El recurso de desgastar las palabras. Desteñir. Vaciar de valor. Bajarle el precio a las luchas, mediante la complicidad de la repetición y la utilización político partidaria. Apuntalar un plan sistemático siniestro con diferentes frentes y un solo verbo:

Matar de hambre / Matar de frío / Matar la cultura / Matar la alegría / Matar la fe / Matar los abrazos / Matar lo colectivo / Matar a las mujeres / Matar a los putos / Matar a las tortas / Matar a las travas

A fines de abril del 2021, el concejo deliberante de Lomas de Zamora crea la Ordenanza n° 17813 que establece el 25 de marzo como día del “Niño por nacer", una de las primeras maniobras de los sectores celestes para obstaculizar y evitar que se realicen abortos legales en los hospitales públicos del distrito. En respuesta a este enorme atropello, el movimiento de mujeres y disidencias lomense se organiza para exigir la anulación de la medida.

Melania Buero, actriz, militante de izquierda, integrante de Actrices Argentinas, a cargo del Centro Cultural de Sur, participa activamente de esta lucha. Como respuesta inmediata en un comunicado público el Obispado de Lomas salió públicamente a dar batalla: "El Pueblo de Dios que peregrina en Lomas de Zamora se siente herido en un tema fundamental: la valoración del “niño o niña por nacer”. Su defensa y protección no es negociable, ni se acomoda a las circunstancias (contrariamente a lo demostrado con esta derogación del Concejo Deliberante de Lomas de Zamora). Este tipo de errores se paga con la pérdida del apoyo popular, genera injusticia y afecta directamente la paz social. La Iglesia de Lomas de Zamora alza su voz para hacer oír la voz de miles de vecinos que no se sienten escuchados por quienes debieran representarlos".

El 14 de mayo de ese año, un hombre ingresa al Cultural del Sur, deja una bolsa a nombre de la militante feminista, madre de dos niñas y se va rapidamente: una gorra rosa, un mensaje claro: “ Los placeres violentos tienen finales violentos, Melania”, dos armas de fuego dibujadas (una naranja y otra verde en clara alusión a la separación de Iglesia y Estado), y un símbolo del cristianismo que significa Jesús.

Los mensajes y apariciones continuaron incesablemente. Objetos, frases en nombre de dios, amenazas concretas anticipando la única salida posible: matar en nombre de dios. El derrotero de denuncias por amenazas, la búsqueda de la identidad del hombre que, con una obsesión macabra, le respiraba en la nuca y la falta de herramientas del Estado para proteger a las víctimas, hicieron que, de forma privada, se coloquen cámaras de seguridad en el Cultural del Sur. De esta manera, identificaron al hombre, Vicente Ramón Benitez Rojas, esquizofrénico, sin tratamiento y sin contención familiar. Luego de innumerables amenazas, deciden citar a Vicente en el espacio cultural. Un grupo de amigos y compañeros de la víctima acordaron reducirlo para revisarlo antes de poder entablar un diálogo: encontraron entre su ropa un tenedor y un cuchillo tramontina de mango de madera.

Melania, durante este período de largos meses, debió reorganizar su vida en función del riesgo real para ella y sus hijas: no salían de su casa, cambiaron la rutina, intentaban estar acompañadas/custodiadas. Las medidas cautelares fueron las “ tradicionales”: perimetral y botón antipánico. En el 2020, el registro anual de femicidios traía estos números: entre el 10 y el 15 por ciento de las víctimas de femicidios en Argentina habían denunciado previamente y el 5 por ciento tenía medidas cautelares similares a las de Melania. Si a esto le sumamos el diagnóstico de esquizofrenia del agresor en cuestión, el peligro que corrían era enorme.

Esta situación trajo, además del impacto negativo en lo económico para Melania y sus hijas, ataques de pánico, trastornos de ansiedad y depresión, lo que me hace poner una vez más la mirada en la salud mental de las mujeres que maternamos solas, que sostenemos una estructura familiar, que de nosotras depende la comida de las infancias que tenemos a cargo y que somos violentadas por militar.

Finalmente, se abre un juicio por insanía y esta persona es internada en el Hospital Neuropsiquiátrico “Dr. Alejandro Korn”, de Melchor Romero. Durante los años siguientes la demonización a diferentes sectores y la utilización del odio como herramienta y lógica crecieron exponencialmente. Violencia digital, amenazas, insultos, backlash.

A principios del 2024, el Juez Ruiz resuelve la libertad para Benitez Rojas. “Nunca me notificaron, teniendo una perimetral y botón antipático. Este hombre se comunicó conmigo en febrero, de esa manera me entero que está libre. Casi me muero”, cuenta Melania.

En julio de este año, el tibio eco de la noticia de un asesinato en Almirante Brown, llegó junto con una veintena de titulares para desarrollar en la radio: un joven funcionario municipal, militante de la Cámpora, en medio de un fuerte discurso contra este espacio político, recibió una puñalada en el abdomen. “Con un tramontina la muerte es inmediata”, expresó el asesino cuando lo trasladaban, ensangrentado, en un patrullero.

No logró matar a Melania, y con ella, manchar de sangre la lucha feminista en nombre de dios, pero sí pudo matar a Santiago Paolinelli, un joven de 30 años, militante nacional y popular. ¿Cómo medimos estos casos, en los que las palabras calan de una manera irreparable en personas con trastornos de salud mental?

Nada es al azar.

Esta línea discursiva ¿Qué respuesta merece la irresponsabilidad, por ejemplo, del discurso de la Iglesia frente a la lucha por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo? ¿Qué sanción le cabe a un funcionario público si nos tilda de Asesinas, como lo hizo el actual Presidente? ¿Podemos tomar dimensión del peligro de las palabras vertidas por el Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, desmarcándose de las leyes vigentes para arrasar con la identidad de género?

La violencia reconduce a la violencia y toma diferentes formas en quien se alimenta del goteo constante. La palabra tiene un impacto real en las mentes y en los cuerpos. Es una de las armas letales en este plan de exterminio que se cuece a fuego lento por momentos. ¿Cuánto de improvisación y cuánto de estrategia hay en este derrame de odio direccionado a los “enemigos” a derribar en esta desquiciante “batalla cultural”?