En la previa y antes de ser revoleado por los aires por sus compañeros, antes y después del "Fideo, Fideo" que bajaba de las tribunas, el bueno de Angelito Di María dijo: "a partir de ahora paso a ser uno de ustedes, un hincha más". No sabemos qué cosas dijo en la platea en su nueva condición de hincha, pero no es tan difícil imaginarlo. 

En los primeros 20 minutos debe haber dicho "bien, bien" estamos jugando fenómeno, hay mucha técnica de estos muchachos para salir de la presión de los chilenos, que ensucian todo, protestan todo y embarullan el partido. En el resto del primer tiempo empezó a poner cara de enojado y debe haber dicho que los "estamos agrandando a ellos" y seguro que no dijo nada pero pensó en Messi y en el tango "qué falta que me hacés". Angelito Di María es muy probable que hay dicho ¡qué culo! cuando el cabezazo de Catalán que le había sacado medio metro de ventaja en el aire a Otamendi, dio en el palo y salió. 

Angelito hizo cosas de hincha en el entretiempo: hizo pis, se tomó una Coca, se comió un pancho o una hamburguesa y les dijo a los que estaban con él que en el segundo tiempo los chilenos se iban a morir, que no iban a aguantar el ritmo del primer tiempo. Y tenía razón: los que corren detrás de la pelota se cansan más y, además, hay diferencia de preparación atlética entre los argentinos que juegan en Europa y los chilenos que juegan en la Argentina. Pero pasó que antes de morirse físicamente los trasandinos sufrieron un nocaut psicológico con el golazo de Mac Allister. "Vos viste como se abrió de piernas Lautaro, que fenómeno, madre mía!", dijo Angelito después de gritar el golazo como buen nuevo hincha. 

Por supuesto, también gritó el de Julián Alvarez que no jugó bien pero sabe muy bien lo que es hacer goles en esa cancha. ¡Qué fierrazo metió, por favor! Dijeron todos los hinchas con Di María a la cabeza. Y después cantaron "olé, olé" con un ratito de toqueteo al final y volvieron a festejar con Dybala que está de vuelta para ilusionar con la renovación que debe afrontar Scaloni. 

Di María se fue del Monumental con la felicidad del festejo que se merecía y con la alegría de cualquier hincha cuando su equipo gana 3 a 0. Que lo disfrute. Se lo merece.