"En algunos lugares falta el agua y en algunos sobra", dijo en 2015 el entonces presidente Mauricio Macri. Esa frase, dicha a propósito de las inundaciones en el Litoral, campeó ayer el intercambio que se produjo en la Cámara de Diputados de Salta sobre un proyecto de declaración del diputado Moisés Balderrama (del bloque Justicialista Gustavo Sáenz Conducción) para pedir que la Nación instale en el departamento Rivadavia oficinas técnicas con dispositivos de alertas tempranas de las crecidas de los ríos Bermejo y Pilcomayo

En la práctica la iniciativa no es más que una expresión de deseos, un pedido dirigido a legisladores y legisladoras nacionales por Salta para que a su vez lo transmitan al gobierno nacional. De entre ellos, en agosto pasado la senadora nacional Nora del Valle Giménez (Unión por la Patria) presentó un pedido para que el gobierno nacional informe "cómo se implementa el sistema de alerta temprana en ambas cuencas".  

Como las inundaciones son recurrentes en la zona de influencia de las cuencas de ambos ríos en el norte salteño y saber anticipadamente de las crecidas ayuda a mitigar daños, un sistema de alerta temprana es de gran utilidad. Sin embargo, en épocas en que el gobierno libertario achica el Estado (por ejemplo, está ahora mismo retirando los cajeros automáticos del Banco Nación de localidades del norte provincial), el pedido suena a expresión de deseo nada más. 

El proyecto de declaración pide que estos dispositivos de alerta temprana se instalen en "los municipios de Santa Victoria Este, Rivadavia Banda Norte (Coronel Juan Solá o Morillo) y Rivadavia Banda Sur (Rivadavia)", los tres ubicados en el extenso departamento Rivadavia. 

Al presentar la iniciativa, Balderrama recordó que el Bermejo y el Pilcomayo nacen en Bolivia, y suelen crecer con las lluvias en la alta cuenca, provocando inundaciones recurrentes en la época estival. El río Bermejo cruza el departamento Rivadavia un poco más al sur, lo divide el departamento en Rivadavia Banda Sur y Rivadavia Banda Norte. El Pilcomayo baña la costa de Santa Victoria este, y separa el departamento Rivadavia de Bolivia y Paraguay.

“En ese momento de lluvias, de inundaciones, hay un sistema de comunicación con Bolivia”, dijo Balderrama. Detalló que hay tres puntos de aforo o medición del caudal del agua el Pilcomayo; en Bolivia el último está poco antes de la frontera con Argentina, en Villamontes, y en Argentina hay uno en el puente internacional Misión La Paz (Argentina) - Pozo Hondo (Paraguay). A los efectos de prepararse para una posible inundación la medición de Villamontes es esencial, porque 20 o 23 horas después, dependiendo de si la crecida es menos o más grande, llegará a la zona de Santa Victoria Este. 

“Para nosotros la información de las crecidas, o de las lluvias en primera instancia, en Bolivia es de suma importancia para saber qué tanto de crecido viene el río Pilcomayo. Y lo mismo sucede con el río Bermejo, llueve en los altos de Bolivia y bajan las aguas y nos causan inundaciones en nuestros municipios Banda Sur y Banda Norte”, sostuvo. Encima, en esto también juegan en contra las noticias falsas, no faltan quienes usan videos viejos para mentir que se viene una inundación provocando el susto de la gente ribereña, dijo el legislador, y agregó que esto se combate solo con información fidedigna, que pueden ofrecer las oficinas de alerta temprana. 

Actualmente las comunidades ribereñas del Pilcomayo se informan de las crecidas por vía no estatal, el sistema de monitoreo y alerta temprana Proadapt, que se nutre de información de los propios habitantes. 

O falta agua, o sobra agua 

El proyecto de Balderrama encontró la adhesión unánime de sus pares, aún de la oposición, que, sin embargo, cuestionaron la falta de manejo del agua en la provincia. “Resulta raro seguir hablando de cuestiones relacionadas a los riesgos por la presencia de dos grandes ríos”, empezó Sofía Sierra (PRO). Enseguida añadió una frase que recuerda a la de Macri: recordó que el departamento Rivadavia también sufre sequías recurrentes: “siempre o nos falta agua, o nos sobra agua”, sostuvo.

Nos falta eficiencia en la política clara de la gestión del recurso agua cuando la presencia de estos dos ríos debería ser un regalo del cielo para nosotros”, agregó antes de cuestionar que no se haya realizado todavía un estudio sobre "las potencialidades de estos ríos para generar desarrollo para nuestra provincia”.

Trajo a la memoria que en el convenio de creación de la Comisión Regional del río Bermejo (COREBE), en 1981, se afirmaba que era prioritario para el gobierno nacional, los gobiernos ribereños, así como para Santa Fe y Santiago del Estero, “promover y ejecutar las acciones tendientes a lograr el aprovechamiento hídrico integral de la cuenca del río Bermejo como factor desencadenante para el desarrollo pleno de su zona de influencia y su conexión e inserción en el resto del país y el continente”, y también que era necesario "asegurar la navegación fluvial y facilitar la salida de Bolivia hacia el Océano Atlántico y la vinculación fluvioferrovial de la República Argnetina con el Océano Pacífico”.

Sobre el Pilcomayo, ratificó que “es inadmisible que hoy una inundación produzca los desastres que ocasiona, cuando (este río) debiera ser bienvenido para favorecer el desarrollo”. En este caso recordó que la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del río Pilcomayo, creada en 1995,solicitó en el 2000 la cooperación técnica y financiera de la Unión Europea para el diseño de un proyecto de gestión integral y plan maestro de la cuenta del río Pilcomayo. 

“Resultado de todo esto, evidentemente, ninguno”, concluyó opinando que el gobierno de Salta debería ejercer su autonomía para pensar proyectos de aprovechamiento y desarrollo de estos ríos.

Isabel de Vita (Todos) repasó el extenso territorio vinculado a estos ríos, más de 123 mil kilómetros cuadrados de superficie, que sufren los fenómenos de sequía e inundaciones, y afirmó que "Debe haber un enfoque integrador" para tratar de lograr un manejo del agua en la zona. 

Roque Cornejo (Ahora Patria) señaló que Salta es la segunda provincia, detrás de Misiones, con mayor desertificación de sus tierras por las lluvias, y esto se debe, dijo, a que "no hay un plan de manejo integral de sus cuencas”. 

Pedido de informes a la Nación 

En agosto último la senadora Nora Giménez presentó un proyecto pidiendo información "sobre el funcionamiento actual de los sistemas de alerta temprana en lo referente al comportamiento de las cuencas del Río Bermejo y el Río Pilcomayo". 

Pidió que se le brinde un detalle de la aplicación de este sistema, "la ubicación y cantidad de estaciones hidrometeorológicas y el estado en el que se encuentran, así como los indicadores que se monitorean en la actualidad". Que también se indiquen los "mecanismos mediante los cuales se brinda aviso a las autoridades competentes y la población afectada".

Asimismo, la legisladora pidió informes sobre las "acciones recientes" que llevó a cabo la Comisión Interjurisdiccional argentina de la Cuenca del Río Pilcomayo "para la prevención y mitigación de los daños causados por excedentes y déficits hídricos y procesos de erosión y sedimentación, el seguimiento de la calidad del agua en la cuenca ante el riesgo de contaminación por actividad minera, la gestión participativa y los conflictos por obras que afecten la sostenibilidad de la pesca". También pidió información sobre la labor de la COREBE en cuanto a la "prevención y mitigación de excedentes y déficits hídricos y el monitoreo de la calidad del agua".

Giménez explicó que el pedido de informes fue motivado en la preocupación por "las consecuencias sociales de inundaciones y crecidas que afectan a la población de las cuencas del Río Bermejo y del Río Pilcomayo", y recordó en este sentido que los últimos fenómenos "generaron pérdidas materiales significativas y una afectación para los más de 1,3 millones de habitantes de la región, entre los cuales se encuentran trabajadores rurales, pequeños agricultores y comunidades indígenas, que registran un alto índice de vulnerabilidad social".