La práctica 8 puntos
Argentina/Chile/Portugal/Alemania, 2023
Dirección y guion: Martín Rejtman
Duración: 91 minutos
Intérpretes: Esteban Bigliardi, Camila Hirane, Manuela Oyarzún, Catalina Saavedra, Amparo Noguera, Gabriel Cañas, Mirta Busnelli.
Estreno en salas.
De un modo muy particular, como lo es siempre su cine, puede decirse que La práctica es lo más parecido a una screewball comedy que hasta ahora haya hecho Martín Rejtman. Aunque el uso de una etiqueta como esta puede parecer reduccionista, en este caso se trata de una forma de entender un relato que basa su estructura en la forma en que los vínculos se van trenzando, no siempre de manera armónica, para complicarle la vida a sus personajes. En especial a Gustavo, un instructor de yoga argentino radicado en Santiago de Chile, que al mismo tiempo debe lidiar con un divorcio, con una alumna alemana que está convencida de que él le tira onda y una exalumna con la que sí hay onda, pero por distintas razones la cosa se complica.
Pero además, esta tal vez sea la película más kaurismakiana de Rejtman, que vuelve a utilizar para los diálogos ese tono seco y lacónico con el que se suelen comunicar las criaturas que habitan en los trabajos de ambos, recurso que una vez más resulta engañoso. Porque lejos de esa distancia formal que propone ese tipo de comunicación, en la que el malentendido es una posibilidad siempre latente, La práctica realiza un acercamiento tierno y cariñoso que permite que la empatía surja con naturalidad en el espectador, habilitando una conexión fluída con los personajes y sus conflictos. Como suele ocurrir con el cine de Kaurismaki, la frialdad expresiva de sus personajes no implica en modo alguno una frialdad cinematográfica.
Está claro que en La práctica hay un problema de comunicación, aunque no por falta de palabras, que siempre son utilizadas moderadamente pero con precisión. Más bien se trata de la forma esquiva en la que los personajes entienden aquello que es dicho. Porque si bien la exmujer le dice a Gustavo que no hay forma de arreglar la relación, sin embargo él se obstina en creer que sí. Lo mismo pasa con la alumna alemana, a la que Gustavo le pide que se busque otro instructor de yoga, pero ella siempre vuelve. De esos cortocircuitos del lenguaje se vale Rejtman para hacer surgir el humor, creando situaciones incómodas, pero nunca humillantes. Si hay algo que la película demuestra es cariño por cada uno de sus personajes, incluso por aquellos que pueden resultar menos simpáticos.
Una de las claves del éxito de La práctica reside en la elección de un reparto que entiende a la perfección el código que la película propone. Un tono que es lo contrario de la sobreactuación, esa languidez rígida que por un lado parece querer revelar el artificio del cine, pero al mismo tiempo funciona como un recurso dramático que exhibe de manera trasparente las motivaciones y sentimientos de cada personaje. Un código infrecuente que va en contra del naturalismo y que por ello quizás demanda de un breve período de adaptación. La labor de Esteban Bigliardi en el rol protagónico resulta perfecta, marcando esa austeridad expresiva que luego se replicará en el trabajo del resto de un elenco, que cuenta con algunos de los rostros más conocidos del cine chileno, como Camila Hirane, Catalina Saavedra o Amparo Noguera.
Como en las viejas screwball, acá también hay enredos casi siempre absurdos, un hombre en crisis y un grupo de mujeres mucho más resueltas, cuya presencia vuelve todavía más visibles las dificultades emocionales que él deberá resolver. Con la sensibilidad habitual, Rejtman crea los resquicios para que la ternura aparezca, para que Gustavo y las chicas que lo rodean (incluida la madre sobreprotectora interpretada estupendamente por Mirta Busnelli) puedan encontrar el camino hacia ese equilibrio que se empeñan en buscar en la práctica del yoga.