La ludopatía es un problema cada vez más extendido en la sociedad y con mayores agravantes. La irrupción del juego online, las plataformas ilegales y las largísimas horas que pasan los menores frente a las pantallas, en un contexto de crisis económica y falta de oportunidades, generó el caldo de cultivo perfecto para que los problemas de adicciones y salud mental se agraven.
Frente a esta gran ola que se fue construyendo los últimos años fue necesario que los gobiernos locales planteen estrategias de acercamiento y atención a la población afectada. En la actualidad, tanto la Provincia de Buenos Aires como la gestión porteña tienen habilitada una línea de atención al ludópata. Pero, ¿cómo funcionan? ¿Quiénes pueden llamar? ¿Qué protocolos se siguen?
En la Provincia de Buenos Aires se agregó recientemente una nueva opción al 0800-222-5462. Así, al llamar se ofrecerán tres derivaciones, la primera en Salud Mental, la segunda, de acompañamiento a adultos mayores; y finalmente la tercera, para consumos digitales.
Consultada por Página|12, la subsecretaria de Salud Mental bonaerense, Julieta Calmels, explicó que la línea funciona con un único equipo capacitado que, desde las 8 y hasta la medianoche, atiende todo tipo de llamadas. Los operadores reciben los llamados y determinan, en primer lugar, qué tipo de consulta es: si se trata de orientación general o si es para pedir algún tipo de acceso para la atención.
“Se analiza si se trata de una situación de urgencia, si es para menores de 18 años, si están llamando para atención para uno mismo o porque están preocupados por un tercero. Llaman a veces docentes preocupados por los alumnos”, bajó al llano Calmels. La mitad de los llamados son pedidos de asistencia en primera persona. El otro 50 por ciento es para consultar por ayuda para otras personas.
En el caso de que la consulta configure una necesidad de acompañamiento, puede desencadenar en varios encuentros telefónicos o puede implicar la recomendación de que acuda a un espacio de salud y la consiguiente gestión del turno con el equipo de territorio. Si la situación es de mucha urgencia, por ejemplo, un episodio de crisis, se deriva una ambulancia o un equipo de enlace móvil de salud mental.
“La construcción de la salud es colectiva. Es un concepto y es una práctica. Tener con quien hablar es una manera de construir cuidado. Históricamente se pensó que la salud mental es un tema oscuro del que mejor no hablar. Y es el tabú que nuestro ministerio busca romper. Si rompemos eso, es posible que la salud mental sea de mejor calidad y acceso”, reflexionó Calmels.
En la Ciudad de Buenos Aires la atención se da a través de la línea 108, que está disponible las 24 horas del día. Según explicaron a este medio, el protocolo inicial es similar: los operadores realizan una evaluación preliminar de la situación. Si se identifica la necesidad de atención especializada, se coordina la derivación a instituciones adecuadas, facilitando turnos en hospitales públicos para consultas y tratamientos o derivando a especialistas, como psicólogos y psiquiatras.
Además, remarcaron desde el Gobierno porteño, se brinda “contención emocional inmediata”. “Los operadores del 108 ayudan al llamador a explorar opciones de tratamiento y recursos disponibles. Se realiza un seguimiento continuo para asegurar que la persona reciba el apoyo necesario y mantenga el contacto con los recursos de tratamiento recomendados”, expresaron.