero eso no se verifica porque la ultraderecha global siempre corre los límites, como la OTAN. El mundo entero es donde libra su guerra cultural y no en un solo país. Por eso se juega mucho el 6 de octubre y sobre todo en San Pablo, la ciudad más poblada de América Latina – con su área metropolitana supera los 22 millones de habitantes – donde un aliado de Lula, el psicoanalista, docente y militante de izquierda Guilherme Boulos, está primero en las encuestas seguido por dos partidarios de Jair Bolsonaro. El actual prefecto, Ricardo Nunes y el ascendente Pablo Marçal.

Este escenario es propicio para una lucha binaria, sin grises, donde las derechas exponen su dialéctica macartista contra el fantasma del comunismo. Para ese sector, lo encarnan el presidente y el dirigente del PSOL que aspira a gobernar la capital del Estado más importante del país.

San Pablo es un territorio muy apetecido porque Lula y el expresidente de extrema derecha se juegan demasiado. Sobre Bolsonaro pesa un fallo del Tribunal Supremo Electoral que lo declaró inelegible en junio de 2023. No podrá presentarse a los comicios generales en 2026, pero el bolsonarismo residual lo sobrevive y es muy probable que el exmilitar oficie de árbitro entre los aspirantes a reemplazarlo. El histórico líder del PT si podría ir por su reelección. Está en condiciones de gobernar Brasil por cuarta vez.

En la disputa por la subjetividad del votante paulista es donde aparece de nuevo un país partido al medio, como en los días del asalto al Planalto. Decenas de militantes fieles a Bolsonaro continúan detenidos por la toma y destrucción de la sede del gobierno en Brasilia, otros huyeron a la Argentina donde consiguieron el estatus de refugiados y todos esperan una amnistía que no llega.

Candidata cubana bolsonarista

En aquel ataque del 8 de enero de 2023 hubo propaladores del golpe de Estado. Cumplieron su faena desde medios afines a la extrema derecha. Una de esas voces es cubana: la joven influencer Zoe Martínez, nacionalizada brasileña. Hoy, veinte meses después, es candidata a concejal (vereadora en portugués) en San Pablo por el partido Liberal. Ahijada política de Michelle Bolsonaro, la ex primera dama fue quien le propuso integrarse a sus listas. Volvió renovada y recargada después de trabajar en la cadena Jovem Pan que fue la más oficialista durante la presidencia del hombre que minimizaba el Covid, la gripezinha.

En sus redes sociales donde supera el millón de seguidores se atrevió a decir que “Lula es el hombre que más robó en la historia del mundo”. O que “el marketing de la revolución cubana es muy fuerte en Brasil”. Por ahora sus declaraciones ratifican el odio de la extrema derecha en el mundo virtual. Hay que esperar un tiempo más para comprobar si también pueden incidir en la realidad.

Llegó al país desde Cuba siendo una niña y detrás de sus padres. En ese momento se trataba el impeachment contra la expresidenta Dilma Rousseff. “La amiga de Fidel Castro”, la definió una vez como si fuera un desprecio. A los 16 años hizo su primer posteo en las redes, siempre en una misma dirección y con agresividad, como ella misma reconoció. Siguió su prédica contra la revolución cubana, deshaciéndose en elogios a Bolsonaro (“Como lo extraño” ha llegado a decir) y ahora en defensa del multimillonario Elon Musk, en conflicto con el gobierno del PT porque el juez Alexandre de Moraes le suspendió la licencia a X para operar en Brasil.

El 21 de diciembre de 2022, cuando se incubaba la estrategia para dar un golpe de Estado con Lula ya convertido en presidente electo, pidió públicamente que las fuerzas armadas destituyeran a los ministros de la Corte Suprema brasileña que integra De Moraes. No se quedó ahí. El 30 de aquel mes, posteó una foto junto a Bolsonaro que decía en el epígrafe: ¡Gracias por todo, presidente! Peleaste la buena batalla. Es bueno recordar que solo la Armada estuvo con él, ¡felicidades por tu valentía!”.

Entre sus planes confesados en las redes está la realización de un documental sobre las misiones de los médicos cubanos. “Sería muy importante en este año electoral y para atacar indirectamente al PT”, le confesó en un programa de YouTube a otro influencer cubano, y rabioso anticomunista: Alexander Otaola Casal, el 8 de febrero de 2022.

A diferencia de Martínez, quien todavía no ha sido señalada oficialmente en Cuba como desestabilizadora, su entrevistador integra la Lista Nacional de Terroristas publicada en la Gaceta Oficial N° 83 del 7 de diciembre de 2023. Sí tienen un discurso parecido. Cuando habla de “la amenaza del comunismo cubano” Otaola Casal agrega: “el de Lula y Dilma”. Pero lo hace desde Estados Unidos, donde se presentó como candidato a alcalde en las elecciones de Miami Dade el mes pasado. El resultado que obtuvo lo dejó out. Salió tercero a 46 puntos de la alcaldesa reelegida, la demócrata Daniella Levine Cava. Fue un contundente 58% a 12%. Y pese a semejante diferencia exigió el recuento voto por voto.  El 6 de octubre le toca a Martínez, la cubana de Bolsonaro que va por un cargo electivo en San Pablo. La guerra cultural de la ultraderecha se libra en varios frentes e incluye críticas al Papa Francisco y Naciones Unidas porque "no hacen nada por Cuba". Aunque esta vez se vota en Brasil.

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