CENTU es una comunidad de diversidad sexual y espiritual cuya misión es el encuentro.
En el sentido de las diferencias sexo genéricas, porque está integrada por personas que se autoperciben como “homosexuales”, bisexuales, no binaries, trans, y de toda la comunidad LGBT+, y también en el sentido de la “diversidad espiritual” porque también hay personas que se consideran católicos, evangélicos, agnósticos y de otras búsquedas espirituales que no están encuadradas en ninguna religión. Esta comunidad de una edad promedio que no supera los treinta y cinco asume una “misión”: el “encuentro” entre personas e instituciones.

Entre sus objetivos está convocar al diálogo y al trabajo conjunto que tienda puentes sobre grietas. Tarea ardua en un país donde aún hay iglesias y credos institucionalizados que consideran a la comunidad LGBT+ como una población en pecado, o bien porque proclaman la inclusión, pero luego en los hechos actúan como dispositivos de silenciamiento o indiferencia como ante las recientes, hipócritas y reaccionarias declaraciones del “ministro” Mariano Cúneo Libarona: salvo la Iglesia de la Comunidad Metropolitana ninguna, hasta una semana después rasgó sus vestiduras ni puso en tierra su cara. Tampoco se les pide tanto, alcanzaba con un repudio. 

No todas las denominaciones tienen la misma posición frente a las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género (véanse los resultados de la Primera Consulta sobre Iglesias Cristianas y Diversidad Sexo Genérica). Pero, insistimos, el tema les sigue quemando y se les nota tanto como cuando se empecinan en leer (ahistóricamente, fuera de contexto y con vocabulario contemporáneo) seis versículos bíblicos para no dar lugar en la “mesa”, ese lugar de encuentro, libertad, igualdad, fraternidad y sororidad para lxs cristianxs; como en lo lerdxs y/o indiferentes que son cuando hay que alzar la voz cuando se nos condena nuevamente a la dimensión del desprecio. ¿Si esas manifestaciones fueran contra otros grupos vulnerados les llevaría tanto tiempo reaccionar? Claramente no.

CENTU organiza encuentros, en los que proponen temas que interpelan a quienes participan y luego comparten experiencias que aun que no lo crean son muy parecidas a las de los años 80: no poder salir del clóset en sus familias o comunidades de fe. SOY estuvo presente en el último y numeroso encuentro que se realizó en la comunidad La Reforma de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, que casualmente tiene domicilio frente a la Quinta Presidencial, donde mora el jefe de la banda de la cual Mariano Cúneo Libarona es coreuta.


Los encuentros son más fraternos que sororos (la mayoría de jóvenes varones gays es apabullante frente al escaso número de lesbianas y trans), y allí hay testimonios que se comparten en rondas donde, además, se realizan gestos de comprensión y se planean actividades dentro del catolicismo, hasta ahora, como la participación en la Peregrinación a la Iglesia de Luján, o político-comunitarias, como fue la participación en la última Marcha del Orgullo con una carroza donde se podía leer: “Mi sexualidad no limita mi Fe”.

¿Cuáles son los temas emergentes? ¿Qué quiere dialogar la Comunidad LGBT en el marco de su fe y su religión?


Felix: Hay de todo: Cómo nos relacionamos en la comunidad LGBT+ (ghosteo, aplicaciones, nuevos tipos de relaciones); cómo es nuestra relación con la religión (hay quienes están más cercanos a las instituciones religiosas, otros menos); y también cómo debe ser nuestro compromiso para una sociedad más inclusiva en lo sexual y también en lo religioso.

¿Cómo relacionan más precisamente su fe con sus orientaciones sexuales?

Felix: Desde que tengo conciencia, siempre he vivido con naturalidad la fe en mi hogar. Una fe católica empapada de religiosidad popular y familiaridad, lleno de visitas a santuarios y de expresiones religiosas muy vividas. Mis padres siempre vivieron con cotidianidad esta relación. A lo largo del tiempo, también creció la conciencia de saberme distinto y disidente, porque mi orientación era diferente a la heteronormatividad presente en la sociedad de los años ‘90 y ‘00.

"Ser puto y ser de la Iglesia eran mostrados como dos polos opuestos que no podían encontrarse, era visto como una hipocresía en sí misma"

Los discursos y acciones de ciertos sectores de la Iglesia a la comunidad LGBTIQ+ siempre estuvieron teñidos de culpa, vergüenza y pecado. Frente a esto, siempre viví una dolorosa tensión entre mis dos mundos: el de mi profunda identidad católica y el de mi elección de vida homosexual. Ser puto y ser de la Iglesia eran mostrados como dos polos opuestos que no podían encontrarse, era visto como una hipocresía en sí misma.

A medida que fui creciendo profesionalmente y fui adentrándome en ciertas corrientes teológicas más abiertas, más inclusivas y más humanizantes, fui resolviendo esa tensión que me parecía inconexa, extraña y lejana. Con la ayuda de sacerdotes, religiosas, religiosos más cercanos al mensaje original de Jesús que llama a todxs a sentarse en su mesa, pudo habitar en mí este hermoso mantra: “Mi sexualidad no limita mi fe”. Mi sexualidad abraza mi fe, la perfecciona, la potencia y la renueva para ser signo para otres que necesitan ser escuchados, acompañados y sostenidos.

Manu: En mi caso, no veo la forma de separar mi fe de mi orientación sexual porque son dos dimensiones de mi personalidad que marcan mi vida. Entonces, separarlas sería vivir disociada y a medias. Ser una persona en la Iglesia y otra en “el mundo”. Para mí, fe y vida son dos aspectos que indudablemente tienen que estar integrados. Yo soy quien soy y actúo como actúo porque creo en Dios e intento todos los días ser cada vez mejor persona y vivir su proyecto de amor; pero también soy quien soy y actúo como actúo por mi historia personal y el camino que atravesé para descubrir mi sexualidad y así poder reconocerme, abrazarme y quererme más.

Creo, además, que mi sexualidad me acerca a Dios y que sentir a Dios como lo siento me ayuda a poder construir vínculos más sanos. Mi primer temor cuando finalmente pude identificar mi sexualidad fue pensar que tenía que irme de la Iglesia, ese lugar que amo profundamente, pero con el tiempo pude conectar con una vocación muy linda a la que Dios me llama: ayudar a que la Iglesia abra sus puertas para dar lugar a todos. Creo que la Iglesia, como casa de Jesús, debería seguir más su ejemplo. Él que se hizo hombre y vino a enseñarnos que debemos amar sin exigir, no juzgar a los demás y ser misericordiosos.

Te definís como fiel de la Iglesia Católica Romana, ¿qué creés que la Iglesia como institución te aporta a vos como persona y que aportás vos a la Iglesia? Siempre desde tu posición de persona gay.

Felix: Me considero un hijo de la Iglesia, un miembro que busca siempre que todxs se sientan parte de ella así como Jesús quiso que todxs se sientan en la mesa, que todes puedan ser parte del Reino. Dentro de la Iglesia, siempre encontramos discursos o palabras que pueden herir al otro. Creo que lo que hoy aporto a la Iglesia es ser un signo para demostrar que la religión y la espiritualidad no entra en cortocircuito con las expresiones de fe de cada persona.

La Iglesia hoy en día me aporta de ciertos sectores una mirada más inclusiva de la diversidad sexual, gracias al discurso de algunos sacerdotes y religiosos sobre mirada integral de la persona. Creo que el mensaje de Jesús es siempre desde la inclusión e invitación de las personas a vivir con plenitud su vida, y no fijarse simplemente en aspectos morales deshumanizantes

Manu: En primer lugar, me gustaría aclarar que no soy gay, porque ese término refiere a la homesexualidad y yo soy bisexual. Ahora, respondiendo a la pregunta, creo que ser parte de la Iglesia me permite rodearme de personas que, como yo, buscan ser cada vez mejores y crecer en el encuentro con el otro, entendiendo que estamos todos en camino y que nadie es más que nadie. Además, me ayuda a vivir con los ojos y el corazón más abiertos a los demás, no solo para no ser indiferente, sino también para involucrarme; y esto es justamente lo que quisiera poder aportarle a la Iglesia. Pienso que, para que la Iglesia se parezca más a Jesús, necesita que los que la amamos nos involucremos, sin ser indiferentes.

Muchas veces se piensa en las normas de la Iglesia como si vinieran de Dios y no siempre es así. Solo por mencionar algunos ejemplos: la Iglesia exige que los curas no se casen y Jesús eligió a Pedro, que se había casado, como primer conductor de la Iglesia; y la Iglesia pone a las mujeres en un rol marginal, pero fueron dos mujeres las primeras en anunciar que Jesús había resucitado. De hecho, antes del Concilio Vaticano II (hace sólo 65 años), los fieles no estaban autorizados a leer la Biblia, porque era solo para sacerdotes. Hoy nos resultaría insólito que no nos dejen leer la Biblia pero, para que eso cambie, alguien tuvo que animarse a cuestionar cómo se hacían las cosas e involucrarse para cambiarlas. 

¿Cómo surgió Centu y cómo funciona?

Teby: Centu surgió como respuesta a una necesidad vital: la del encuentro, en el más hondo de los sentidos. Siempre en un contexto de diversidad sexual y espiritual. Jóvenes LGBT advertimos que, si bien podíamos quedar con otrxs a través de aplicaciones de citas o redes sociales, se nos hacía cuesta arriba encontrar amistades profundas dentro la comunidad LGBT.

Comprobábamos también que las formas que tenemos de tratarnos en las apps LGBT más comunes a veces distan de ser amables. Es importante saber que muchas veces estas aplicaciones son el primer encuentro que tiene una persona que se descubre diversa con otrxs de la diversidad. Esto para nada quiere decir que no existan espacios de diversidad y personas que generen encuentros amistosos, simplemente en ese momento no los encontramos.

"Sacame de esta app"; "Estoy más para birras que para otra cosa", ciertos perfiles en esas aplicaciones hacían explícita esta necesidad de un espacio distinto, que pusiera en el centro a la persona, que convocara al encuentro. Esa sed de un otrx, de una comunidad, es la semilla fundante de lo que hoy es Centu. Y tiene mucho que ver con lo trascendental, con aquel Misterio al que algunxs llamamos Dios.

Vale decir que Centu nació en un contexto de dolorosa polarización y confrontación: Las religiones y la comunidad LGBT se batían incansablemente en alguna de sus tantas luchas, dividiendo a la sociedad en dos partes irreconciliables. No cabía lugar para el matiz, para la concesión, para admitir una mirada distinta. Y ahí donde existe la grieta, urge el diálogo.

Esas fueron las semillas de Centu: Queremos encontrarnos, para acompañarnos, para enriquecernos con miradas distintas y para pedirle reconciliación a nuestras religiones y a nuestra comunidad LGBT.

Hoy Centu organiza talleres mensuales presencialmente en todo el país: CABA, Provincia de Buenos Aires, Bariloche, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Misiones, San Luis, San Juan, Salta, Santa Fe, y también nos juntamos virtualmente). Tratamos de hacerlo en lugares simbólicos (parroquias, iglesias evangélicas, centro FALGT), en los que invitamos a charlar a través de algún tema disparador. Siempre después comemos algo y nunca dejamos de terminar en algún bar.

Y no sólo hacemos talleres. Las juntadas en plazas, bien llamadas “tardes de mates” se disfrutan con guitarra y biscochos, y también nos llenamos de cultura con las noches de cine-debate.

¿Cuál es la relación de Centu con las institucionalidades de las Iglesias?

Manu: En Centu queremos ser signo de encuentro y es desde ese lugar de respeto por el otro, compartida y diálogo desde el que nos vinculamos con las iglesias y sus referentes. Afortunadamente, nos encontramos con muchos aliados en el camino y esto nos ha permitido tender puentes en distintas partes del país y construir redes para que cada vez más personas puedan descubrir algo que para nosotros es sumamente importante: que su espiritualidad (sea cual sea) y su sexualidad (sea cual sea) no tienen por qué estar enfrentadas, sino que incluso pueden nutrirse mutuamente.

Teby: Hoy la receptividad es muy buena. Nosotros dejamos en claro que venimos a construir. Centu es un espacio para enriquecernos con la mirada distinta, siempre en diálogo fraterno y acompañando procesos. Esto vale también para con las instituciones. No queremos imponer miradas, sino antes escuchar, incluso aprender. Celebramos la espiritualidad, celebramos que existan religiones, estamos para ayudar.

Lo que sí existe a veces es el miedo de que reemplacemos los propios espacios de las comunidades de fe. Nuestro objetivo en realidad es el contrario, es justamente que todxs nos sepamos cada vez más legítimamente pertenecientes a nuestras respectivas comunidades. Saber que forman parte de Centu personas de diversas adscripciones religiosas da cuenta de que es un espacio distinto.

¿En qué consiste, cómo se materializa la discriminación hacia las personas LGBT en algunas iglesias?

Felix: Creo que muchas veces la discriminación hacia las personas LGBTIQ+ surge de una lectura literal de la Sagrada Escritura sin una adecuada hermenéutica, muchas veces con la clara intencionalidad de fundamentar ciertos prejuicios o estereotipos sobre la comunidad. Algunas veces, escuchamos de terapias de conversión o de grupos de auto-ayuda para las disidencias, que son prácticas discriminatorias e inhumanas que centran su accionar en la literalidad de la escritura, sin escuchar el arduo trabajo académico que ayuda a comprender mejor el mensaje de fe, libertad y esperanza que alberga.

Por suerte, cada vez se toma más conciencia de mostrar una iglesia más inclusiva y abierta al acompañamiento, una iglesia más sinodal, más compañera de los nuevos escenarios en los que se encuentran las personas. Es importante siempre asumir en la Iglesia y en las comunidades de fe una posición que cuide y proteja los DD.HH, para luchar por una sociedad donde nadie se siente excluido ni discriminado bajo ninguna forma.

Manu: Por suerte, cada vez hay más apertura entre los integrantes de la Iglesia y creo que se están dando pasos, pero considero que el problema (y las discriminaciones) surgen cuando se priorizan documentos por sobre las personas y el ejemplo de vida de Jesús. Coincido en que lo más cruel en ese sentido es el hecho de que se realicen terapias de conversión u otras prácticas opresivas; y más allá del silencio que hay alrededor de eso, esto aún está vigente hoy en la Argentina. Tal como dice Felix, creo que los que justifican su rechazo a las personas LGBTIQ+ argumentando que así lo dice la Biblia hacen una lectura literal de los textos sin tener en cuenta que, si bien la Biblia está inspirada en Dios, fue escrita por personas, atravesadas por su realidad y su perspectiva de las cosas. Por lo tanto, hacer una lectura literal e ignorar el contexto en el que se escribió, aleja del sentido del mensaje de Dios y es sumamente peligroso. Sin ir más lejos, en el Éxodo se habla de vender hijos y se dice que quien trabaje un sábado debe ser condenado a muerte; y en Léviticos se explica qué tenés que hacer si querés comprar esclavos. Creo que estamos todos de acuerdo con que esas prácticas están totalmente alejadas del proyecto de vida al que Dios nos invita. En lo personal, yo estoy en paz con Dios y sé que su amor es para todos, pero me duelen comentarios hirientes de personas o de referentes de la Iglesia y, sobre todo, el hecho de que tengamos negado el sacramento del matrimonio. Yo amo a Dios y sueño con que bendiga mi pareja.

¿Y que relación consideran que existe entre la homolesbotransfobia como situaciones como el racismo, la pobreza, el machismo?

Teby: Nuestro trabajo es siempre en pos de la dignidad de la persona. Si desde la comunidad LGBT+ nos olvidamos de que este es el centro de nuestro orgullo, estamos repitiendo dinámicas excluyentes. No podemos quedarnos solamente en esta, “nuestra lucha”, nos tienen que interpelar otras realidades porque, al final, es mentira que hay muchas luchas, es una misma es una sola; la de una misma humanidad. Para ir a casos concretos, no podemos ser una comunidad LGBT elitista, xenófoba o racista.
Debemos deconstruir el “nosotros” con todxs y avanzar en el camino de la inclusión.

En este sentido también la reconciliación con las distintas religiones es muy importante. Lo espiritual sí es parte de la realidad humana y si se anula esta dimensión, que necesita de lo religioso, la dignidad de la persona queda socavada. Además, si hablamos de dignidad de la persona, las religiones también están llamadas a asumir esa lucha. Creemos que muchas trabajan genuinamente por eso mismo, y en ciertos ámbitos lo hacen muy bien. La comunidad LGBT debe reconocer a las religiones como actores positivos de la sociedad en pos de la dignidad humana. Claramente hay diferencia en las formas, en los métodos, en las miradas y hay error y hay pecado, por eso es tan necesario el diálogo y la reconciliación.

A futuro ¿Cuáles son los proyectos de Centu?

Teby: Creo que estamos creciendo lindo, sobre todo en profundidad. Muchas preguntas que nos hacíamos hace unos años ya parecen tener cauce. Hoy es importante consolidar esas decisiones, esas identidades, para poder construir, siempre juntos a partir de ahí. Por poner un ejemplo, elegimos ser federales. Hoy tenemos presencia en muchas provincias y complementamos con encuentros virtuales. Y hay una noción de que estamos en todo el país. Hay que sostener esa decisión y profundizarla, consolidándonos en el interior. También queremos llegar a más instituciones religiosas y de la diversidad. Al final, son ellas las que tienen que dialogar, nosotros sólo somos facilitadores del diálogo. Por suerte hay muy buena recepción de ambas partes. Pero si nos preguntás por proyectos concretos, además mantener los gestos puntuales de encuentro (nuestra presencia en la Marcha del Orgullo, sumarnos a la peregrinación a Luján, etc), nos gustaría generar contenido. Es tiempo de generar conversaciones profundas. El mundo necesita ese milagro, me parece que va por ahí.

Las palabras de Teby resuenan frente un paredón que aloja al Presidente más discriminador y autoritario desde que se recuperó nuestra democracia. Quizá y ojalá su deseo sea un signo de lo que viene porque el hambre, la exclusión, la muerte y la represión están volviendo y no estamos dispuestos, creyentes o no, a dar un paso a atrás.