En la Sala V del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta comenzó este martes el juicio oral y público a Luis Alberto Martínez, imputado por el delito de "homicidio agravado por la relación de pareja previa y por mediar violencia de género en grado de tentativa", por el ataque a quien entonces era su pareja, la mujer trans Camila Maza, más conocida por su nombre artístico, Camila Spears.

El hecho sucedió el 1 de febrero de 2023, en la vivienda donde convivían el imputado y la víctima, en la ciudad de Salta. Martínez golpeó con una silla a Camila y le provocó lesiones graves por las que estuvo casi dos meses internada. Su larga convalecencia, que recién le permitió declarar el 21 de abril de 2023, tuvo una consecuencia llamativa: el juez de Garantías Ignacio Colombo le concedió la prisión domiciliaria al acusado, situación en la que llegó al juicio. 

Martínez, que llegó a la audiencia dos horas después del horario inicial previsto por inconvenientes de la Policía, avisó que declarará "en el final" del debate, una vez que se hayan incorporado todas las testimoniales. Después, a pedido del abogado Fidel Ahuerma, que representa a la querella de la víctima, fue retirado de la sala para que no compartiera espacio con la víctima.

Notoriamente nerviosa, con dificultad para recordar algunas palabras, Camila inició la ronda de testimoniales. Comenzó por la fiesta de cumpleaños del día antes, 31 de enero de 2023, en el boliche La Rosa Disco, donde estaba previsto que ella hiciera una presentación, frustrada porque Martínez no había asegurado que estuviera el sonido. Esto generó una discusión, aunque siguieron en la fiesta, y regresaron a la casa ya en la mañana del día siguiente, habían comprado cervezas y siguieron el "brindis", como ella lo llamó. 

A media mañana, tuvieron una violenta discusión que se generó esta vez porque Martínez la había visto chateando, le pidió el teléfono para revisarlo y lo rompió contra la mesa. Camila, cuya memoria guarda imágenes más que palabras, no pudo recordar lo que se dijeron entonces, pero tiene la certeza, dijo, de que hubo un intercambio lo suficientemente fuerte como para que llamara a su hermana, Jorgelina Maza, "porque tenía miedo". "Sabía que algo me iba a pasar", ratificó ante la jueza Mónica Faber, que preside el tribunal unipersonal. 

También recordó, porque tiene la imagen suya sacándose el anillo de compromiso y arrojándolo, que le dijo que se fuera, que se había terminado la relación. Tiene otra imagen de ese momento: "Yo parada frente al espejo y lo veo a él agarrando la silla". Alcanzó a ver que la descargaba sobre sobre su brazo mientras gritaba algo así como "te voy a matar". Enseguida, el hombre tomó la silla por las patas y le asestó otro golpe, esta vez en la cabeza. De ese instante Camila recordó que se sujetó de la baranda de la escalera que estaba próxima y se tocó la cabeza: su mano quedó ensangrentada. Su siguiente recuerdo es de cuando despertó del coma, ya en el Hospital San Bernardo, donde estuvo internada hasta el 13 de marzo, 21 días en terapia intensiva

"Volver a nacer"

"Dos meses estuve tratando de alinear todo lo que pasó en mi cabeza", sostuvo Camila. La agresión le dejó secuelas, no puede hacer fuerza con el lado izquierdo de su cuerpo y perdió parte de la audición en un oído. Todo tuvo que aprenderlo. "Es como volver a nacer. Es volver a aprender a caminar, aprender a hablar", a comer. En esa situación tuvo una suerte, dijo: "Nunca me olvidé de quién era yo", "porque me dicen que no reconocía a nadie cuando desperté". 

Camila contó que Martínez la había agredido en otras ocasiones. "La primera vez fue un golpe muy fuerte en la cara", que la hizo sangrar, recordó. Eso fue en 2021. "Luego hubo otros ataques de violencia", una vez la tiró al piso. "Recordar esto me pone muy mal", se confesó con voz temblorosa. Más tarde, cuando el abogado Fidel Ahuerma le preguntó si Martínez la había amenazado, habló de "golpe de la voz" para dar cuenta de las expresiones que usaba su pareja en esas situaciones.

Hasta aquella agresión que la dejó en coma, Camila se consideraba afortunada. A diferencia de la mayoría de las personas del colectivo trans, siempre tuvo el acompañamiento de su madre y de su hermana. Eso le posibilitó terminar la secundaria en la Escuela de Artes Tomás Cabrera y empezar una carrera de "artista independiente", como se define, que la hizo muy conocida en la provincia. 

Tenía un trabajo, estaba en pareja, contó para explicar por qué no había denunciado las agresiones anteriores de su ex pareja. "No podía contárselo a los demás", porque temía el rechazo, dijo. Solo se lo contó a la abuela de Martínez, y después a su hermana. 

El único ingreso de la pareja era el que generaba ella con su trabajo como comediante. Martínez, que actuaba como su manager, manejaba esos ingresos. Camila también recordó que Martínez era celoso, solía mirar sus redes y le hacía recriminaciones. 

Antes de que comenzara la audiencia Camila hizo declaraciones públicas en las que puso énfasis en que la agresión que sufrió fue un intento de transfemicidio, se cuestionó no haber denunciado antes la violencia que sufría y pidió a las mujeres que atraviesan situaciones similares que lo denuncien. También destacó el acompañamiento que recibió del ahora desaparecido Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, igual que del Polo de la Mujer de Salta.