Quien diga que en la administración de Javier Milei no se beneficia a nadie es un necio. No la ve, usando el lenguaje libertario. Porque mientras el Presidente vetó el aumento de la movilidad jubilatoria y los ciudadanos reciben aumentos en nafta, servicios públicos y hasta transporte, hay otros cuya recaudación subió "como pedo de buzo", para seguir con las analogías ilustradas del jefe de Estado. En ese grupo privilegiado se ubica el clan Adorni. Francisco, el hermano del vocero presidencial contratado por el Ministerio de Defensa, gozó de un incremento del 420 por ciento en los últimos seis meses. Pasó de cobrar a principios de año unos 820 mil pesos a casi cuatro millones (unos 3.935.093,7 pesos, para ser exactos) al mes de julio. Semejante paritaria llegó de la mano de un ascenso: su patrón, Luis Petri, que lo había nombrado con el cargo simple de asesor, lo promovió desde abril a jefe de Auditoría Interna. 

Página/12 accedió al salario del hermano del vocero presidencial a través de un pedido de Acceso a la Información Pública, el mismo mecanismo fijado por ley que el Gobierno restringió este lunes alegando que le molestan las consultas de tipo "privadas". El asunto, además de su carácter por demás público, también es político: no sólo contradice el discurso anticasta de la administración libertaria, sino que marca un fuerte contraste con el reclamo, bastante extendido entre las Fuerzas Armadas, de mayor presupuesto para el área de Defensa. Además de la necesidad de ampliar los gastos operativos, la familia militar demanda mejores sueldos para los efectivos. El malestar en las FFAA es genérico e incluye también el rechazo a la modificación de la ley de Seguridad Interior y el posible remate de varios terrenos públicos onerosos que todavía administran. 

Gran Hermano

Este diario ya había informado la incorporación de Francisco Adorni al Ministerio de Defensa y la posibilidad de un ascenso en el escalafón salarial. Es que el gran hermano terminó el año pasado siendo empleado del Consejo de la Magistratura de la Provincia de Buenos Aires y empezó el 2024 nombrado en la cartera de Luis Petri, quien lo arropó como asesor. Este ascenso implicó que su sueldo pase de 820 mil a 2,6 millones de pesos. Una paritaria récord. 

En abril, la moneda de Adorni -egresado de la Universidad Nacional de La Plata- siguió cayendo del lado de la suerte, porque pasó de ser un mero asesor de Petri (cuya terminal finaliza en Patricia Bullrich) a ser nombrado jefe de Auditoría Interna, lo que implicó otro incremento más, que se estacionó -por ahora- en 3.935.093,7 pesos. A cargo tendrá el diseño y la ejecución del Plan Estratégico de Auditoría, según le informaron a este diario desde el Ministerio de Defensa.

Una de las cosas más extrañas es que al ser consultado el por qué de la contratación del otro Adorni, los justificativos radican en lo que tanto cargó el presidente de la Nación: la casta. Es que el Ministerio de Defensa argumentó su nombramiento debido a la "experiencia laboral de más de veinte años en el sector público, provincial y/o municipal", cumpliendo funciones de perito en el área contable. 

Qué dirá de su trayectoria su propio hermano, cuya pasión en Twitter es publicar cuánto tiempo permanecen hombres y mujeres cobrando un sueldo de la Nación.

A su vez, Francisco Adorni sabe que, en algún momento, la moneda puede caer en la otra cara. Por eso mismo, el Gran Hermano planifica que de no tener la torta, bien le puede servir el pan y solicitó vía carta que se le guarde su lugar como empleado del Consejo de la Magistratura provincial, en caso de lo que fueran a despedir o que la gestión de La Libertad Avanza se terminara.

Con bajo presupuesto

Sueldazos como el del hermano del vocero contrastan con la realidad de la mayoría de los militares. Ni bien asumió la presidencia, Javier Milei decidió dar de baja la jerarquización salarial que había dejado a la firma Sergio Massa antes de salir de la Rosada y que equiparaba los sueldos militares con los de la fuerzas de seguridad, algo que hirió el orgullo de los generales. Este lunes, todos los miltiares y personal civil de inteligencia de las FFA de 60 mil pesos, menos que el bono vigente para los jubilados. 

Pero además, el presupuesto sigue a la baja. En julio, a través del DNU 594/2024, el Presidente lo volvió a hacer: decretó un aumento presupuestario para Defensa, pero fue considerado a todas luces insuficiente por las fuerzas para subir salarios y costear el funcionamiento del día a día. Si bien el decreto duplicó el Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), establecía que solo el 5 por ciento puede usarse para gastos comunes. 

El malestar seguirá hasta tanto el Gobierno no se disponga a aumentar el porcentual del PBI para Defensa. Hoy está en un 0.8 por ciento, y algunas voces del sector estiman que, al menos, debería estar por encima del 1.5, es decir el doble. Sin esa plata, dicen fuentes del sector, no hay ninguna chance de que los Caza F16 que Milei compró en Dinamarca puedan volar: el costo es de unos 16 mil dólares la hora de vuelo y, salvo para el hermano del vocero, por ahora "no hay plata". 

El malestar también se extiende por la tozudez con la que la Rosada maneja dos temas sensibles: la intención de involucrar a las FFAA en Seguridad Interior, una idea rechazada por la familia militar; y la venta de las "joyas de la abuela", los terrenos públicos más caros que manejan las fuerzas, por ejemplo en Palermo. Por ahora, pareciera haber un compromiso gubernamental de no tocarlos, pero la moneda está en el aire.