Un testigo de identidad reservada dio la declaración más destacada en la tercera jornada del juicio que se realiza en Tartagal contra nueve policías acusados por severidad y vejaciones en perjuicio de Franco Centurión (29). Se trata de un exdetenido que presenció los golpes y las torturas a las que fue sometido el joven cuando lo detuvieron en la Comisaría 45, que salió de ahí en estado de salud grave y falleció días después.

La tercera jornada de juicio fue extensa, declararon catorce testigos entre la mañana y la tarde. El testimonio más relevante fue el de este testigo de identidad reservada que estuvo detenido cuando los policías ingresaron a Franco a la Comisaría 45. Este hombre advirtió que se considera en riesgo y pidió declarar sin la presencia de los imputados. El juez Reinaldo Burgos se comprometió a garantizarle protección.

Santos Centurión, padre de Franco, contó a Salta/12, que el testigo reveló "cómo le pegaron a Franco los policías" y que aseguró que presenció la golpiza que le dieron apenas lo hicieron entrar, así como otra golpiza posterior, y las condiciones deplorables en la que lo mantuvieron detenido. Asimismo, este hombre dio cuenta de las violaciones de derechos que padecen las personas detenidas en la 45 y habló de corrupción y violencia policial

El testigo relató que vio cómo los efectivos le pegaron al menos "10 patadas en las piernas, trompadas en la espalda, en la costilla y en el estómago a Franco". Además, describió que "lo fueron llevando a la requisa, le sacaron toda la ropa, no lo dejaron en slip, le sacaron todo y le entraron de nuevo a pegar trompadas y patadas. Se cansaron de pegarle". "El testigo dijo que cuando lo llevan (a Franco) a la celda, tenía el pie izquierdo lleno de sangre. Los policías ordenaron que saquen a presos por la sangre tirada de mi hijo ahí. En la celda había hongos, había gente que tenía neumonía, leishmaniasis, mucha sarnilla", reprodujo Santos. 

Además, el testigo declaró que los policías "no le querían dar ningún calmante" a Franco e incluso contó que le pasó los calmantes que le deban a él, pero el joven "no se podía calmar" del dolor que tenía. Reveló que Franco "dormía en el piso y que todos los días tenía que gritar. Después se le ha comenzado a pudrir la pierna, estaba muy hediondo. No lo querían sacar a curar".

El relato de este testigo dio cuenta de la brutalidad a la que fue sometido Franco Centurión durante su detención; en la audiencia su padre tuvo que contener las lágrimas al escuchar una descripción tan descarnada de los padecimientos de su hijo. Sin embargo, el exdetenido no vio todo, porque en una de las sesiones de golpes a Franco lo llevaron a otro sector de la Comisaría. 

"El testigo contó que en esos días les quitaron las visitas a todos los que estaban en la misma celda con Franco. Eran 29 detenidos en una celda de 4 por 4 metros, incluido el baño que no tiene inodoro, era un pozo para defecar", detalló Santos. En esas condiciones, había olores nauseabundos, además era verano.

Celdas para pobres y para ricos 

Santos contó que el testigo de identidad reservada dijo que en la Comisaría los policías torturaban a los detenidos pobres que iban a parar a "la celda 1", donde pusieron a Franco, y a otra celda más. Mientras que había otra celda VIP, denominada "L", "donde lo ponen al detenido que tiene plata. Los policías les piden asado, vino y plata. Se emborran en la Comisaría, después los sacan a los presos (pobres) y los aporrean". 

"El testigo habló del maltrato que les dan a los presos. A aquellos que no tienen plata. Habló de que no les dan la comida que uno les lleva", prosiguió contando Santos. "Habló de violación, contó que los policías los violan a los detenidos. Dijo que si no los violan los mismos policías, los violan con palos", relató Santos. Esto último lo estremeció, ya que al enterarse de que su hijo había sido desnudado, teme que lo hayan podido someter también a ese tipo de violencias. Santos dijo que observó que "el juez quedó admirado" al escuchar a este testigo. 

Los policías acusados son Julio César Martínez y Cristian Adrián Vargas, por vejaciones, severidades y omisión de los deberes de funcionarios. También están siendo juzgados los policías Ernesto Marino Velázquez, Rodrigo Albano Correa, Isaac Silvestre Galarza, Héctor Federico Flores, Marcelo Morales, Carlos Facundo Borjas y Francisco Ramón Espinoza, en su caso, por severidades y omisión de los deberes de funcionarios.

Un cáncer a causa de los golpes 

Por otro lado, ayer también declararon por zoom peritos forenses que participaron de la junta médica que le hicieron a Franco. Santos dijo que no pudo ver ni escuchar bien porque estaba sentado lejos "y les iban volcando la pantalla de la computadora para cada abogado que tenía que hacer las preguntas".

"La médica forense (Mariana) Lambropulos declara que ha hecho la autopsia junto con otros dos médicos. Y que Franco arrojó cáncer fulminante", precisó Santos. "En la autopsia sale que Franco que tenía hematomas en las piernas y en las espaldas, producto de golpes", dijo.

Después brindó testimonio una hepatóloga del hospital de Tartagal, que asistió a Franco cuando estuvo detenido, "ella le dio la orden de internación en el hospital de Tartagal, los estudios no se habían hecho todavía y la policía no lo internó. Incluso habló de la medicación, dijo que tenía entendido que 'la familia compró la medicación'", señaló Santos.

El padre contó que al analizar los resultados de la autopsia y el diagnóstico de cáncer, la hepatóloga infiere que se pudo haber producido "por tantas patadas que le pegaron en el lastimado que tenía. Le pegaron mucho para que el cáncer haya sido fulminante", indicó. 

Franco presentaba una herida en la pierna izquierda. Su papá dijo que no la tenía antes de la detención, no sabía cómo se la produjo, considera que se la pueden haber provocado los policías con las golpizas. "Para los médicos era una úlcera que arrastraba de hace tiempo, pero nunca le vi que estuviera lastimado. Él usaba short y nunca le vi. Dicen que parece que eso era canceroso (...)  Y que el cáncer le tomó todo el organismo", señaló.

Franco fue trasplantado de médula ósea cuando tenía 12 años en el hospital Garrahan porque padecía leucemia. Su padre dijo que dos o tres años después se le comenzó a lastimar la pierna izquierda y fue asistido en esa misma institución sanitaria donde le pusieron un "injerto de cerdo". "Yo digo que con tantas patadas que le pegaron se le desprendió el injerto", opinó.

"Un policía dijo que lo hizo ver a Franco con un médico que lo atendió, que le dieron la medicación, que la retiró de la farmacia del hospital, le hizo colocar un inyectable y lo volvió a llevar a la comisaría. Testifica que tiene conocimiento de que lo sacaron dos veces al médico y no lo sacaron más", precisó Santos, quien volvió a insistir en que en el Hospital San Bernardo, donde se le hicieron estudios a su hijo, "nunca me han dicho que mi hijo tenía cáncer, en ningún parte médico".

Santos expresó que espera justicia por su hijo. Aseguró que Franco le nombró a dos policías "Correa y Martínez", como responsables de lo que le pasó. 

"Esta muerte ha destruido mi familia. Me dejó arrodillado en una tumba llorando", dijo Santos. Señaló que ni Franco ni su familia recibió asistencia de la provincia. Incluso recibieron amenazas, su otro hijo fue perseguido y golpeado por policías, por ello tenían consigna de la Policía Federal pero se la retiraron hace meses. El padre dijo que teme que le pueda pasar algo a él o su familia ya que entiende que está enfrentando al aparato policial y estatal en esta causa.