La española Rozalén cuenta que en su segundo disco, Quién me ha visto... (2015), había incluido una versión de “La belleza”, de Luis Eduardo Aute, y una vez en un concierto vio a una niña de 5 años tararear la canción. Y esa escena le motivó una reflexión. “Tengo la responsabilidad de seguir cantando las grandes canciones de los grandes artistas”, pensó la compositora e intérprete oriunda de Albacete. Por eso, en su nuevo trabajo, Cuando el río suena (2017), que presentará hoy en la Argentina, eligió cantar “Volver a los 17” de la necesaria Violeta Parra y se dejó atravesar por la música latinoamericana. “Esta vez elegí a Violeta Parra, que me emociona muchísimo, es poesía de verdad en décimas. Y ésta es la primera que canté de ella y me pareció una de las canciones de amor más bonitas del mundo. En este disco se nota que he venido mucho por Latinoamérica, porque de aquí bebo un montón”, dice la versátil cantautora, que mostrará sus canciones esta noche a las 21 en La Trastienda (Balcarce 460).
En su tercer disco de estudio, Rozalén desnuda y comparte historias íntimas y familiares, siempre con sutileza poética y profundidad. Pero, como dijera el dramaturgo César Brie, “lo íntimo siempre es social”. Por eso, la española termina hablando de historias compartidas por todo un pueblo. “Las canciones que protagoniza mi familia son temas que han sido tabú en casa y que tienen que ver con la historia de España. Hay una canción que cuenta la historia de amor de mis padres, ‘Amor prohibido’. Soy hija de un sacerdote. Es una historia de amor prohibido. También está ‘Justo’, que habla de un familiar desaparecido de la Guerra Civil; después de ochenta años dimos con la fosa común donde están sus restos. En esa canción narro lo que contaba mi abuela. Es muy importante velar un cuerpo o al menos saber a dónde poder llevarle una flor, para que se cure de verdad. Y hay otra canción, ‘El hijo de la abuela’, que habla de un joven vasco que mi abuela acogió en 1978 cuando nacía la banda terrorista en el País Vasco. Son historias muy potentes pero contadas desde lo personal”, repasa esta autora que dialoga con la obra de Bebe, Carmen París, Vanesa Martín, Luz Casal y Amparo Sánchez.
Sin embargo, se trata de un disco colorido, atravesado por un pulso pop y rítmicamente variado. Hay momentos bailables, como “Girasoles”, una especie de reggaetón; o en la ranchera mexicana “Tu nombre”. Y pasajes más relajados, como en el dueto amoroso que hace con Kevin Johansen en “Antes de verte”. “Hay canciones que protagonizo yo, que son de amores y desamores”, dice. “Hace un año quedamos con Kevin en componer algo. Pero para ir a verlo me tomé una copita de más, me puse muy nerviosa porque lo admiro muchísimo”, cuenta Rozalén, quien esta semana abrió dos conciertos de Joaquín Sabina en el Luna Park. “No me lo puedo creer. Es dios”, dice y cuenta que esta noche en el espacio de San Telmo habrá una intérprete con lengua de signos: “Son conciertos accesibles”.
–Su música es muy sensible a los procesos políticos y sociales. ¿Cómo vive el conflicto con Cataluña?
–Siempre hay conflicto por lo que sea. Ahora en España no se habla de otra cosa, cuando hay tantísimos problemas. Pero la pena que me está dando todo esto es la ruptura social: la gente se está volviendo a radicalizar, como durante la Guerra Civil. Se generan rencores solo por fronteras. Me da mucha pena que no atendamos a la historia, pareciera que no hemos escuchado a nuestros padres y abuelos. En España se mataron los hermanos. Yo tengo media familia en Cataluña, amo Cataluña, pero no me gusta la represión ni la violencia. Es todo muy complicado. No se está haciendo bien por ninguna de las dos partes. A veces parece que no sabemos ni por lo que estamos discutiendo: estamos abriendo odios, no hemos aprendido de lo vivido.