Un estudio inédito realizado por la Coordinación Nacional de Articulación de las Comunidades Negras Rurales Quilombolas (Conaq) mostró un aumento exponencial de los crímenes contra liderazgos en los últimos cinco años.

Los datos señalan el mayor promedio anual de asesinatos en este período. Se registraron 46 ejecuciones entre enero de 2019 y julio de 2024, lo que equivale a un promedio anual de ocho asesinatos. Cada mes y medio, se pierde violentamente una vida quilombola.

El principal tipo de conflicto que impulsa los asesinatos de quilombolas es el conflicto por la tierra (35%). En estos casos, en la fecha del crimen, la mayoría de los quilombos estaban en proceso de certificación, con un proceso de regularización de tierras abierto en el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra).

"En los casos de conflicto por la tierra, el tiempo promedio transcurrido entre la certificación y el asesinato es de aproximadamente 10 años. En otras palabras, el proceso de titulación queda paralizado en una fase durante una década, en promedio, mientras la situación de violencia y conflicto se intensifica y alcanza su punto más trágico: el asesinato de líderes", dice el documento.

La base de datos actualizada de la entidad registra al menos 58 situaciones de amenaza que enfrentan las comunidades quilombolas en diferentes estados de Brasil.

Basándose en la estimación de población quilombola levantada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), se puede estimar que al menos 900 personas quilombolas tienen su vida en riesgo por vivir en territorios bajo intenso conflicto, con invasiones violentas, presencia de hombres armados, amenazas de muerte, persecuciones, destrucción de viviendas y cultivos, etc.

Liderazgos históricos quilombolas fueron asesinados

Según el análisis realizado por Selma Dealdina Mbaye y Élida Lauris, de los colectivos de mujeres y jurídico de la Conaq, los años 2021 y 2023 se destacan por presentar números de asesinatos superiores al promedio anual.

En agosto de 2023, Mãe Bernadete fue asesinada en su casa, en el Quilombo Pitanga dos Palmares, a los 72 años. A pesar de estar en el Programa de Protección a los Defensores de Derechos Humanos (PPDDH), fue alcanzada por 22 disparos. Tras el caso, que tuvo repercusión en todo el país, 12 quilombolas fueron asesinados en el país en el lapso de un año.

"En la mayoría de estos casos fueron asesinados liderazgos históricos del quilombo, que murieron sin ver la titulación por la que lucharon toda su vida, como Mãe Bernadete", dice un fragmento de la investigación.

Del total de asesinatos, 16 (35%) ocurrieron por disputas de tierras. Además, casi la mitad de las víctimas (42%) desempeñaba un papel de liderazgo en el quilombo. De estos casos, el 36% tenía más de 50 años.

En la gran mayoría de los casos, el crimen fue cometido con arma de fuego (60%), seguido por el uso de objetos cortantes, punzantes y contundentes (24%). En el 48% de los asesinatos, las personas sospechosas de cometer los crímenes son pistoleros, terceros no identificados, vecinos, ocupantes y propietarios de tierras en conflicto con el quilombo.

"En general, la mayoría de estas muertes están relacionadas con asesinatos por encargo, con la contratación de pistoleros o como resultado de enfrentamientos con ocupantes, propietarios, vecinos e invasores que tienen interés en apropiarse de las tierras del quilombo", destaca el análisis.

Según el estudio, Maranhão, Bahía y Pará son los estados con mayor concentración de muertes a lo largo de la historia. Según la Conaq, "estas regiones enfrentan dos tipos principales de violencias sistemáticas que resultan en asesinatos en serie", denuncia la entidad, señalando que "la parálisis de los órganos competentes está en la raíz de las causas que generan una parte significativa de los asesinatos".

Publicado originalmente en: almapreta.com.br